Salvar Do?ana y los frutos rojos
Los agricultores deber¨ªan ser los primeros interesados en suscribir un gran pacto donde la recuperaci¨®n de los ecosistemas protegidos se asocie a la calidad e ¡°inocuidad¡± de los productos agr¨ªcolas

Se acercan las elecciones municipales y, ante dicho horizonte, se reavivan los rumores sobre nuevas propuestas pol¨ªticas para facilitar la regularizaci¨®n de regad¨ªos en el entorno de Do?ana. Para los que llevamos muchos a?os por estas tierras resulta descorazonador constatar c¨®mo, una y otra vez, si es que los rumores fueran ciertos, se anteponen los objetivos de corto recorrido, y, por otro lado, dudosos, al que deber¨ªa ser objetivo ¨²nico y compartido a largo plazo: salvar Do?ana y con ella los frutos rojos de la comarca.
Empecemos por estos. En un mercado internacional altamente competitivo es ingenuo pretender colocar unos productos a los que, con mayor o menor raz¨®n, pueda acusarse de deteriorar un entorno privilegiado, reconocido en toda Europa y en el mundo, como es Do?ana. Los agricultores deber¨ªan ser los primeros interesados (y me consta que algunos lo son) en suscribir un gran pacto donde la recuperaci¨®n de los ecosistemas protegidos se asocie a la calidad e ¡°inocuidad¡± de los productos agr¨ªcolas generados en los terrenos aleda?os. Administraciones, productores, ecologistas y consumidores podr¨ªan pujar juntos para que los frutos rojos de la comarca de Do?ana fueran reconocidos entre los m¨¢s ¡°ecol¨®gicos¡± del mercado global. Si, por el contrario, la tensi¨®n entre unos y otros persiste, esos productos siempre podr¨¢n ser tildados de responsables de amenazar al espacio natural, con alta probabilidad de que los consumidores les den la espalda.
Gobierno central y Gobierno andaluz est¨¢n hablando discretamente sobre Do?ana, lo que se antoja muy positivo. Pero todos los potenciales avances generados por ese di¨¢logo podr¨ªan irse al traste ante iniciativas irresponsables, o cuando menos poco meditadas, en el marco de los comicios municipales. Los partidos pol¨ªticos de uno y otro signo temen perder votos en la comarca si no apoyan rotundamente a los agricultores, entendiendo por tal la fracci¨®n de ellos que demanda la regularizaci¨®n de nuevas tierras y el aporte de m¨¢s agua. Siento que no es el camino. Como ya ocurri¨®, ello generar¨¢ alboroto, a m¨¢s de llevar a pregonar salidas que no existen, pues est¨¢n cegadas por las normativas espa?ola y europea, promoviendo con ello m¨¢s frustraci¨®n. Los partidos pol¨ªticos juiciosos, con vocaci¨®n de gobierno, deber¨ªan hacer ver, mejor conjuntamente que por separado, la realidad: hay tierras cultivadas irregularmente que deben abandonarse, las explotaciones est¨¢n afectando cuantitativa y cualitativamente a los acu¨ªferos, no hay agua superficial para todos.
A nadie se le oculta que ello plantear¨¢, o ya ha planteado, problemas de tipo social y econ¨®mico. Por eso mismo, los partidos mencionados deben ofrecer simult¨¢neamente un plan acordado de apoyo a las empresas y trabajadores afectados y sus familias. Caben muchas soluciones, desde la asignaci¨®n de otras ¨¢reas de cultivo a las moratorias fiscales, las regulaciones temporales de empleo o las prejubilaciones. Todas ellas requieren inversiones, ciertamente, y todas demandan, tambi¨¦n, que las administraciones competentes (probablemente incluyendo a la Uni¨®n Europea) vayan de la mano. En Espa?a hemos hecho cosas parecidas mucho m¨¢s dif¨ªciles y a escalas mayores, como las reconversiones industriales en el ¨²ltimo cuarto del siglo XX o el finiquito de la miner¨ªa del carb¨®n ya en este siglo. Ambas crearon enormes problemas sociales, pero a ning¨²n grupo pol¨ªtico se le ocurri¨® plantear que la manera de solucionarlos era legislar para reabrir las minas. Que no se diga en serio que algo as¨ª, de una dimensi¨®n mucho m¨¢s modesta, no puede hacerse con el regad¨ªo de la comarca de Do?ana, con la ventaja adicional de que la mayor¨ªa de los agricultores saldr¨¢n ganando. Solo hacen falta coraje y decisi¨®n pol¨ªtica para unir fuerzas y lanzarse a ello.
Los viejos que hicimos la mili aprendimos en aquella ¨¦poca la diferencia entre t¨¢cticas y estrategia, y tambi¨¦n que las primeras deben estar supeditadas a la ¨²ltima, que es el prop¨®sito anhelado, la meta final. Los ciudadanos merecemos que ganar las elecciones sea para todos los partidos pol¨ªticos un objetivo t¨¢ctico, en tanto que resolver los problemas comunes sea el objetivo ¨²ltimo, estrat¨¦gico. No puede ser que por intentar ara?ar unos votos en las elecciones municipales se lleguen a poner en peligro, una vez m¨¢s, la salud de Do?ana y el mercado de sus frutos rojos.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.