Yo era una chica moderna
Mar¨ªa Antonieta gozaba de la alegr¨ªa -moderada-, el buen gusto -no el plomizo y ¨¢ureo protocolo de Versalles-, y las ideas nuevas -m¨¢s por la frescura de la novedad que por la idea misma. Cuando su marido subi¨® al trono en 1774 y fue Luis XVI, le cedi¨® el Petit Trianon, ese edificio que desde madame Pompadour ocupaban las sucesivas amantes del antiguo rey. Un hotelito sencillo y con clase: el no va m¨¢s, a¨²n hoy, para una chica moderna y con posibles que no ha cumplido los veinte. As¨ª, la joya neocl¨¢sica del Petit Trianon se mejor¨® con un teatro -donde la reina representaba con amistades y actores de confianza los grandes ¨¦xitos del momento-, un lago, una pradera bien arropada de ¨¢lamos y la guinda que culminar¨ªa ese retorno tan en boga a Naturaleza: la recreaci¨®n de una aldea de estilo normando con sus campesinos y lecheros, quienes fingir¨ªan una pausada y espont¨¢nea vida rural. Si era deseo de la reina, la misma reina ver¨ªa asombrada c¨®mo se horneaba el pan. La fuente filos¨®fica de esa invenci¨®n no era tanto el Rousseau de Julia o la Nueva Elo¨ªsa, diluido en perfume pastoril, como un ingenuo, pero conveniente, artificio: menosprecio de corte y alabanza de aldea, pero con la corte al lado. Un parque tem¨¢tico. El simulacro. Baudrillard avant la lettre. El Aprendiendo de Las Vegas de Venturi en una iron¨ªa espacio-temporal. "Aldea de novela". As¨ª la llamaban.
Pero Mar¨ªa Antonieta era ella y su circunstancia. Y esa circunstancia -una vertiginosa cadena de causas y efectos, revoluci¨®n, guillotina y campos de batalla- destruy¨® a la chica moderna en la primera embestida y, con los a?os, supuso un desaf¨ªo para los hombres que pensaban. ?C¨®mo se pod¨ªa vivir ignorando la evidencia? ?C¨®mo el ansia de libertad deriva en el Terror, y el Terror en el mayor y m¨¢s ef¨ªmero de los poderes conocidos? ?Cu¨¢l es la verdadera naturaleza de Naturaleza? ?Por qu¨¦ nadie lo esperaba? ?O se esperaba? ?C¨®mo llamar a eso? Y a eso -tan fr¨¢gil y azaroso como una tarde en el Petit Trianon - lo disfrazaron de inevitable y lo llamaron Sentido de la Historia. Otra novela.
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