El Lebrijano reaparece en el Auditorio Nacional
El cantaor, despu¨¦s de convalecer varios meses por enfermedad, inaugura en Madrid el primer ciclo flamenco del teatro
Dos cantes, uno por soleares y otro por seguiriyas necesit¨® anoche Juan Pe?a, el Lebrijano, para demostrar su grandeza una vez m¨¢s. Fue un repertorio corto. No m¨¢s de una hora de recital. Pero en su reaparici¨®n en los escenarios tras un par¨®n obligado de muchos meses por motivos de salud, el Lebrijano llen¨® anoche la Sala de C¨¢mara del Auditorio Nacional de la fuerza y el sentimiento que siempre han caracterizado su cante. Era el estreno de un ciclo de flamenco, el primero que tiene lugar en la historia en este escenario, llamado Andaluc¨ªa Flamenca.
Lebrijano comenz¨® con la voz tocada. No es ¨¦ste, probablemente, su mejor momento como cantaor, con un problema de salud arrastrado desde hace tiempo. La sala estaba casi completa, los alrededor de 300 asientos con p¨²blico en ellos y el ambiente era c¨¢lido para el cantaor, que domina el flamenco como pocos, con un cante directo y una voz grave, y su grupo acompa?ante (la guitarra de su sobrino Pedro Mar¨ªa Pe?a, la percusi¨®n de Agust¨ªn Henke y las palmas y jaleos de Juan Reina y El Indio).
El Lebrijano vuelve en Madrid |
El cantaor quer¨ªa hacer un repertorio cl¨¢sico. Arranc¨® por buler¨ªas, pausado, contenido, sin alardes. Y poco a poco fue entrando en el cante. Acompa?ando con los gestos, los brazos abiertos, el cuerpo meci¨¦ndose, buscando a los m¨²sicos. Lo mismo por canti?as, en las que quiso buscarse un poco m¨¢s, abandonar los tonos m¨¢s bajos acaso por un momento, con un notable esfuerzo en su voz, en su cara y en la mano que constantemente se llevaba a su herida, a la cicatriz que lleg¨® a ser de 100 puntos de sutura por una ¨²lcera que tanto dolor ha causado a cantaor y aficionados.
El p¨²blico esperaba. Aplaud¨ªa, pero quer¨ªa m¨¢s. Y el Lebrijano quiso dar la gracias con un hilo de voz, tembloroso, casi roto, haci¨¦ndose peque?o mientras saludaba. "Somos unos artistas humildes que venimos a darles a ustedes un poquito de alegr¨ªa". Su mujer, espectadora de excepci¨®n, le jaleaba entre bambalinas.
Pero entonces lleg¨® el cante por sole¨¢. Desde el ayeo, profundo, adolorido, directo, se pod¨ªa presagiar la tormenta de sensaciones que despertar¨ªa el cante. La guitarra en su sitio, dando espacio al cantaor, haciendo crecer la emoci¨®n sin reclamar el protagonismo. El Lebrijano se entreg¨® y no se dej¨® nada dentro. Creci¨® y su cante explot¨®, la voz quebrada. Sin necesidad de alargar los tercios, sin alardes. Con todo lo que el Lebrijano tiene en una garganta de tradici¨®n cantaora de Lebrija y Utrera.
El cantaor comenz¨® a gustarse, a disfrutar con su cante. As¨ª hizo tambi¨¦n Sue?os en el aire, canci¨®n por buler¨ªas muy r¨ªtmica. Y present¨® el gran momento de la noche, el cante por seguiriyas. "Voy a hacer un intento de valiente, aunque no lo soy", dijo antes de comenzar. En el mejor momento de la noche junto con la sole¨¢, el de Lebrija se transporta, su voz ya no le pertenece. Se termina de entregar a un p¨²blico que rompi¨® a ovacionarle. Emocionado, el Lebrijano se levant¨® de su silla y se agach¨® a besar el escenario.
El cierre lo puso por buler¨ªas primero y por tangos despu¨¦s. En las buler¨ªas ya quiso el Lebrijano jugar con el ritmo, con la voz, m¨¢s festero, disfrutando el momento. En los tangos, un segundo bis, Lebrijano lleg¨® a pedir palmas al p¨²blico, que pudo disfrutar, una vez m¨¢s, de uno de los grandes.
![El Lebrijano abri¨® el ciclo Andaluc¨ªa Flamenca en el Auditorio Nacional de Madrid](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IKDLOGDAY2QG5BOZ4EXDRLDXR4.jpg?auth=fed8b574e35a7d06dc44613264bb6a8263ed560b7be01ca1110986db7bdd6ae2&width=414)
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