Volver a casa
Los trabajadores de EL PA?S prejubilados regresan a la redacci¨®n para recibir la despedida que la pandemia les arrebat¨®
Entraban a la redacci¨®n de EL PA?S radiantes. Sonriendo, saludando, abrazando. Los compa?eros levantaban la vista del ordenador y, al reconocerlos, la expresi¨®n de alegr¨ªa era inmediata. La semana pasada parte de los periodistas y trabajadores del diario que se han prejubilado en los dos ¨²ltimos a?os volvieron a su casa para recibir la despedida que merec¨ªan y que la pandemia les arrebat¨®.
¡°Ten¨¦is lustre en la piel y brillo en la mirada¡±, les dijo la directora de EL PA?S, Pepa Bueno, a los compa?eros que recib¨ªan el homenaje. Fue el 4 de mayo, coincidiendo con el aniversario del diario. 47 a?os que se celebraron no solo en Espa?a, sino tambi¨¦n en las redacciones de EL PA?S Am¨¦rica. ¡°Este peri¨®dico est¨¢ muy vivo, es muy joven y tiene mucho futuro por delante¡±, declar¨® Bueno. Pero quiso centrarse en los que, aunque ya no est¨¦n en el d¨ªa a d¨ªa, siguen formando parte de la casa. ¡°Se amontonaron muchas cosas y no hubo manera de decirles adi¨®s; vamos a brindar por ellos¡±, exclam¨®.
Uno de los primeros que hab¨ªa llegado fue Miquel Alberola, desde Valencia. ¡°Me ha supuesto un peque?o esfuerzo, pero ha merecido la pena, he sentido una alegr¨ªa inmensa al encontrar a compa?eros que daba por perdidos hace m¨¢s de un a?o¡±, cont¨® el periodista, que form¨® parte del diario desde 1995 y ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey.
El revoltijo de saludos entre compa?eros dio paso a la entrega de una portada de EL PA?S, personalizada por sus compa?eros, a cada uno de los prejubilados.?De la ruta del bakalao al Congreso, se pod¨ªa leer en la de Alberola.??Y ahora qu¨¦?, se preguntaba en un segundo titular de esa portada.
Una vida bien documentada, rezaba el titular de portada de quien vel¨® ¡°como un soldado tranquilo¡± por el archivo documental de EL PA?S, Juan Carlos Blanco. Entre las pantallas gigantes que hoy vierten datos al instante del tr¨¢fico web de elpais.com, Blanco asever¨® que, aunque te vayas del peri¨®dico, el peri¨®dico no se va de ti. ¡°Ni un solo d¨ªa he dejado de estar pendiente: sigues pendiente de noticias, informaciones, la firma, la respuesta de Twitter... todo sigue igual¡±, explic¨®. Lo que ha cambiado es el tiempo del que dispone para revisar las ediciones. Y para hacer deporte, ser padre, marido, leer...
¡°Orgullo de plantilla, adem¨¢s del orgullo de trabajar en EL PA?S¡±, es lo que Marta Nieto se lleva de sus a?os en el diario. L¨ªder sindical, pronuncia la palabra ¡°privilegio¡± por haber compartido sus d¨ªas con sus compa?eros y tambi¨¦n de haber podido trabajar con periodistas y autores que admira.
?lex Grijelmo mira su portada personalizada. Sale una foto de ¨¦l, estirado como un lince, dispuesto a parar una pelota que se dirige a su porter¨ªa. ¡°No fue gol, no fue gol¡±, repite. Muy cerca, la ya ex corresponsal en Oriente Medio ?ngeles Espinosa cuenta a sus compa?eras que ha disfrutado de sus primeras vacaciones sin sobresaltos.
¡°La secre¡±, Esperanza Garc¨ªa, tambi¨¦n dej¨® la redacci¨®n despu¨¦s de ¡°toda la vida¡±. El cr¨ªtico de cine Carlos Boyero le ha escrito uno de los textos de su portada.?Una cuesti¨®n de confianza?se titula. Y dice de ella: ¡°Esperanza representa la fiabilidad absoluta. En t¨¦rminos humanos y profesionales. Una profesional superlativa. Un ser humano inmejorable¡±.
Ella, que ha ¡°picado¡± en el ordenador cr¨®nicas dictadas por tel¨¦fono desde innumerables puntos, sigue comprando el peri¨®dico a diario y controlando las firmas de los art¨ªculos. ¡°A algunos ya no los conozco, porque son j¨®venes¡±, reconoce, pero est¨¢ ¡°encantada¡± de haber podido saludar a toda la redacci¨®n junta. ¡°Ha sido una vida profesional muy fruct¨ªfera, he aprendido much¨ªsimo de todos los periodistas¡±, resumi¨® junto al que fue su puesto de trabajo 30 a?os.
Todos los profesionales que se han despedido coincidieron en se?alar tres cosas: las excelentes amistades que se llevan de su vida profesional, el orgullo de haber pertenecido a EL PA?S y que fuera de la redacci¨®n de Miguel Yuste tambi¨¦n hay mucho por vivir.
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