John Kerry: adi¨®s al ¡®zar¡¯ del clima mientras crece el temor a la vuelta de Donald Trump
El pol¨ªtico estadounidense, figura clave de la diplomacia medioambiental de las ¨²ltimas d¨¦cadas, abandona la primera l¨ªnea de la lucha contra el calentamiento
Era ya de noche en Glasgow. Y llov¨ªa, claro. La cumbre del clima de 2021, que se celebraba con un a?o de retraso por la pandemia en la ciudad escocesa, hab¨ªa entrado en el tramo final. Aquel 10 de noviembre no se esperaba ning¨²n anuncio importante. Pero lo hubo: EE UU y China difundieron ...
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Era ya de noche en Glasgow. Y llov¨ªa, claro. La cumbre del clima de 2021, que se celebraba con un a?o de retraso por la pandemia en la ciudad escocesa, hab¨ªa entrado en el tramo final. Aquel 10 de noviembre no se esperaba ning¨²n anuncio importante. Pero lo hubo: EE UU y China difundieron una declaraci¨®n conjunta en la que se compromet¨ªan a acelerar la lucha contra el cambio clim¨¢tico y a limitar las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que suele quedar relegado en la lucha contra el calentamiento global. Los mullidores del pacto eran dos viejos conocidos: John Kerry, enviado especial para el clima de Joe Biden, y Xie Zhenhua, jefe de la delegaci¨®n china en la cumbre. A estos enviados especiales se les conoce con el sobrenombre de los zares del clima y son dos personajes sin los que no se puede entender la diplomacia clim¨¢tica de las ¨²ltimas d¨¦cadas en el mundo.
Lo m¨¢s llamativo de aquella declaraci¨®n conjunta era el momento, porque llegaba en plena tensi¨®n entre las dos superpotencias por Taiw¨¢n y precedida por varios reproches p¨²blicos entre los l¨ªderes de ambos pa¨ªses. Fue una sorpresiva paz clim¨¢tica cosida otra vez por John Kerry y Xie Zhenhua, quienes durante a?os han sido algo as¨ª como el tel¨¦fono rojo que las dos naciones manten¨ªan conectado a pesar de los muchos frentes de conflicto que tienen abiertos.
En la siguiente escena de esta historia hace menos fr¨ªo y no llueve. Tambi¨¦n es de noche en Dub¨¢i, donde este pasado diciembre se celebr¨® la cumbre anual de 2023. El ambiente es relajado en la fiesta de cumplea?os que Sult¨¢n Al Jaber, el ministro de Industria de Emiratos ?rabes Unidos y presidente de esta conferencia clim¨¢tica, ha organizado para Kerry, que el 11 de diciembre cumpli¨® 80 a?os. Los que tratan con ¨¦l directamente durante las dos semanas de cumbre coinciden: ¡°Est¨¢ de salida¡±. Y as¨ª ha sido: Kerry ha dejado el cargo esta semana. En enero, hizo lo mismo su pareja de baile clim¨¢tica: Xie Zhenhua. ¡°Somos realmente buenos amigos¡±, resum¨ªa este mi¨¦rcoles Kerry en una conferencia de prensa con periodistas extranjeros. ¡°Vamos a tratar de ver si podemos mantenernos juntos, como em¨¦ritos, y hacer un trabajo constructivo¡±, a?ad¨ªa el pol¨ªtico del Partido Dem¨®crata, que lleg¨® a ser candidato presidencial de su partido en 2004 aunque perdi¨® las elecciones ante George W. Bush. Porque la intenci¨®n de Kerry es seguir implicado en el combate contra el cambio clim¨¢tico, aunque desde una segunda l¨ªnea.
En la tercera escena Kerry est¨¢ sentado y tiene a su nieta Isabelle en el regazo mientras estampa su r¨²brica en un gran libro. Es el 22 de abril de 2016 y est¨¢ firmando la adhesi¨®n de EE UU al Acuerdo de Par¨ªs en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York. Kerry era entonces el secretario de Estado de la Administraci¨®n Obama y unos meses antes hab¨ªa sido determinante, de nuevo junto a su colega chino, para que se pudiera cerrar el Acuerdo de Par¨ªs en diciembre de 2015, que sigue rigiendo hoy los esfuerzos internacionales contra el cambio clim¨¢tico.
Pero la victoria de Donald Trump a finales de 2016 supuso un giro radical en la pol¨ªtica exterior norteamericana en general y especialmente en la medioambiental. Hasta el punto de que el republicano, que ahora aspira a regresar a la Casa Blanca, sac¨® a su pa¨ªs del Acuerdo de Par¨ªs. Tras la victoria del dem¨®crata Joe Biden, a finales de 2020, Kerry regres¨® a la primera l¨ªnea como enviado especial para el clima. Con ¨¦l de la mano, su pa¨ªs volvi¨® a implicarse en la lucha internacional contra el cambio clim¨¢tico.
¡°Como enviado para el clima, John Kerry forj¨® el regreso de EE UU como socio global en materia clim¨¢tica¡±, resume Alice Hill, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, un think tank estadounidense. ¡°Comenzando con su asistencia a la primera cumbre de la Tierra de la ONU en R¨ªo en 1992, ha dejado una huella indeleble en la lucha contra el cambio clim¨¢tico; durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, ha luchado para salvaguardar nuestro planeta para las generaciones futuras¡±, a?ade esta experta, que tambi¨¦n asesor¨® al presidente Obama.
La salida de Kerry ha coincidido con la aplastante victoria de Trump en el llamado supermartes, que le impulsa en la carrera para regresar a la Casa Blanca a pesar de su pol¨¦mico mandato y su deslegitimaci¨®n de la victoria dem¨®crata que le desaloj¨® del poder en 2020. Y muchos ambientalistas y pol¨ªticos preocupados por el medio ambiente contienen el aliento de nuevo. ¡°Una presidencia de Trump paralizar¨¢ la acci¨®n clim¨¢tica de EE UU, es probable que Trump vuelva a retirar a Estados Unidos del Acuerdo de Par¨ªs¡±, advierte Hill. ¡°Su falta de voluntad para comprometerse de manera significativa con el clima o con nuestros aliados no solo da?a la credibilidad de Estados Unidos, sino que tambi¨¦n pone en peligro la salud de nuestro planeta¡±, sostiene esta experta.
El programa electoral de Trump prev¨¦, en caso de ser reelegido, una serie de ¨®rdenes ejecutivas para aumentar la producci¨®n de petr¨®leo, gas y carb¨®n, con autorizaci¨®n expr¨¦s de nuevos proyectos energ¨¦ticos. Ello supondr¨ªa reactivar los nuevos permisos de exportaci¨®n de gas natural, revertir las subvenciones y ayudas concedidas por la Administraci¨®n de Biden a la compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos y, en efecto, retirar de nuevo a EE UU del Acuerdo de Par¨ªs. Estas medidas a corto plazo ir¨ªan seguidas de planes a largo para reducir la regulaci¨®n medioambiental y, en funci¨®n de la composici¨®n del Congreso en ese momento, revocar las disposiciones de la gran ley clim¨¢tica aprobada por Biden, la ley de reducci¨®n de la inflaci¨®n (IRA, en sus siglas inglesas), como por ejemplo las exenciones fiscales a las energ¨ªas limpias.
Algunos de sus asesores en pol¨ªtica de energ¨ªa y medio ambiente presionan a Trump para que devuelva a los Estados algunas tierras que ahora son de propiedad federal, incluidos los bosques nacionales. El programa del republicano muestra c¨®mo una segunda presidencia suya provocar¨ªa otro giro de 180 grados hacia los combustibles f¨®siles, adem¨¢s de disminuir las regulaciones medioambientales que, seg¨²n los conservadores, destruyen puestos de trabajo. Entre sus asesores figuran varios ex altos cargos de su Administraci¨®n como Larry Kudlow, que fue director del Consejo Econ¨®mico Nacional, y Rick Perry, en su d¨ªa secretario de Energ¨ªa, adem¨¢s del magnate del petr¨®leo Harold Hamm. En los m¨ªtines, Trump suele criticar las pol¨ªticas energ¨¦ticas de Biden y entona un conocido eslogan de la campa?a republicana de 2008, ¡°Drill, baby, drill¡± (perfora, cari?o, perfora), para arengar a sus bases.
Un reciente estudio del grupo de analistas brit¨¢nico Carbon Brief advierte y cuantifica el impacto que tendr¨ªa la victoria de Trump para la lucha global contra el cambio clim¨¢tico. EE UU, el segundo mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero en estos momentos y el primer emisor hist¨®rico, incumplir¨ªa sus compromisos clim¨¢ticos para esta d¨¦cada. Al retirar las principales medidas ambientales de Biden, como las contempladas en la ley de reducci¨®n de la inflaci¨®n, las emisiones en 2030 de Estados Unidos solo ser¨ªan un 28% menores que las de 2005, lejos del objetivo de reducci¨®n de entre el 50% y el 52% al que se han comprometido los dem¨®cratas de la mano de Biden y Kerry, estiman los expertos de Carbon Brief.
Pero, de momento, los dem¨®cratas siguen en la Casa Blanca y otro veterano pol¨ªtico de 75 a?os, John Podesta, ha sustituido a Kerry como enviado especial para el clima. Tambi¨¦n se conoce ya a su hom¨®logo chino: el diplom¨¢tico Liu Zhenmin, de 68. Los dos nuevos zares y Kerry ya han mantenido un par de reuniones para traspasar los trastos con la esperanza de que se mantenga la colaboraci¨®n entre ambos pa¨ªses. ¡°Sigo creyendo que lo que hemos podido hacer en materia clim¨¢tica ha sido bueno para el mundo y para nuestros pa¨ªses, y que necesitamos esfuerzos conjuntos continuos para hacer frente a la crisis clim¨¢tica¡±, resum¨ªa Kerry esta semana en su despedida.
Guerra cultural contra los criterios de sostenibilidad
No hace falta esperar a las elecciones para que la presión republicana revierta avances en el compromiso ambiental. En febrero, JPMorgan, Pimco, BlackRock Inc y State Street abandonaron o redujeron su vinculación con Climate Action 100+ ante el acoso de los republicanos. La presión política y regulatoria provocó la deserción de los cuatro gigantes financieros de la mayor iniciativa de grupos de inversión y grandes empresas para la reducción de emisiones y la lucha contra el calentamiento global. Las cuatro se han rendido a la presión que sobre los criterios de sostenibilidad ejercen los republicanos en varios Estados del país: la responsabilidad social corporativa es el epicentro de una de las muchas batallas culturales en curso. La última amenaza, en el legislativo estatal de New Hampshire, pretendía convertir estos criterios en delito en algunos supuestos. La iniciativa fue rechazada, pero hay Estados que vetan a las firmas de gestión que los aplican y también hay presión desde el Congreso.
A la inversa, esta misma semana la Comisión del Mercado de Valores (SEC, en sus siglas inglesas; el regulador bursátil) aprobó tras dos años de tramitación una norma que obliga a algunas empresas cotizadas -las más pequeñas quedan exentas- a informar sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero y los riesgos climáticos, si bien es cierto que la directiva ha nacido debilitada por la presión de las empresas. De este modo, Estados Unidos se acerca a la UE y California, que se adelantaron con normas semejantes. La retirada de firmas de Climate Action 100+ y la nueva regulación de la SEC son las dos caras de la misma moneda: una guerra cultural a costa del medio ambiente.
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