La ciudad de los personajes infinitos ya no se llama Ribanova
Marta Rivera de la Cruz, finalista del Premio Planeta en 2006, convierte a Madrid en escenario de su nueva novela, 'La importancia de las cosas', y se aleja la ciudad que invent¨® para sus historias anteriores
Puede que muchos lectores descubrieran a Marta Rivera de la Cruz tras quedar finalista en el Premio Planeta de 2006 con En tiempo de prodigios. Quiz¨¢ para ellos fuera una sorpresa descubrir Ribanova, la ciudad de los infinitos personajes. Para otros muchos, quienes hayan le¨ªdo las novelas anteriores de la autora, este nombre evoca un territorio propio, unas calles inventadas a medio camino entre Galicia y ninguna parte en las que nunca se acaban las historias. Por eso, sorprende que en su nuevo libro, La importancia de las cosas (Planeta, 2009), la escritora haya sustituido este escenario, su Macondo particular, por Madrid. Pero que nadie se asuste, su estilo narrativo no ha cambiado un ¨¢pice: aqu¨ª tambi¨¦n caben las vidas de mucha gente.
"Este libro no se ambienta en Ribanova porque sali¨® as¨ª", comenta Rivera de la Cruz a ELPA?S.com, "pero es que la historia, a medida que avanzaba, no ped¨ªa un paso por esta ciudad, y en eso hay que ser flexible. Lo contrario hubiera sido muy forzado". Para la gallega, "este libro ped¨ªa a gritos una ciudad grande, porque es una novela sobre los secretos, los misterios y esa incomunicaci¨®n que se da m¨¢s en el Madrid del siglo XXI que en una ciudad de provincias en 1950, donde todo se sabe y no hay secretos".
En ese escenario "de provincias" se desarrolla su primer libro, Que veinte a?os no es nada, con el que gan¨® el premio Ateneo Joven. "Quer¨ªa buscar un espacio para que los personajes se desarrollaran", se?ala, y ah¨ª lleg¨® la quinta provincia gallega, que se convirti¨® en un protagonista m¨¢s. Un universo nuevo en el que cada personaje -y son cientos- trae consigo su propia historia. Luego, vendr¨ªan Linus Daff, el inventor de historias, Hotel Almirante y En tiempo de prodigios, con el que se dio a conocer al gran p¨²blico. Y, en todos ellos, Ribanova y sus gentes.
?De d¨®nde surge esta manera de contar las cosas, de presentar la larga vida de cada personaje? "Tampoco creo que sea inventar la p¨®lvora", comenta la autora, "porque al final cada persona tiene una historia sorprendente que contar o compartir con los dem¨¢s, no solamente en las novelas, lo que pasa es que, muchas veces, la historia se muere con nosotros". Reconoce, eso s¨ª, la influencia de autores latinoamericanos como Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o Vargas Llosa.
El salto a la gran ciudad
En La importancia de las cosas, Rivera de la Cruz nos lleva a dar el salto a una gran ciudad, a los entresijos, los silencios y los secretos en una Universidad de prestigio "elitista, cara y peque?a". El cambio de escenario, sin embargo, no parece estar sentando mal al libro. "El libro lleva menos de dos semanas en las librer¨ªas y ya van a hacer la primera reedici¨®n", comenta sonriente ante este ¨¦xito precoz. "Supongo que se debe a un conjunto de cosas, porque la carrera de escritor es una carrera de fondo: el finalista del Planeta se vendi¨® muy bien, y la gente sabe que adem¨¢s, tengo otros libros y una trayectoria". La autora comenta tambi¨¦n otra idea: "hay gente que est¨¢ simpatizando especialmente con este nuevo libro, por los correos que me llegan, creo que empieza a tener sus propios seguidores".
Efectivamente, la escritora se escribe con sus lectores por correo electr¨®nico, que aparece destacado en su p¨¢gina web. "Tener un contacto con los lectores es parte de la gracia", dice, "la literatura deber¨ªa ser un di¨¢logo entre el que escribe y el que lee, dos personas que no se encuentran, que no coinciden, pero si las nuevas tecnolog¨ªas posibilitan que se realice ese encuentro, a m¨ª me parece fenomenal, y desperdiciarlo es una pena". Con todo, piensa que "la oportunidad de este libro va a estar en el boca a boca, y a eso todav¨ªa no ha dado tiempo".
Pero parece que este libro sobre sentimientos que no se dicen y secretos que se callan est¨¢ calando entre quienes lo leen. "El tema de la incomunicaci¨®n entre personas, de las cosas que no se dicen, porque no acabamos de explicar lo que sentimos, se est¨¢ vendiendo como un problema del siglo XXI, pero yo creo que es un problema de toda la vida", apunta Rivera de la Cruz. "Es m¨¢s lo que callamos que lo que decimos", contin¨²a, "por eso en la novela se ve a muchos personajes que son v¨ªctimas de sus silencios, y de lo que ocultan a otros". Unos silencios que pueden ser tan grandes en Madrid como en Ribanova.
Babelia
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