John Wayne revive en el centenario de su nacimiento
Hollywood recuerda a su gran h¨¦roe que nunca hizo el servicio militar ni fue ganadero
Se llamaba Marion Michael Morrison y hoy habr¨ªa cumplido cien a?os si el c¨¢ncer no se lo hubiera llevado cuando ten¨ªa 72 despu¨¦s de haber superado ya un tumor. Sus papeles de hombre rudo y justo, ya fuera soldado o vaquero, le convirtieron en la quintaesencia del h¨¦roe americano. En su l¨¢pida figura como epitafio esta frase en castellano: "Feo, fuerte y formal". Es John Wayne, que nunca hizo el servicio militar, ni se dedic¨® a la ganader¨ªa ni dispar¨® un arma en la vida real.
Una lesi¨®n le impidi¨® continuar con el atletismo y se hizo actor. Int¨¦rprete en westerns de segunda categor¨ªa, su papel en la obra maestra de John Ford La diligencia (1939) convirti¨® al actor, conocido familiarmente como Duke, en una verdadera estrella. Hizo m¨¢s de 200 pel¨ªculas en 50 a?os de carrera. Hoy, cuando habr¨ªa cumplido los cien, es una fecha memorable en la industria, con celebraciones desde Hollywood a Cannes pasando por Winterset (Iowa), donde naci¨®, o incluso en Newport Beach, California, donde pas¨® sus ¨²ltimos a?os. El Festival Internacional de Cannes hizo hueco en su programaci¨®n para el reestreno restaurado de dos de los cl¨¢sicos de este actor, cuya carrera condensa el g¨¦nero del oeste. Se trata de R¨ªo Bravo, el filme que protagoniz¨® en 1959 bajo la direcci¨®n de Howard Hawks, y Hondo, una cita pr¨¢cticamente desconocida rodada en tres dimensiones y que Wayne consideraba entre sus mejores trabajos, si no el mejor.
"Si nunca has visto una pel¨ªcula de John Wayne, ¨¦ste debe de ser el primero en la lista porque estaba en plena forma", explic¨® a la prensa Gretchen Wayne, hija del actor, con motivo de este reestreno. La posibilidad de encontrar a alguien que nunca haya visto una pel¨ªcula de John Wayne es muy remota a juzgar por la encuesta Harris, que desde hace una d¨¦cada incluye todos los a?os a Duke en la lista de los actores m¨¢s admirados en Estados Unidos. Y eso a pesar de que esta estrella muri¨® hace 28 a?os, el 11 de junio de 1979, y que su ¨²ltima pel¨ªcula se rod¨® hace 30. Para alimentar esta pasi¨®n, los estudios Warner tambi¨¦n han vuelto a sacar a la venta, ahora en DVD, algunas de sus pel¨ªculas m¨¢s populares y a la restauraci¨®n el pasado a?o de The Searchers (1956) se une ahora la de R¨ªo Bravo y The Cowboys (1972).
Ni restaurante ni aeropuerto
Pero en medio de todos estos recordatorios a una figura que tambi¨¦n est¨¢ presente en sellos, estatuas o en el Instituto de Oncolog¨ªa que su familia fund¨® en su honor, su nombre desaparece de una ciudad que le considera su hijo adoptivo. En Newport Beach, la obsesi¨®n californiana de mantenerse joven ha borrado casi todas las huellas de su pasado. La casa donde Wayne vivi¨® con su familia desde 1965 tras ser diagnosticado de c¨¢ncer de pulm¨®n ha cambiado tanto que ya no est¨¢ en la ruta tur¨ªstica en homenaje al actor de La Diligencia (1939). El restaurante que durante una d¨¦cada mantuvo como si fuera un altar la mesa donde Wayne disfrutaba de sus filetes preferidos cierra este a?o sus puertas para dejar paso a algo m¨¢s moderno.
Y el club de tenis que llevaba su nombre prefiri¨® cambiarlo e invertir en remozar sus canchas el dinero que pagaba por recordarle. Incluso el aeropuerto bautizado en 1979 como John Wayne -a pesar de los gru?idos del actor, que no quer¨ªa vuelos porque le molestaban- puede perder el nombre si prospera la petici¨®n en el Ayuntamiento para cambiarlo por Orange County. Pese a todo, y como dicen en Hollywood, siempre quedan las pel¨ªculas. Newport Beach celebr¨® por adelantado el centenario de Wayne con la proyecci¨®n de True Grit (1969), cinta que le dio el Oscar y donde los espectadores asistieron con un parche en el ojo como el que us¨® el actor. "Pensaba que alg¨²n d¨ªa me lo dar¨ªan por durar tanto... Si lo llego a saber, me hubiera puesto el parche hace 35 a?os", confes¨® Wayne a la prensa con respecto a un premio que finalmente consagr¨® su carrera tras dos candidaturas, como actor con Sands of Iwo Jima (1949), y como productor por El Alamo (1960).
Para ser un hombre que nunca hizo el servicio militar, ni se dedic¨® a la ganader¨ªa ni dispar¨® un arma en la vida real, Wayne es el emblema del duro de la pantalla, el l¨ªder capaz de guiar a sus hombres, a su ganado o a una caravana de nuevos colonos. Una figura que su ciudad natal recuerda con el mismo orgullo que anta?o, con planes de construir un museo en su honor en la casa natal de Marion Morrison, por la cual anualmente pasan 40.000 personas. Y son m¨¢s los homenajes que le esperan en este centenario, incluidos los rev¨®lveres, munici¨®n y sombreros de vaquero o de trampero con la fecha de esta se?alada celebraci¨®n en recordatorio de un actor que en un Hollywood liberal siempre represent¨® a los m¨¢s conservadores.
Babelia
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