Chap¨ª revive en la plaza Mayor

La plaza Mayor de Madrid fue escenario anoche de una velada de zarzuela abierta al p¨²blico y dedicada al maestro Ruperto Chap¨ª (Villena, 1851-Madrid, 1909), quien inmortalizara la vida, el amor y las costumbres de la ciudad con obras como La Revoltosa, El tambor de Granaderos y Un pu?ao de rosas, pieza ¨¦sta que sirvi¨® como hilo conductor de la velada, auspiciada por la Concejal¨ªa de Las Artes del Ayuntamiento madrile?o. Fue uno de los platos fuertes de las celebraciones de las fiestas de San Isidro 2009.

El montaje escenogr¨¢fico de Francisco Azor¨ªn consisti¨® en un solapamiento narrativo de fragmentos del libreto de la zarzuela con filmaciones relativas a obras de Chap¨ª, dentro de una corrala como bastidor esc¨¦nico y con una trama adaptada al Madrid de la posguerra civil, en los a?os cincuentas del siglo XX. Con atuendos que emulaban a los del musical estadounidense West Side Story, el espect¨¢culo moviliz¨® a un centenar de artistas, entre bailarines, coros, solistas y orquesta, dirigida ¨¦sta por Luis Remart¨ªnez.

Entre las interpretaciones vocales destacaron las de Diana Navarro, una espl¨¦ndida voz con empuje y seducci¨®n para silenciar un estadio; Sole Gim¨¦nez, brillante en los agudos y, sobre todo, Elena Rivero y Antonio Torres, que bordaron el d¨²o de Felipe y Mari Pepa con empat¨ªa, pasi¨®n y muchas tablas. Los otros varones del reparto estelar, David DeMar¨ªa y Naim Thomas, entraron a la voz en tesituras extremadamente complejas, pero cumplieron. Menci¨®n especial merecieron Diego, Raimundo y Diego Junior Amador, que incorporaron duende y alegr¨ªa gitana a un montaje dif¨ªcil por su ambici¨®n tem¨¢tica y esc¨¦nica, a cuya resoluci¨®n ellos contribuyeron grandemente. Los bailarines Javier Toca y Yolanda Serrano se entregaron a la danza arrebatadamente, con impacto entre el p¨²blico. La orquesta, en la que figura un violonista hom¨®nimo del gran m¨²sico armenio Aram Katchaturian, supo extraer del maestro Ruperto Chap¨ª la desbordada alegr¨ªa que impregn¨® sus partituras, en las que se evidenci¨® siempre su formaci¨°n acad¨¦mica en Roma y Par¨ªs, su influencia vienesa y su enorme desenvoltura a la hora de manejar g¨¦neros tan distintos como la guajira o la jota, bellamente interpretados anoche. La coreograf¨ªa de Laura Rodr¨ªguez sembr¨® de energ¨ªa y dinamicidad la escena, bien iluminada y adecuadamente coordinada con las filmaciones. El p¨²blico despidi¨® el espect¨¢culo en pie.