Los bomberos forestales claman en Madrid: ¡°Nos faltan manos para apagar el fuego¡±

Vestidos con sus uniformes amarillos y verdes, sus cascos y palas, preparados, como si fueran a sofocar un incendio m¨¢s, claman: ¡°Bomberos forestales, derechos laborales¡±. Unos 1.500 trabajadores, seg¨²n la delegaci¨®n del Gobierno en Madrid, cerca de 2.500 seg¨²n la Plataforma Asociativa y Sindical de Bomberos Forestales, se han manifestado este s¨¢bado para pedir mejores condiciones laborales y adecuada gesti¨®n y prevenci¨®n de los incendios. Mientras, caminan por el Paseo del Prado en direcci¨®n al Congreso de los Diputados. Maica del Cerro tiene 49 a?os, lleva 24 como bombera forestal en Murcia, y lamenta la falta de capacitaci¨®n para enfrentar la crisis ambiental. ¡°Estamos viendo que el cambio clim¨¢tico est¨¢ cambiando mucho la manera en que se comportan los incendios y reclamamos que haya una formaci¨®n para todo lo nuevo que nos encontramos¡±.

Las consecuencias de este verano han sido catastr¨®ficas. Cerca de 260.481 hect¨¢reas se han quemado en Espa?a en lo que va de a?o, seg¨²n datos del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico. Espa?a es el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con m¨¢s hect¨¢reas quemadas, seg¨²n el Sistema de Informaci¨®n Europeo sobre Incendios Forestales. Hasta octubre, la superficie quemada supera ya en un 30% al ¨²ltimo peor a?o, registrado en 2017. La Comisi¨®n Europea propuso este mi¨¦rcoles que se destinen 170 millones de euros para reforzar la flota terrestre y a¨¦rea contra los incendios a partir del verano de 2023.

El verano abrasador de m¨¢s de 40 grados ha terminado, pero el fuego ha continuado hasta este mi¨¦rcoles, cuando el incendio forestal en el municipio granadino de Los Gu¨¢jares (1.000 habitantes) fue extinto casi un mes despu¨¦s. Las llamas han quemado 5.194 hect¨¢reas de cinco municipios¡ªLos Gu¨¢jares, el Valle, Albu?uelas, El Pinar y V¨¦lez de Benaudalla¡ª, seg¨²n el Servicio de Extinci¨®n de Incendios Forestales de Andaluc¨ªa. Los alcaldes han solicitado la declaraci¨®n de zona catastr¨®fica.

Despu¨¦s de caminar poco m¨¢s de cuatro kil¨®metros desde el Puente de Vallecas (Madrid), el punto donde comenz¨® la manifestaci¨®n, los bomberos y bomberas ondean las banderas de sus comunidades aut¨®nomas. Sobresale la de Castilla y Le¨®n, una de las m¨¢s devastadas por los incendios. Solo este verano quedaron calcinadas 80.000 hect¨¢reas y tres personas murieron entre junio y septiembre. Un joven bombero forestal de 20 a?os, que prefiere no decir su nombre ¡°por miedo a represalias¡±, cuenta que trabaj¨® durante tres meses en una de las unidades helitransportadas en Castilla y Le¨®n. Su trabajo consist¨ªa en desplazarse en helic¨®ptero hasta el foco del fuego y luego tratar de contenerlo con mochilas extintoras. Hasta que el 30 de septiembre fue despedido. Le enviaron una carta que dec¨ªa ya no necesitaban de sus servicios y que iba a recibir un finiquito.

El joven dice que los principales problemas que viven los bomberos forestales son dos: la precariedad y que no hay una profesionalizaci¨®n. ¡°Las empresas privadas contratan a gente para tres meses y luego nos mandan a casa¡±, explica. Rodeado de otros tres bomberos, tambi¨¦n j¨®venes, cuenta que ha habido grandes incendios en los que ha estado, como el de Monsagro (Salamanca), y que la atenci¨®n ha sido p¨¦sima. ¡°Fueron cerca de seis d¨ªas de fuego, m¨¢s los d¨ªas de vigilancia. Sufrimos intoxicaciones y compa?eros se quedaron atrapados¡±, asegura. A lo que hay que sumar que no reciben capacitaci¨®n por parte de los contratistas. ¡°Me dieron un peque?o curso de formaci¨®n te¨®rica y pr¨¢ctica y ah¨ª se acab¨®¡±, lamenta.

El despido de refuerzos es un problema que afecta el doble: ¡°Por un lado, est¨¢s dejando gente sin trabajo y, por otro, el monte no est¨¢ preparado para cuando lleguen las fechas de incendios¡±, zanja Maica del Cerro. ¡°Nos faltan manos para apagar el fuego, a la hora de enfrentar las llamas somos apenas cuatro¡±, asegura. ¡°Si salen dos incendios, no tenemos personal, o apagamos el uno o el otro¡±, lamenta mientras los manifestantes golpean con las palas de incendio el asfalto. Del Cerro cuenta que en ocasiones se ven ¡°desbordados¡± y han tenido que pedir ayuda a otras comunidades aut¨®nomas para controlar el fuego.

Noelia Mar¨ªn, una bombera de 37 a?os, interrumpe y agrega: ¡°Es un riesgo que haya solo cuatro personas porque para tirar mangueras de un cami¨®n necesitas un m¨ªnimo de seis o siete para controlar las llamas¡±. Mar¨ªn tiene pegado en su traje una pegatina con la frase: ¡°No m¨¢s precariedad¡±. ¡°T¨² imag¨ªnate estar subiendo una pendiente con un mont¨®n de metros, una persona sola porteando mangueras¡±, se?ala la bombera, que estuvo nueve a?os trabajando itinerante hasta que consigui¨® ser contratada.

La Plataforma Asociativa y Sindical de Bomberos Forestales particip¨® este viernes en el Congreso en la jornada Emergencia clim¨¢tica y nuevos incendios. Estatuto de los bomberos forestales, organizada por el grupo parlamentario Unidas Podemos. En el foro han participado todas las comunidades aut¨®nomas, a excepci¨®n de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco. El coordinador de Alianza Verde y diputado de Unidas Podemos, Juantxo L¨®pez de Uralde, ha se?alado que la temporalidad debe acabar: ¡°Eso de que los bomberos empiezan a trabajar en julio y terminan en septiembre se tiene que terminar¡±. L¨®pez de Uralde afirma que la actual crisis clim¨¢tica ¡°exige nuevas condiciones laborales¡±.

Los bomberos han reclamado en el Congreso la urgencia de poner en marcha el Estatuto de bomberos forestales, recogido en el acuerdo de legislatura entre PSOE y Unidas Podemos; y que el Gobierno de coalici¨®n se comprometi¨® a tramitar en el tercer trimestre del a?o. El reglamento busca la reducci¨®n de la edad de jubilaci¨®n, estabilidad laboral todo el a?o y no solo por temporadas y que los bomberos forestales sean considerados un ¡°servicio p¨²blico esencial¡±. ¡°Nosotros trabajamos en el entorno rural y por eso quiz¨¢ no se nos ve tanto¡±, se queda en silencio Mar¨ªn. Y se pregunta ¡°?Por qu¨¦ unos bomberos son funcionarios y nosotros, los de monte, no?¡±.

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