Soledad Alcaide: ¡°Cada defensor del lector tiene que hacer su propio camino¡±
La periodista de EL PA?S comparte, junto a su predecesor en el cargo, los pormenores de esta figura y sus novedades
El pasado enero Soledad Alcaide asumi¨® el cargo de Defensora del lector de EL PA?S. La periodista tom¨® el relevo de Carlos Y¨¢rnoz, quien se ha despedido del ejercicio period¨ªstico desempe?ando esta tarea durante los ¨²ltimos cuatro a?os, el m¨¢ximo permitido por el Estatuto de la redacci¨®n. Ambos conversaron sobre la figura del Defensor con un grupo de suscriptores del diario en un encuentro que forma parte del programa de actividades exclusivas de EL PA?S+.
Alcaide comenz¨® su andadura como Defensora con un art¨ªculo que ya ha marcado un car¨¢cter diferencial en la nueva etapa. Se titul¨® Bombardeo de alertas de ¨²ltima hora en el m¨®vil. ¡°Cada Defensor es distinto y cada Defensor tiene que tratar de hacer su camino¡±, repiti¨® Alcaide, recogiendo el consejo que Y¨¢rnoz le hab¨ªa dado. Esta figura lleva 38 a?os en EL PA?S, velando por el cumplimiento del Libro de estilo de EL PA?S. Pero el cargo no es ajeno a los cambios en el periodismo y es por ello que Alcaide llega con el objetivo de la transformaci¨®n digital de esta instituci¨®n.
Una de las primeras decisiones que ha tomado es la de sustituir el foro del Defensor, un chat en el que los lectores pod¨ªan estar en contacto permanente, por un chat de WhatsApp para permitir que los lectores manden grabaciones de audio con sus preguntas y sugerencias. Otras novedades que se implementar¨¢n ser¨¢n la creaci¨®n de un podcast mensual, cuyo estreno fue hace unas semanas, y un bolet¨ªn para abrir otro espacio de contacto con los lectores.
Uno de los temas que m¨¢s interes¨® a los suscriptores en el encuentro fue la objetividad de las informaciones que el Defensor publica. ¡°Esto es algo que ya llevas en el ADN y se trata de no casarte con nadie y escuchar el relato de los hechos¡±, explic¨® Alcaide. Y¨¢rnoz matiz¨® que no es lo mismo objetividad que imparcialidad: ¡°Nosotros pretendemos y combatimos por ser independientes, que no imparciales. No somos imparciales ante el machismo agresivo y asesino, no somos imparciales ante la tortura, no somos imparciales ante la pena de muerte; no, no somos imparciales ante las violencias de cualquier clase, ante la homofobia, ante la xenofobia. El listado es interminable¡±.
Estos conceptos de objetividad e imparcialidad son complicados de tratar en g¨¦neros como las columnas de opini¨®n, algo ante lo que Y¨¢rnoz reflexion¨®: ¡°En cualquier tipo de planteamiento, sea en art¨ªculos de opini¨®n, tambi¨¦n con mucha m¨¢s raz¨®n en textos informativos, hay que tener mucho cuidado con qu¨¦ conceptos deslizamos. Ah¨ª el peri¨®dico y el Defensor del lector tiene que estar muy, muy atentos¡±.
Las inquietudes que mostraron los suscriptores pasaron tambi¨¦n por los comentarios en las noticias, donde a veces se producen disputas entre lectores, y c¨®mo el Defensor del lector trataba los mismos. Para Alcaide es una de las grandes preocupaciones de su figura y algo que ha ido mejorando con el tiempo, pero a lo que todav¨ªa le queda recorrido. Con el objetivo de moderar esos comentarios existen varios filtros. El primero: solo pueden comentar los suscriptores. El segundo es un filtro tecnol¨®gico que vela por el respeto, pero su grado de sensibilidad debe ser equilibrado, para que no caiga en la censura. ¡°Y no es infalible¡±, reconoci¨® Alcaide. Adem¨¢s, hay siete moderadores f¨ªsicos revisando textos.
Pero al d¨ªa se suben a la web de EL PA?S casi 300 textos y es por ello que la tarea es inabarcable. ¡°Hay temas que sabemos que son susceptibles de m¨¢s animadversi¨®n, as¨ª que directamente se les pide a los moderadores que se ocupen de ellos. A veces llegamos al caso de cerrar a comentarios porque no hay manera de lidiar con eso¡±, explic¨® la Defensora.
El trato con la redacci¨®n, el d¨ªa a d¨ªa del Defensor o incluso el uso de anglicismos en EL PA?S fueron otros de los temas que se abordaron en el encuentro. Para Y¨¢rnoz este ¨²ltimo punto ¡°es una batalla perdida¡±. Se?al¨® como los peores casos aquellos en los que ¡°era absolutamente in¨²til utilizar el anglicismo, porque hay palabras incluso mucho m¨¢s precisas en castellano¡±. Alcaide comparti¨® que en su opini¨®n ¡°un peri¨®dico refleja c¨®mo se expresa la sociedad y lamentablemente cada vez utilizamos m¨¢s t¨¦rminos en ingl¨¦s en general¡±.
La actual Defensora ejemplific¨® esta situaci¨®n con una curiosidad: ¡°El nombre de la ciudad estadounidense de Texas se escrib¨ªa tradicionalmente como Tejas, con j, para respetar el nombre originario. Pero tuvimos que empezar a hacerlo con x porque, si no, no hab¨ªa forma de que los textos relacionados con esta ciudad salieran en los buscadores¡±.
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