Las constantes vitales del planeta son alarmantes
El director general de la OMS advierte de las amenazas para la salud derivadas del cambio clim¨¢tico, la contaminaci¨®n y la p¨¦rdida de biodiversidad
Si nuestro planeta fuera un paciente, ingresar¨ªa en cuidados intensivos. Sus constantes vitales son alarmantes. Tiene fiebre, ya que los ¨²ltimos nueve meses han sido los m¨¢s calurosos desde que hay registros, mientras nos precipitamos inexorablemente hacia el umbral de los 1,5 grados. Su capacidad pulmonar se ha deteriorado debido a la destrucci¨®n de los bosques que absorben di¨®xido de carbono y producen ox¨ªgeno. Y muchos de los recursos h¨ªdricos de la Tierra ¡ªsu savia vital¡ª est¨¢n contaminados. Pero lo m¨¢s preocupante de todo es que su estado se agrava r¨¢pidamente.
?Es de extra?ar, pues, que la salud humana se resienta, cuando la salud del planeta del que dependemos corre peligro? La salud de los seres humanos, la de los animales y la del medio ambiente en que vivimos est¨¢n entrelazadas en un v¨ªnculo inextricable, pero fr¨¢gil. Habitamos un ¨²nico ecosistema que se tambalea en equilibrio precario. Esto no es ning¨²n descubrimiento. Hip¨®crates, el padre de la medicina, ya escribi¨® en el siglo V a. c. que ¡°el m¨¦dico trata, pero la naturaleza cura¡±.
Ahora estamos en proceso de volver a aprender lo que los seres humanos siempre hemos sabido, pero que, desde la revoluci¨®n industrial, hemos olvidado o desechado: que cuando da?amos nuestro medio ambiente, nos da?amos a nosotros mismos.
Durante siglos hemos saqueado nuestro planeta. Ahora pagamos el precio con una triple crisis planetaria: el cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida de biodiversidad y la contaminaci¨®n.
Est¨¢n, por supuesto, los efectos inmediatos de fen¨®menos meteorol¨®gicos m¨¢s frecuentes y extremos, que causan muertes y lesiones, y da?os en los establecimientos de salud y otras infraestructuras esenciales.
Tambi¨¦n est¨¢n las secuelas a medio y largo plazo: M¨¢s olas de calor contribuyen a aumentar las enfermedades cardiovasculares; la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica espolea el c¨¢ncer de pulm¨®n, el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas cr¨®nicas; las sustancias qu¨ªmicas como el plomo causan discapacidad intelectual y enfermedades cardiovasculares y renales; algunos plaguicidas se asocian a tasas m¨¢s altas de suicidio en los pa¨ªses en que se pueden conseguir f¨¢cilmente; y la sequ¨ªa y la escasez de agua afectan a la producci¨®n de alimentos, de modo que las dietas saludables son menos asequibles.
Los peque?os Estados insulares en desarrollo corren un riesgo especial, ya que con el aumento el nivel del mar las tierras cultivables disminuyen.
Al mismo tiempo, el cambio clim¨¢tico provoca cambios en el comportamiento, distribuci¨®n, movimiento, radio de acci¨®n y densidad de los mosquitos, las aves y otros animales que propagan enfermedades infecciosas, como el dengue y el paludismo, hacia nuevas zonas.
Desde el cambio de siglo, se ha multiplicado por ocho el n¨²mero de casos notificados de dengue, enfermedad que ahora afecta a m¨¢s de 130 pa¨ªses.
El comercio ilegal de fauna silvestre tambi¨¦n aumenta el riesgo de transmisi¨®n zoon¨®tica, que puede desencadenar una pandemia, y ello subraya la importancia de la prevenci¨®n primaria para reducir los riesgos.
Las amenazas para la salud derivadas del cambio clim¨¢tico, la contaminaci¨®n y la p¨¦rdida de biodiversidad no son riesgos hipot¨¦ticos que podr¨ªan darse en el futuro. Est¨¢n aqu¨ª y ahora, y por ello la salud es la raz¨®n de m¨¢s peso para la acci¨®n clim¨¢tica. Sin embargo, casi 30 a?os despu¨¦s de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, la Conferencia de las Partes en su 28? periodo de sesiones (CP28), celebrado en Dub¨¢i el a?o pasado, fue la primera en incluir un d¨ªa dedicado a la salud.
La OMS estima que la contaminaci¨®n, los desechos y las sustancias qu¨ªmicas provocan unos 14 millones de muertes al a?o, es decir, en torno a una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad.
Ahora bien, los efectos no son equitativos. Los habitantes de los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos soportan el grueso de las consecuencias para la salud, especialmente en las zonas urbanas de desarrollo r¨¢pido.
La OMS presta apoyo en todo el mundo a los pa¨ªses en la preparaci¨®n y respuesta frente a estas amenazas, haciendo que sus sistemas de salud sean m¨¢s inocuos y resilientes en relaci¨®n con el clima y proporcionando los datos necesarios para las herramientas con las que hacer frente a los efectos de la contaminaci¨®n, los desechos y las sustancias qu¨ªmicas en la salud.
Pero ning¨²n organismo puede hacer esto por s¨ª solo. Las causas de la crisis son multisectoriales. Tambi¨¦n lo son sus efectos, y tambi¨¦n debe serlo la respuesta. Colectivamente, somos responsables de este descalabro. Y colectivamente debemos ponerle soluci¨®n.
Por ello la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura, y la Organizaci¨®n Mundial de Sanidad Animal colaboran en un grupo denominado Alianza Cuatripartita, que tiene por objeto ayudar a los pa¨ªses a adoptar un enfoque de ¡°Una sola salud¡±, reconociendo que las pol¨ªticas relativas a la salud humana, la sanidad animal, la agricultura y el medio ambiente deben basarse las unas en las otras y reforzarse mutuamente.
En la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente celebrada en Nairobi la semana pasada, los pa¨ªses adoptaron importantes resoluciones sobre calidad del aire, sustancias qu¨ªmicas y desechos, estilos de vida sostenibles, plaguicidas potencialmente peligrosos y pol¨ªtica h¨ªdrica, todas ellas importantes en el objetivo de impulsar una acci¨®n sostenida y multisectorial para proteger la salud de las personas y el planeta.
Tambi¨¦n se comprometieron a seguir trabajando en la negociaci¨®n de un instrumento internacional jur¨ªdicamente vinculante sobre la contaminaci¨®n por pl¨¢sticos.
El enfoque de ¡°Una sola salud¡± tambi¨¦n es un elemento crucial en el acuerdo jur¨ªdicamente vinculante sobre pandemias que los Estados Miembros de la OMS negocian en estos momentos.
El paciente est¨¢ en peligro. Y ponerle esparadrapo no solucionar¨¢ el problema. Necesitamos una acci¨®n transformadora a nivel nacional, regional y mundial en los sistemas de energ¨ªa y transporte, los sistemas alimentarios y los sistemas de salud. Y como organismos de las Naciones Unidas, debemos hacer todo lo posible por liberarnos de nuestras mentalidades aisladas y trabajar juntos para poner en marcha una acci¨®n multilateral eficaz, inclusiva y sostenible, porque no tenemos otra opci¨®n.
En la v¨ªspera de Navidad de 1967, a menos de cuatro meses de su asesinato, Martin Luther King dijo: ¡°Realmente se reduce a esto: toda la vida est¨¢ interrelacionada. Estamos todos atrapados en una red ineludible de reciprocidad, envueltos en una sola prenda de destino. Lo que afecta a un destino, afecta a todos indirectamente¡±.
Pese a todo lo que nos diferencia, somos una sola especie, compartimos el mismo ADN y el mismo planeta. No tenemos m¨¢s futuro que un futuro com¨²n.
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