Un "herrero", Honoris Causa
La Universidad de las Palmas condece su m¨¢xima distinci¨®n al escultor canario Mart¨ªn Chirino
El artista y escultor Mart¨ªn Chirino asegur¨® hoy, durante su investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que a sus 83 a?os sigue pensando que es un "herrero" que con su fragua, yunque y martillo forja la utop¨ªa de su vida. Una utop¨ªa que cree casi haber alcanzado y que se basa en la creencia que se remonta a su ni?ez de que el horizonte, al que observaba desde la playa de Las Canteras, se puede mover. La interpretaci¨®n de su obra tiene momentos en los que se reconoce al hombre que de ni?o so?¨® con el movimiento del horizonte y al que fascinaban los cascos de hierro de los barcos varados en el Puerto de La Luz y Las Palmas, donde trabajaba su padre, dijo.
El punto de partida de su trabajo art¨ªstico, del que hoy hay referentes en Nueva York, Amberes, Barcelona o Los Angeles, lo situ¨® en los a?os 30 en la capital grancanaria, situada en medio del mar, a caballo "entre culturas y a?oranzas del mito", y en la psicolog¨ªa del isle?o, marcada por el cruce entre Europa y Latinoam¨¦rica. Si tuviera que retratarse, prosigui¨®, recurrir¨ªa "a la imagen de un ser errante" que desde joven siente "la necesidad de marcharse", lo que le hizo viajar a Madrid, Londres y Par¨ªs con "el asombro como principal equipaje, dispuesto a dejarse sorprender" por los hechos para acumular experiencias y saciar su apetito de conocimieno.
Consciente de la destreza de sus manos y convencido de que quer¨ªa ser "escultor del hierro", tras cursar Bellas artes en Madrid comenz¨® el aprendizaje del oficio de la forja, record¨®. Sus primeras esculturas, "Las reinas negras", una serie de reflexi¨®n sobre la cercan¨ªa del continente africano, fueron el punto de partida de su carrera. Mart¨ªn Chirino recorri¨® sus recuerdos de la Espa?a pobre en la que el Rastro madrile?o le val¨ªa para adquirir material de derribo para sus trabajos hasta que en los a?os sesenta, gracias al grupo "El Paso", contact¨® con artistas que creaban "en la misma onda" y pon¨ªan en cuesti¨®n el arte de su tiempo, lo que los anim¨® a "desbrozar el camino y as¨ª reafirmar la nueva realidad art¨ªstica".
La espiral de Chirino
Con m¨¢s de medio centenar de exposiciones individuales y trescientas colectivas en su haber, Chirino record¨® que la espiral apareci¨® un d¨ªa en su vida y "se implant¨® con fuerza" en toda su obra. "Todav¨ªa recuerdo el momento en el que el hierro entre mis manos giraba y volv¨ªa a girar sobre s¨ª mismo para dar origen a la espiral que ya estaba en mi mente como alegor¨ªa del viento", rememor¨®.
Y "de las espirales a los aer¨®voros", que, tras la lecci¨®n aprendida del artista Julio Gonz¨¢lez de "dibujar en el espacio", lo llev¨® a crear "obras ligeras de peso que parecen levitar" y, a pesar de la densidad del hierro, en su obra este material parece flotar. "Como en el horizonte distorsionado del sue?o que siempre he perseguido", apostill¨® Mart¨ªn Chirino, quien oy¨® por primera vez la palabra escultor de boca de su padre cuando de muy peque?o modelaba un trozo de barro.
"Es escultor el pibe", exclam¨®, seg¨²n record¨® el decano de la Facultad de Inform¨¢tica, Manuel Gonz¨¢lez, padrino de Mart¨ªn Chirino, del que asegur¨® que utiliza en sus creaciones "un algoritmo de cifrado de dif¨ªcil interpretaci¨®n". Mart¨ªn Chirino manifest¨® que ser¨¢ "eterno deudor" del reconocimento brindado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, cuyo rector, Jos¨¦ Regidor, le impuso el birrete.
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