Jaime Rojo, fot¨®grafo: ¡°Es poco probable que la mariposa monarca se extinga, pero vamos a perder la magia de su migraci¨®n¡±
El espa?ol ha vuelto a ganar un World Press Photo y otra vez con un trabajo sobre esta especie ic¨®nica, ¡°una estrella de rock de la biodiversidad¡±
En 2017, Jaime Rojo (Madrid, 42 a?os) gan¨® el premio World Press Photo con una impactante imagen de un suelo nevado cubierto por cuerpos inertes de mariposas monarca tras una tormenta en el santuario de El Rosario en Michoac¨¢n (M¨¦xico). Ese a?o tambi¨¦n fue distinguido en el Wildlife Photographer of the Year por otra instant¨¢nea de ¨¢rboles tapizados de estos lepid¨®pteros de alas naranja en los bosques mexicanos donde se refugian en invierno. Ahora, en 2024, ha conseguido el Pictures of the Year y acaba de ganar otra vez el World Press Photo (categor¨ªa regional) con un amplio reportaje en National Geographic sobre estas mariposas. No hay muchos fot¨®grafos en el mundo con esta colecci¨®n de galardones, pero todav¨ªa resulta m¨¢s extraordinario que los haya conseguido todos con im¨¢genes de un mismo insecto. Tras cerca de 20 a?os siguiendo las alas naranjas, primero en M¨¦xico y luego en Norteam¨¦rica, este madrile?o se ha convertido en el fot¨®grafo de la mariposa monarca, a la que define como ¡°una estrella de rock de la biodiversidad¡±.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo se cruza por primera vez con la mariposa monarca?
Respuesta. Hab¨ªa estudiado Ciencias Ambientales en Espa?a y en 2004 me fui a M¨¦xico para hacer all¨ª el proyecto de fin de carrera. Entonces me dedicaba a la conservaci¨®n, era un fot¨®grafo amateur, y fui con unos amigos a ver los bosques donde se refugian en invierno las mariposas monarca. Me qued¨¦ fascinado.
P. ?Qu¨¦ es lo que le fascina tanto la primera vez?
R. Lo que m¨¢s impresiona es verlas volar. Son millones a la vez, con un color naranja que destaca contra el cielo azul. En los refugios invernales de M¨¦xico, est¨¢n en un bosque sombr¨ªo y cuando entras al principio no entiendes muy bien lo que tienes delante, pues en los ¨¢rboles se ven como grandes racimos gris¨¢ceos. Son las mariposas amontonadas, est¨¢n inm¨®viles y solo muestran el color gris del reverso de sus alas. Pero a medida que el sol calienta el bosque, su metabolismo va aceler¨¢ndose y al superar una temperatura empiezan a volar. Son como explosiones de palomitas de ma¨ªz. Seg¨²n va calent¨¢ndose cada rama, hay una explosi¨®n de color naranja, las mariposas que salen del ¨¢rbol.
P. ?La percepci¨®n cambia despu¨¦s de casi 20 a?os fotografi¨¢ndolas?
R. Cada vez que visito los refugios descubro cosas nuevas, pero la sensaci¨®n de maravilla se ha mantenido constante. Es todo muy sensorial. Las mariposas tambi¨¦n se escuchan. El sonido de millones de mariposas volando es como imaginas el sonido de las hadas cuando eres peque?o, una especie de vibraci¨®n constante. Y son tantas que, al batir las alas, generan microcorrientes de aire. Es espectacular.
P. ?Cu¨¢l es el truco para fotografiar a la mariposa monarca?
R. Para m¨ª, la fotograf¨ªa es como buscar orden en el caos. Y en el bosque de la monarca, esa m¨¢xima se cumple al 100%. La gente que trata de fotografiarlas all¨ª se frustra mucho, y me dice: ¡°Madre m¨ªa, ?pero c¨®mo lo haces?¡±. Hay demasiada informaci¨®n, tienes que entrenar muy bien el ojo para aislar detalles. T¨² ves un caos absoluto y tienes que aislar elementos, como una rama a la que le pega la luz de cierta manera o una mariposa que abre las alas.
P. ?Cu¨¢ndo decide volcarse en la mariposa monarca?
R. Empec¨¦ con la monarca de forma casual: la vi y me encant¨®. Luego la eleg¨ª yo. Fue decisivo que entonces viviera en Ciudad de M¨¦xico y tuviera cerca los refugios. Pod¨ªa haber escogido otra especie de la regi¨®n como el conejo de los volcanes, pero eleg¨ª la monarca porque sab¨ªa que tiene un inter¨¦s global, despierta pasiones. Luego hubo otro momento clave, cuando Kathy Moran, entonces editora de National Geographic, revis¨® mi portafolio en 2008 y me anim¨® a que no buscara solo fotos bonitas, sino que empezara a hacer fotoperiodismo. Yo era un fot¨®grafo de naturaleza, un amante de los bichos, no hab¨ªa hecho fotos de gente en mi vida, ni hab¨ªa tratado de contar una historia con im¨¢genes. Pero me atrajo el reto.
P. ?Cu¨¢l es la historia de la mariposa monarca?
R. Hay varias historias de la mariposa monarca. Te puedes centrar en la biolog¨ªa, pues tiene un ciclo migratorio realmente ¨²nico en el mundo animal. Pero yo le di un ¨¢ngulo diferente. En 40 a?os la poblaci¨®n de mariposa monarca se ha reducido un 90% y quer¨ªa contar qu¨¦ se est¨¢ haciendo en Norteam¨¦rica para proteger a una especie tan ic¨®nica. Esa es la historia que propuse a National Geographic y la que ha conseguido el Pictures of the Year y ahora el World Press Photo.
P. Empecemos por la migraci¨®n, ?por qu¨¦ es tan ¨²nica en el mundo animal?
R. Hay monarcas no migratorias en muchos sitios, incluso en Espa?a, pero el grueso de la especie est¨¢ en Norteam¨¦rica, donde la subpoblaci¨®n de la Costa Este realiza una migraci¨®n sorprendente. Es un viaje ¨¦pico en el que algunas llegan a recorrer 4.500 kil¨®metros. El ciclo comienza en M¨¦xico al final del invierno, cuando las mariposas migran de regreso. Al sur de Estados Unidos depositan sus huevos y nace una primera generaci¨®n que contin¨²a viaje hacia el norte. Y esto se repite con otras dos o tres generaciones m¨¢s hasta alcanzar el l¨ªmite de su distribuci¨®n en las praderas del sur de Canad¨¢. Lo m¨¢s asombroso es que en oto?o, las mariposas que realizan la migraci¨®n de vuelta, las tataranietas de las que salieron de M¨¦xico, en lugar de vivir semanas como las otras tienen una vida mucho m¨¢s larga que puede durar nueve meses y completan ellas solas el viaje. Esta supergeneraci¨®n, conocida como Matusal¨¦n, recorre unos 100 kil¨®metros al d¨ªa durante varias semanas, hasta llegar a los bosques del centro de M¨¦xico, donde nunca han estado antes. La ciencia todav¨ªa no ha podido explicar c¨®mo los encuentran.
P. ?Cu¨¢l es la otra historia de la mariposa amenazada?
R. A finales de los noventa se cre¨ªa que el ¨²nico problema de la monarca era la deforestaci¨®n en M¨¦xico, y se invirti¨® mucho dinero en pararla. Pero tras una d¨¦cada de esfuerzos, las mariposas monarca segu¨ªan desplom¨¢ndose. Entonces, se descubri¨® que el problema tambi¨¦n ten¨ªa que ver con la agricultura industrial en Estados Unidos y Canad¨¢. La monarca pone sus huevos y alimenta a sus orugas ¨²nicamente en un g¨¦nero de plantas que se llama Asclepias y que en espa?ol llamamos algodoncillo. Para los granjeros, es una ¡°mala hierba¡±, muy com¨²n en las praderas de Norteam¨¦rica. En los a?os noventa, el auge de los cultivos transg¨¦nicos de soja y ma¨ªz resistentes a herbicidas de amplio espectro redujo de forma dr¨¢stica la poblaci¨®n de Asclepias, y las monarca cayeron en picado. En la temporada 96-97, la colonia invernal de las mariposas ocupaba 18,2 hect¨¢reas en los bosques de M¨¦xico; en 2013 alcanz¨® su m¨ªnimo hist¨®rico de 0,67 hect¨¢reas.
P. ?Cu¨¢nto tiempo ha dedicado a este reportaje?
R. En total he estado dos a?os, pero he invertido mucho tiempo en documentarme.
P. ?Cu¨¢ntos viajes ha realizado para el trabajo fotogr¨¢fico?
R. Hice seis viajes de entre tres y seis semanas cada uno. Esta es la gran diferencia de trabajar para National Geographic, esto no te lo puedes permitir con nadie m¨¢s. Han sido unos 150 d¨ªas de trabajo de campo. Un lujo.
P. Despu¨¦s de tantos a?os fotografiando a las mariposas en M¨¦xico, ?qu¨¦ cambia cuando va tras ellas en Estados Unidos y Canad¨¢?
R. Descubr¨ª un mundo nuevo, una comunidad comprometida, vibrante, que trata de proteger a la especie. Es asombroso c¨®mo la cultura de EE UU y Canad¨¢ ha convertido a la mariposa monarca en un icono pop. Muchas personas plantan algodoncillo en su jard¨ªn y cuando ven huevos u orugas de mariposas monarca, las cr¨ªan en sus casas, las alimentan y luego las liberan. Otros ponen peque?as etiquetas a las mariposas en las alas para saber d¨®nde van despu¨¦s.
P. ?Cree que puede llegar a desaparecer esta especie ¨²nica?
R. Estos animales que basan su supervivencia en reproducirse y en tener muchas cr¨ªas suelen ser bastante resilientes. Puede haber una mortalidad alt¨ªsima y unos a?os despu¨¦s rebotar la poblaci¨®n y recuperarse. La p¨¦rdida de h¨¢bitat es el problema m¨¢s inmediato, pero a largo plazo el cambio clim¨¢tico impactar¨¢ m¨¢s. Los inviernos ya no son tan fr¨ªos en Estados Unidos, y algunas mariposas se est¨¢n quedando en Texas. Es poco probable que la mariposa monarca se extinga, pero vamos a perder la magia de su migraci¨®n, algo ¨²nico en el mundo natural.
P. ?No es un fracaso llegar a esta situaci¨®n con una especie ic¨®nica que tiene tanta visibilidad?
R. Totalmente, esta especie nos pone frente a un espejo como sociedad, pues el problema de la monarca est¨¢ ¨ªntimamente ligado a nuestro modelo de producci¨®n de alimentos y al cambio clim¨¢tico. Tratamos a la monarca como una estrella de rock de la biodiversidad, pero luego somos incapaces de tomar las medidas necesarias para protegerla. Lo m¨¢s importante es restaurar su h¨¢bitat en Norteam¨¦rica.
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