Emilio Santiago, antrop¨®logo: ¡°Los discursos colapsistas meten al ecologismo en un callej¨®n pol¨ªtico sin salida¡±
El cient¨ªfico del CSIC advierte en un libro contra los errores de las ideas que alertan del derrumbe de la civilizaci¨®n industrial, que considera contraproducentes: ¡°Es un mito, no se trata de ciencia, sino de ideolog¨ªa¡±
Durante mucho tiempo, Emilio Santiago Mu¨ª?o (Ferrol, 38 a?os) se prepar¨® para la llegada del colapso. Pas¨® casi 15 a?os de su vida dentro de los c¨ªrculos que alertan de que nos encaminamos a un pronto derrumbe de la civilizaci¨®n industrial, una visi¨®n catastrofista, con muy distintas formas, que va extendi¨¦ndose en el ecologismo. Sin embargo, este antrop¨®logo que ahora es cient¨ªfico titular del CSIC, en una plaza espec¨ªfica de antropolog¨ªa clim¨¢tica, acaba de sacar un libro titulado Contra el mito del colapso ecol¨®gico (editorial Arpa) en el que trata de desmontar justamente estos discursos colapsistas, por considerarlos err¨®neos y contraproducentes.
Pregunta. ?Qu¨¦ pas¨® para que dejara de esperar el colapso?
Respuesta. Fueron varios los motivos. El primero es que estuvimos a?os prepar¨¢ndonos para el colapso y lo que lleg¨® fue el 15-M. Creo que es una manera muy gr¨¢fica de resumir que las cosas van a ser m¨¢s complejas y con m¨¢s capacidad de intervenci¨®n de lo que asegura el colapsismo. Despu¨¦s ocup¨¦ un puesto de responsabilidad pol¨ªtica como director de Medio Ambiente del Ayuntamiento de M¨®stoles [en Madrid] y me di cuenta de que para operar en nuestra sociedad pol¨ªticamente, los discursos colapsistas no serv¨ªan. Pero lo m¨¢s importante es que los pron¨®sticos ya no coincid¨ªan con la realidad. Se hab¨ªa predicho que solo conocer¨ªamos recuperaci¨®n econ¨®mica con precios energ¨¦ticos muy altos, porque hab¨ªamos entrado en una crisis de la que no se saldr¨ªa nunca. Pero en 2016-2017 era evidente que la econom¨ªa mundial estaba creciendo y los precios energ¨¦ticos no se disparaban.
P. ?Cu¨¢les son esos discursos del colapso y por qu¨¦ considera que est¨¢n equivocados?
R. El colapso es un mito, no se trata de ciencia, sino de ideolog¨ªa. Estos discursos colapsistas son diversos. Hay gente que considera el colapso un hecho consumado y gente que todav¨ªa piensa que tenemos alg¨²n margen de acci¨®n. Hay quien lo entiende de un modo riguroso, como un desplome s¨²bito, r¨¢pido, del orden moderno, y quien usa el t¨¦rmino colapso, pero m¨¢s bien se est¨¢ refiriendo a otra cosa. Luego hay quien entiende que esto ser¨¢ una tragedia, pero tambi¨¦n una ventana de oportunidad para construir sociedades m¨¢s descentralizadas, m¨¢s simples, basadas en lo local, que es donde el colapsismo se solapa con una teor¨ªa anarquista. Hay una variedad de discursos que ponen el colapso en el centro de los imaginarios ecologistas y esto es problem¨¢tico. Los discursos colapsistas meten al ecologismo en un callej¨®n pol¨ªtico sin salida en un momento clave en el que tiene una responsabilidad inmensa para liderar una transformaci¨®n social de enorme calado. Y esto ocurre por unas ideas basadas en confusiones cient¨ªficas y confusiones te¨®ricas.
P. Alguna de la gente que hay tras estos discursos en Espa?a rechaza que se les llame colapsistas.
R. Yo vengo de ah¨ª, de la ideolog¨ªa colapsista. Es un concepto pol¨¦mico porque simplifica, como todas las etiquetas ideol¨®gicas, pero tambi¨¦n los debates colectivos se basan en etiquetas y yo creo que tampoco es demasiado problem¨¢tico.
P. ?Por qu¨¦ escribir un libro alertando de estos discursos?
R. Es importante porque los discursos del colapso son pol¨ªticamente contraproducentes. Esto es algo tan evidente que incluso muchas de las personas que los abanderan lo admiten. Pero, adem¨¢s, sus fundamentos son cient¨ªficamente sesgados y aplican una teor¨ªa social muy pobre. Esto al final a lo que da lugar es a una colecci¨®n de pron¨®sticos que suelen fallar y que adem¨¢s generan en la ciudadan¨ªa desmovilizaci¨®n y resignaci¨®n. Y llevan al ecologismo a asumir hip¨®tesis pol¨ªticas que son muy problem¨¢ticas.
P. Pero su visi¨®n del futuro tampoco es muy halag¨¹e?a.
R. En ning¨²n momento he querido minimizar los problemas a los que nos enfrentamos. Los humanos somos la m¨¢s extendida fuerza planetaria, influimos en todos los procesos del sistema Tierra, pero no tenemos control sobre ninguno. Realmente tenemos una situaci¨®n complicada en la que el futuro puede ser mucho peor. Nos hemos convertido en cobayas de un experimento planetario que est¨¢ fuera de control, pero que el futuro sea dif¨ªcil no significa que estemos condenados a la derrota. Durante la historia los seres humanos hemos realizado transformaciones sociales m¨¢s dif¨ªciles que cumplir con el Acuerdo de Par¨ªs [el tratado internacional contra el cambio clim¨¢tico] y de lo que se trata es de no perder ese pulso transformador.
P. En el libro cuenta que en Espa?a el colapsismo est¨¢ muy ligado a las teor¨ªas del peak oil (el agotamiento del petr¨®leo). ?No es as¨ª?
R. En el plano del diagn¨®stico cient¨ªfico, el colapso en Espa?a est¨¢ vinculado de manera particular a toda una serie de ideas sobre la crisis energ¨¦tica. B¨¢sicamente, hay dos ideas fuerza en este discurso: una es el declive inminente de los combustibles f¨®siles que han supuesto la base de la civilizaci¨®n industrial, y la otra los l¨ªmites de las energ¨ªas renovables para sostener una sociedad moderna.
P. Sobre lo primero, asegura que lo que debe preocuparnos hoy no es que el petr¨®leo se acabe, sino justo lo contrario, no ser capaces de frenar su extracci¨®n para cortar las emisiones que causan la crisis clim¨¢tica.
R. No es que lo asegure yo, lo dicen algunas de las voces que ayudaron a sentar el discurso del pico del petr¨®leo a principios de los 2000. Es decir, muchos de los expertos que nos alarmaron sobre la cuesti¨®n de la escasez de este combustible hoy se han dado cuenta de que existe petr¨®leo comercialmente extra¨ªble suficiente para incumplir con el Acuerdo de Par¨ªs. Por tanto, la preocupaci¨®n ya no es tanto un pico de oferta que nos lleve a la escasez energ¨¦tica, sino c¨®mo provocamos como sociedad un pico de demanda.
P. Estos discursos colapsistas tambi¨¦n defienden que las renovables no pueden reemplazar a los combustibles f¨®siles para sostener una sociedad industrial como la actual.
R. Es evidente que las energ¨ªas renovables presentan l¨ªmites, pero una afirmaci¨®n tan importante como esa es, cuanto menos, exagerada. Sobre esto no tenemos certezas, porque es un debate abierto. No existe un IPCC [el panel de expertos que consens¨²a la ciencia del cambio clim¨¢tico] de la energ¨ªa, es decir, no hay consenso cient¨ªfico. Los discursos cient¨ªficos barajan un enorme escenario de posibilidades respecto a la potencia de las renovables. Es un debate abierto, tiene muchas incertidumbres. Dicho eso, lo m¨¢s parecido a un consenso, aunque no existe, tiende a estar cada vez m¨¢s alejado de los presupuestos m¨¢s pesimistas.
P. Asegura incluso que hay investigaciones que demuestran cada vez m¨¢s que los sistemas de energ¨ªa 100% renovables no solo son viables, sino tambi¨¦n rentables.
R. Autores que ayudaron mucho en su momento a consolidar la hip¨®tesis del peak oil como Ugo Bardi hoy est¨¢n firmando papers [estudios] con los grandes popes de la esperanza renovable como Mark Jacobson y afirmando b¨¢sicamente lo mismo, que las energ¨ªas renovables no solo pueden sostener una sociedad compleja, sino que, adem¨¢s, en la mayor¨ªa de los pa¨ªses ya son m¨¢s rentables. Otra cosa es que el mundo a que d¨¦ lugar vaya a ser exactamente nuestro mundo. Va a haber transformaciones importantes, pero de ah¨ª al derrumbe de la sociedad moderna hay un trecho
P. ?Por qu¨¦ asegura que el ecologismo ha renunciado al futuro?
R. Esto no siempre ha sido as¨ª. El ecologismo es un movimiento transformador que siempre ha hecho equilibrios entre el miedo y la esperanza. El miedo a un desastre ecol¨®gico en ciernes y la esperanza de que la trayectoria podr¨ªa ser cambiada. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, especialmente en los ¨²ltimos a?os, a ra¨ªz del agravamiento de la crisis ecol¨®gica, el miedo ha ganado a la esperanza dentro del coraz¨®n ecologista y est¨¢ renunciando al futuro. Es decir, ha renunciado a la premisa b¨¢sica de los movimientos emancipadores, que es que el mundo se puede transformar.
P. ?Qu¨¦ deber¨ªa cambiar?
R. Necesitamos un ecologismo capaz de ilusionar, capaz de plantear un horizonte de vida mejor. La gente no puede entender la transici¨®n ecol¨®gica en t¨¦rminos de sacrificio, tiene que entenderla en t¨¦rminos de ganancia. El ecologismo ha apostado siempre por el poder de la verdad, de la enunciaci¨®n de la verdad como algo que va a tener efecto pol¨ªtico y yo creo que esto es un error. El ecologismo tiene que hacer una disputa por el deseo. Van a ser los horizontes de una sociedad deseable lo que nos permita ganar pol¨ªticamente.
P. ?Su caso muestra que ya hay una parte del ecologismo que rechaza esta visi¨®n tan pesimista?
R. Frente al derrotismo y pesimismo del mito del colapso, con libros que han tenido tanto ¨¦xito como Aprender a vivir y morir en el Antropoceno [de Roy Scranton], dentro del ecologismo est¨¢ habiendo una cierta rebeli¨®n, gente que dice que no quiere aprender a morir en el Antropoceno, que a¨²n no es tarde, que el futuro puede ser mejor, que no tenemos por qu¨¦ vivir peor que nuestros padres. Si durante los ¨²ltimos a?os han ganado espacio los discursos del des¨¢nimo, pues ha habido una reacci¨®n, claro.
P. ?Colapsismo y decrecimiento son dos lados de la misma moneda?
R. Es importante desligarlos. Colapsismo no es decrecimiento. De hecho, yo mismo defiendo que tenemos que decrecer. Y el movimiento decrencentista internacional no es para nada colapsista. Otra cosa es que el discurso del decrecimiento, tal y como se est¨¢ formulando, sea ¨²til pol¨ªticamente, pero que tenemos que desescalar la esfera material de la econom¨ªa es algo que yo comparto y defiendo.
P. Algunas voces critican que el ecologismo se enzarce en este tipo de debates cuando lo urgente es afrontar la crisis clim¨¢tica. ?Qu¨¦ opina?
R. Negar un debate que existe es peor, pues hay estrategias distintas que en parte resultan incompatibles. Lo que toca es tener el debate con madurez y de manera constructiva. Muchos compa?eros colapsistas son gente a la que aprecio y amigos. Pero esto no significa que no crea que est¨¢n en un error y que ese error resulta contraproducente para el ecologismo en su conjunto y para la sociedad en general.
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