El colosal desperdicio del campo: el 70% de los fertilizantes acaban en el aire, acu¨ªferos y aguas superficiales
Los nutrientes son necesarios para que crezcan las cosechas, pero el uso excesivo o su mala utilizaci¨®n provocan importantes problemas de contaminaci¨®n en la naturaleza
Lechugas, br¨®colis, tomates... crecen con ayuda de fertilizantes que contienen nitr¨®geno, un elemento vital para el desarrollo de las plantas. Pero, ¡°aunque su uso masivo ha permitido un aumento del rendimiento de los campos, se ha creado un sistema ineficaz que pierde m¨¢s del 70% del nitr¨®geno¡±, concluye Estela Romero, cient¨ªfica del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF) en un art¨ªculo en la revista Science of the total Environment. Este exceso de abonado, que califica de desperdicio ¡°colosal¡±, da?a las aguas subterr¨¢neas al filtrarse en el subsuelo, y las superficiales como r¨ªos, humedales y lagunas, ecosistemas en los que desencadena procesos de eutrofizaci¨®n ¨Dcrecimiento incontrolado de las algas¨D que pueden acabar matando a los peces por falta de ox¨ªgeno. Las mortandades que ha sufrido el mar Menor son un buen ejemplo de ello.
El exceso de nitratos ¨Dla forma m¨¢s com¨²n de nitr¨®geno en los fertilizantes y en el suelo despu¨¦s del abonado¨D afecta a los microorganismos del suelo, provoca la emisi¨®n de gases de efecto invernadero a la atm¨®sfera, y puede llegar a contaminar el agua para abastecimiento humano, que no es apta para el consumo cuando supera los 50 miligramos de nitratos por litro. Seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles, los de 2022 publicados por el Ministerio de Sanidad el pasado enero, al menos 171 municipios de toda Espa?a sobrepasan esta cifra. Un informe de Ecologistas en Acci¨®n presentando este marzo calcula que unas 214.000 personas no pueden ya consumir agua debido a este tipo de contaminaci¨®n.
¡°Lo que est¨¢ ocurriendo tiene que ver con la producci¨®n superintensiva de alimentos, con varias cosechas al a?o, muy complicadas de conseguir si no se enriquece el suelo a?adi¨¦ndole fertilizantes y, adem¨¢s, se arrastran las consecuencias de d¨¦cadas en las que se aplicaron sin control¡±, explica Romero. El problema lleg¨® al Tribunal Superior de Justicia de la Uni¨®n Europea, que conden¨® a Espa?a este marzo por no prevenir la contaminaci¨®n por nitratos procedente de la agricultura y la ganader¨ªa en ocho comunidades aut¨®nomas.
La Uni¨®n Europea se ha planteado el reto de reducir ese inmenso desperdicio de fertilizantes a al menos la mitad sin que el suelo pierda capacidad de producci¨®n, lo que permitir¨¢ que baje el consumo de estas sustancias en un 20%. Una meta que se deber¨ªa alcanzar a finales de 2030, si no ocurre como con el intento de suprimir al 50% los pesticidas, una medida que la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula Von der Leyen, retir¨® ante la fuerte oposici¨®n del sector agr¨ªcola.
Los agricultores son conscientes de las graves consecuencias que desencadena el uso excesivo o una mala utilizaci¨®n de los fertilizantes, por ejemplo, cuando se aplican sin tener en cuenta que hay lluvias previstas que van a provocar un mayor arrastre. Jos¨¦ Manuel Delgado, t¨¦cnico de la organizaci¨®n agraria UPA, sostiene que no es un problema generalizado, sino de determinadas ¨¢reas en las que ¡°se han establecido unas zonas sensibles por contaminaci¨®n de nitratos en las que los agricultores est¨¢n obligados a elaborar un plan de abonado determinado y a especificar si se emplean fertilizantes org¨¢nicos (esti¨¦rcol y purines) o sint¨¦ticos¡±. A?ade que desde el sector ¡°se est¨¢ luchando para disminuir este impacto, por ejemplo, con medidas asociadas a las buenas pr¨¢cticas agr¨ªcolas incluidas en la PAC¡±. Sin embargo, las protestas de los agricultores que colapsaron carreteras a principios de a?o condujeron a la flexibilizaci¨®n de estos condicionantes ambientales.
Alberto Sanz Cobe?a, catedr¨¢tico de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, resalta que ¡°lo importante es ajustar la dosis de fertilizante a las necesidades del cultivo y al nivel de nitr¨®geno que ya contenga el suelo antes de decidir el m¨¦todo y el momento adecuado de aplicaci¨®n, porque todo lo que no absorba la planta es susceptible de escapar¡±. Considera que en el sector agr¨ªcola cada vez existe m¨¢s conocimiento y que se est¨¢n realizando esfuerzos por cambiar la tendencia a sobrefertilizar que ha existido en muchos momentos del pasado. Sanz coordin¨® un proyecto europeo en el que se desarroll¨® con la organizaci¨®n UPA una calculadora que permite conocer cu¨¢nto fertilizante se debe aplicar dependiendo de las caracter¨ªsticas de cada explotaci¨®n. ¡°Se cre¨® con los agricultores, no de espaldas a ellos, en una conversaci¨®n de t¨² a t¨², porque son los primeros interesados en hacer bien las cosas¡±, describe. El impacto de los fertilizantes que se pierden no es solo ambiental: afecta a la salud de las personas y a la econom¨ªa de las explotaciones por el coste que suponen estas sustancias.
Estas son las soluciones agron¨®micas, pero es posible adoptar medidas estructurales que afectan a la sociedad. ¡°Por ejemplo, reducir el desperdicio alimentario o transitar hacia dietas con menor huella de nitr¨®geno, como aquellas en las que predominan las legumbres o los vegetales, similares a la dieta tradicional mediterr¨¢nea¡±, explica, Sanz Cobe?a, tambi¨¦n codirector para Europa de la Iniciativa Internacional del Nitr¨®geno (INI, en sus siglas en ingl¨¦s).
David Gonz¨¢lez, socio de Sustraiak, una cooperativa de regeneraci¨®n de agrosistemas situada en Vitoria, apuesta por la opci¨®n ecol¨®gica e indica que desde la Comisi¨®n Europea ¡°han existido intentos para mejorar, pero no se han puesto los medios para que llegaran a buen puerto¡±. Hay que tener en cuenta que el cambio de una agricultura tradicional a una org¨¢nica ¡°es complejo y requiere de un acompa?amiento¡±, continua. Un suelo acostumbrado a funcionar con qu¨ªmicos requiere de dos, tres o cuatro a?os para recuperar la vida. ¡°Puede ser que se produzca un descenso de la producci¨®n de un 30% el primer a?o y eso hay muchas personas que no pueden aguantarlo, estar¨ªa bien ofrecer un asesoramiento o ayudas de la PAC¡±, sugiere.
En los estudios seleccionados por Romero para la revista Science of the total environment se plantean soluciones que pasan por un cambio del sistema productivo. Se propone la transici¨®n a pr¨¢cticas agroecol¨®gicas como una apuesta firme que conduce a situaciones beneficiosas para todo el mundo, tanto para la salud de los ecosistemas como para la humana. Tambi¨¦n apoyan la implementaci¨®n de medidas como de la granja a la mesa, adem¨¢s de incentivar los sistemas circulares que, por ejemplo, aprovechan el nitr¨®geno que contienen las aguas residuales urbanas para irrigar campos y zonas verdes en ¨¢reas periurbanas. Y se analiza la eficacia de soluciones basadas en la naturaleza, como plantar vegetaci¨®n en los canales de riego para retener el nitr¨®geno y evitar la contaminaci¨®n de r¨ªos y acu¨ªferos.
Romero recuerdo que se requiere una participaci¨®n de todos los actores implicados, los productores (agricultores y ganaderos), pero tambi¨¦n los consumidores, porque nuestras elecciones de consumo son determinantes para remodelar la estructura de los sistemas agroalimentarios a gran escala. ¡°La disminuci¨®n del consumo de prote¨ªnas animales, dar prioridad a la producci¨®n ecol¨®gica y reducir el derroche de alimentos son clave para frenar las p¨¦rdidas de nitr¨®geno al alcance de todas las personas¡±, puntualiza.
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