"Hab¨ªa olvidado que mi abuela prend¨ªa fuego a su piso y paseaba desnuda"
El cineasta rememora el Bilbao ca¨®tico de los ochenta en 'Payasos en la lavadora', su ¨²nica novela, que ahora se reedita
En los ochenta, la r¨ªa de Bilbao parec¨ªa cola-cao caliente, el puente de Deusto estaba en llamas cada pocos d¨ªas porque "todos los fines de semana hab¨ªa guerra" y el autor de esta frase, ?lex de la Iglesia (Bilbao, 1965), coleccionaba pelotas de goma procedentes de los disparos de la polic¨ªa. El cineasta a¨²n recuerda como con cinco a?os recogi¨® casquillos de bala a la puerta de una tienda de chuches, tras un tiroteo entre la polic¨ªa y presuntos miembros de ETA. Hace diez a?os complet¨® la trascripci¨®n de parte de sus recuerdos en la novela Payasos en la lavadora, el mon¨®logo perturbado de Satr¨²stegi, un poeta fracasado que en una Semana Grande bilba¨ªna con huelga de basureros incluida sumerge su ya estropeado cerebro en un abundante consumo de drogas y alcohol, y que teclea a toda pastilla sus vivencias alucin¨®genas en un ordenador. "Un neurast¨¦nico que ilustra el mundo en el que yo viv¨ªa: nos encontr¨¢bamos confortables en el caos". Una d¨¦cada m¨¢s tarde se reedita la ¨²nica novela del cineasta, al que pone muy nervioso la frase de promoci¨®n que acompa?a al libro: "una mezcla de pop y alta filosof¨ªa". "La mitad de las cosas las s¨¦ de o¨ªdas. Mi ilusi¨®n es compartir mi confusi¨®n con los dem¨¢s". S¨ª, pero en las p¨¢ginas de Payasos en la lavadora se leen frases como "La emoci¨®n es ese sentimiento exquisito de plenitud que se siente al descubrir algo"; "?Qu¨¦ es el ser? El ser es una hostia que te arranca los dientes", o, ya en pleno abismo lis¨¦rgico de Satr¨²stegi, "Es dif¨ªcil ser humano cuando se ha sido Estela Plateada". Y, por supuesto, un concepto fundamental, el ascopena, "repugnancia mezclada con compasi¨®n".
Pregunta. ?Qu¨¦ le provoca ahora ascopena?
Respuesta. La mezquindad y el cinismo de los que manejan el cotarro.
P. El nuevo pr¨®logo acaba con esta frase: "Reley¨¦ndolo [el mon¨®logo de Satr¨²stegi] se me antoja particularmente aleccionador".
R. He descubierto c¨®mo ha cambiado el mundo. Es que no s¨®lo hemos pasado de pesetas a euros, sino que el mundo infernal que refleja la novela se ha convertido en un para¨ªso de perfecci¨®n burguesa.
P. Es decir, Guggenheim y turistas estadounidenses.
R. La verdad es que da gusto pasear ahora por Bilbao. Se ha convertido en un lugar id¨ªlico en el que pasear con mis hijas.
P. Reniega de la alta filosof¨ªa, pero de la baja hay mucha: el libro est¨¢ cargado de verdades alucin¨®genas como pu?os.
R. Es que me parece una pedanter¨ªa de la hostia. Lo ¨²nico que hay en mi cerebro son refritos de apuntes que tom¨® un amigo m¨ªo de lo que le dijo un profesor que nunca entendi¨® al autor... Me alejo mucho de las personas que han le¨ªdo Kant en alem¨¢n.
P. En estos diez a?os han desaparecido mitos que triunfaban el libro como Earl Miller, el fot¨®grafo de Penthouse, que retrataba a las mujeres con un brillo evanescente...
R. Es que la cultura audiovisual no tiene nada que ver. Asombra que las cosas cambien con tanta rapidez. Lo ¨²nico que entristece es que parece que nada de eso ha existido, que tengo la sensaci¨®n de que repetiremos los mismos errores...
P. ?Qu¨¦ cosas hab¨ªa escondido en su memoria que han resurgido con la relectura?
R. Hab¨ªa olvidado la huelga de basura de la Semana Grande... y algunos detalles, algunos personajes de la novela que pertenec¨ªan a mi vida personal.
P. ?Por ejemplo?
R. Pues por ejemplo los detalles de mi abuela, que prend¨ªa fuego a su piso y se paseaba desnuda a veces por la calle. O la vecina que viv¨ªa abajo acumulando basura, que recuper¨¦ en La comunidad. En definitiva, todo el mundo de locos cotidianos bilba¨ªnos. Por ejemplo, la gente de mi edad recordar¨¢ a la Loca de Arrikibar. Yo viv¨ªa al lado de la Plaza de Arrikibar, y esa mujer paseaba muy elegante con una bolsa verde en la cabeza. Y lo acept¨¢bamos como algo normal. Me dijeron que estaba loca por una historia de amor.
P. Payasos en la lavadora tambi¨¦n profetiza su futuro: P¨¢nico, el nombre de su productora, aparece ya citada como las siglas del Partido Anarquista Nihilista Ideal de Castigo y Opresi¨®n.
R. ?Qui¨¦n me lo iba a decir! Me resultaba muy entra?able, me gustaba la palabra y bautic¨¦ as¨ª a la empresa.
P. "Es dif¨ªcil ser humano cuando se ha sido Estela Plateada" suena a la confesi¨®n de un director de cine despu¨¦s de un rodaje.
R. S¨ª, hay que saber volver al d¨ªa a d¨ªa. En su momento no lo escrib¨ª por eso [s¨®lo hab¨ªa dirigido Acci¨®n mutante], hoy tiene otra lectura.
P. Chuches y cortezas de cerdo, la alimentaci¨®n de Satr¨²stegui y la suya.
R. Desde luego, son un referente y una obsesi¨®n. Ahora dedicamos nuestro vientre a otras ocupaciones... como los caracoles franceses.
P. La novela era una zambullida a un folclore bilba¨ªno...
R. ... que hoy ya no existe. Eso es lo que m¨¢s impresiona: hasta qu¨¦ punto est¨¢bamos acostumbrados a una ciudad sumida en el caos. Atravesar el puente de Deusto en llamas para ir a la universidad todos los d¨ªas y eso ha desaparecido. Creo que ha sido para bien, aunque est¨¦ticamente no lo veo claro. Esa sensaci¨®n infernal form¨® mi car¨¢cter y verlo desaparecer hace que parezca que mi vida tambi¨¦n se borra.
P. ?M¨¢s cosas que han cambiado en diez a?os?
R. Ya no usamos la palabra niqui (odiosa), los ordenadores ya no se cuelgan como antes con el famoso error menos 35... Me preocupa que exist¨ªa un tiempo de reflexi¨®n que ya no hay. Es como la comida japonesa que pasa por delante de ti en una cinta: antes cog¨ªamos alg¨²n plato, ahora ya ni los degustas: s¨®lo te da tiempo a verlos pasar. Tengo la sensaci¨®n de haber pasado a otro nivel. Antes hablaba de nolotiles, ahora de orfidales.
P. Asegura que a¨²n a su alrededor quedan satr¨²stegis.
R. Soy consciente de la inmensa suerte que tengo en mi vida, que puedo dirigir pel¨ªculas. Han generado un encabronamiento l¨®gico del creador que aumenta con la edad, porque no han tenido esa suerte.
P. ?Habr¨ªa educado a sus dos hijas en aquel mundo?
R. Yo no lo viv¨ªa como un drama, sino como algo normal. Hab¨ªa sido siempre as¨ª, como parte de la vida. Visto desde lejos y hoy, parece marciano.
P. Asegura haberse vuelto m¨¢s hip¨®crita con el tiempo, pero hace unos d¨ªas solt¨® en la Cadena SER que estaba "un poco hasta los huevos" de las comparaciones entre el cine estadounidense y el espa?ol. Vamos, se calent¨® en directo.
R. Es que pusieron un reportaje... Comparaban Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada con Los girasoles ciegos. Me parece injusto. Y muy na?ve que s¨®lo pensemos en la taquilla como t¨¦rmino de comparaci¨®n. Es como si valor¨¢semos a los chicos de la clase por c¨®mo est¨¢n sentados. Es como poner un peso welter a pegarse contra Classius Clay. Es horrible nuestra manera actual de ver el mundo. El arte se mide por las subastas. Nadie habla de calidad o de riesgo o de esfuerzo. Hay momentos en los que me parece que no merece la pena.
P. Despu¨¦s de estos momentos de desahogo...
R. ...me arrepiento y pienso en la gente que se va a enfadar, y no he pensado en las consecuencias.
P. Hace diez a?os se hubiera autojaleado feliz.
R. Por eso me envidio tanto a m¨ª mismo en esa ¨¦poca. Bendita ignorancia. El mayor poder creativo se da cuando eres absolutamente inconsciente de las consecuencias.
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