Cortocircuito electr¨®nico
La escena musical electr¨®nica parece detenida mientras sus hallazgos est¨¦ticos contaminan la m¨²sica popular
La primera edici¨®n del S¨®nar se celebr¨® en 1994. Entonces pareci¨® que la llamada m¨²sica electr¨®nica iba a cambiar el mundo, le iba a dar la vuelta al panorama de la m¨²sica popular, entronizar¨ªa a otros artistas y, lo que es m¨¢s importante, realzar¨ªa otros valores, nuevas est¨¦ticas, otra forma de mirar nuestro entorno y de explicarlo musicalmente.
Hoy comienza la XVI del S¨®nar, el festival que naci¨® para ser altavoz y testimonio de todos estos cambios, y los artistas que encabezan su cartel son Orbital, estrellas de su segunda edici¨®n, y Grace Jones, una diva de avanzado vestuario. ?Qu¨¦ ha pasado en estos a?os para que lo prometido se diluya?, ?por qu¨¦ el estrellato de la electr¨®nica no se ha renovado?, ?el gran timo del rock and roll se ha visto sustituido por la gran fastasmada de la electr¨®nica?, o bien todo son especulaciones de industria y medios de comunicaci¨®n, ansiosos por lograr nuevos titulares.
?ngel Molina es disc-jockey, uno de los m¨¢s respetados de nuestro pa¨ªs y un cl¨¢sico en el cartel del S¨®nar. Adem¨¢s es amante de la m¨²sica electr¨®nica y para ¨¦l no ha pasado nada relevante "porque quienes creyeron que la m¨²sica electr¨®nica hab¨ªa llegado para cambiar el mundo simplemente no la hab¨ªan escuchado hasta entonces. No representaba el futuro, o solo lo era para los impresionables. Quienes la o¨ªan de forma regular no pensaban en revoluciones, o si lo hicieron, como declar¨® Jeff Mills a la revista Dance De Lux el a?o 2004, cayeron en la cuenta de que las propuestas revolucionarias que suger¨ªa -disoluci¨®n de la personalidad del artista en el anonimato, supresi¨®n de la importancia del escenario en la ejecuci¨®n en directo, etc¨¦tera- no se sostendr¨ªan en cuanto entrase en la rueda de la industria".
Para Molina, la escena de la m¨²sica electr¨®nica sigue ah¨ª, y en pa¨ªses como B¨¦lgica, Holanda o Alemania se contin¨²an pagando cantidades enormes por las sesiones de un disc-jockey de trance, pongamos por caso. Aun as¨ª, cabe plantearse si la m¨²sica electr¨®nica no ha perdido relevancia p¨²blica al haberse integrado en todas las dem¨¢s m¨²sicas populares. Muy probablemente Madonna, Britney Spears, Justin Timberlake las divas del rhythm and blues o los "machotes" del hip hop contempor¨¢neo no se sienten artistas electr¨®nicos, pero su sonido y sus producciones beben de la est¨¦tica impuesta por la electr¨®nica en lo que hace a texturas, r¨ªtmica y b¨²squeda del sonido como fin en s¨ª mismo. En este sentido, ser¨ªa como buscar un ¨¢rbol llamado electr¨®nica cuando la electr¨®nica es el mismo paisaje, el conjunto de la vegetaci¨®n.
Molina recoge esta reflexi¨®n desde el punto de vista tecnol¨®gico, "ya que la tecnolog¨ªa y su abaratamiento permitieron que la electr¨®nica fuese adem¨¢s de un g¨¦nero una forma de trabajar que se ha extendido a todas las dem¨¢s m¨²sicas". No comparte este punto de vista Manolo Mart¨ªnez, compositor y cantante del grupo de pop electr¨®nico Astrud, para quien "ya en la ¨¦poca del tecno pop la tecnolog¨ªa formaba parte del arsenal a disposici¨®n de los m¨²sicos". Para este artista, las razones que explican la incapacidad de la m¨²sica electr¨®nica para llegar a un espacio central se deben "a que no ha sabido como solventar el directo. Los artistas de m¨²sica electr¨®nica han optado por dos caminos, o bien han imitado la grandilocuencia del rock o bien han montado espect¨¢culos poco menos que de majorettes. Por lo tanto el formato no ha funcionado". En parecidos t¨¦rminos se manifiesta la otra mitad de Astrd, Gen¨ªs Segarra, quien afirma que "los artistas de electr¨®nica recurren a los efectos visuales para reclamar la atenci¨®n del p¨²blico tal y como lo hacen los grupos de estadio". Entre otras cosas, eso le ha conducido al desencanto: "Esper¨¢bamos que la electr¨®nica rompiese los patrones sexistas del rock, no tuviese estructuras r¨ªgidas, no emplease los instrumentos tradicionales, ofreciese otras experiencias en su directo y acabase con las etiquetas estil¨ªsticas. Nada de esto ha ocurrido, incluso ha generado un alud de etiquetas diferentes".
Un nuevo mundo
Preguntado por si este desencanto es achacable a la propia electr¨®nica o a unas desmesuradas expectativas del p¨²blico, Gen¨ªs resuelve: "Sin duda fuimos unos ingenuos que cre¨ªmos en la utop¨ªa de un nuevo mudo servido por la est¨¦tica que aportaba la nueva tecnolog¨ªa". Por su parte, Marc Vicens, Director de Estrategia de Catalunya R¨¤dio, apunta con dosis de realismo que "creo que ese g¨¦nero que en su d¨ªa bautizamos como m¨²sica electr¨®nica ha vivido un proceso similar al de esas viejas computadoras de los a?os ochenta: presagiaban un futuro lleno de c¨®digos en el que desaparec¨ªa el alfabeto de los teclados mientras los cables se esfumaban de nuestras vidas. Pues va a ser que no, que la electr¨®nica se ha instalado como un electrodom¨¦stico m¨¢s en nuestras vidas y las letras han llenado de mensajes los sonidos de las nuevas generaciones de procesadores de m¨²sica electr¨®nica".
Lejos de estos plantreamientos, los hay que no saben de qu¨¦ se habla cuando se habla de electr¨®nica. Es el caso de Jo?l Iriarte, alias Joe Crep¨²sculo, participante en el S¨®nar 2009 como uno de los artistas m¨¢s descollantes y sorprendentes del nuevo panorama musical local. "La verdad es que la electr¨®nica m¨¢s que un g¨¦nero o un estilo es simplemente m¨²sica hecha con m¨¢quinas, y puede haber una variedad enorme de este tipo de sonidos. Por eso me niego a llamar electr¨®nica a un tipo concreto de m¨²sica". Para Jo?l, el tecno, como un estilo determinado, tuvo su per¨ªodo de gloria en los a?os 90, "tal y como le ha pasado a otros muchos estilos que luego decayeron. Lo que imagino es que igual el tecno vuelve a tener su momento. De hecho, todos los festivales acaban con sesiones de tecno ?no?".
Con respecto a su credulidad en los incios de la llamada m¨²sica electr¨®nica en los 90, Jo?l se apuntar¨ªa a los esc¨¦pticos. "Yo nunca cre¨ª que el anonimato del artista o la supresi¨®n del escenario como elemento central de la puesta en directo fuese a producirse. El dinero hab¨ªa de jugar su papel, y lo jug¨®". En lo que existe una coincidencia generalizada es en la inadecuada petici¨®n que se le hace a la electr¨®nica en cuanto a la pretendida lentitud patra renovar su estrellato. Para Molina "los que est¨¢n, est¨¢n ah¨ª por alguna raz¨®n, y todav¨ªa no ha llegado nadie m¨¢s, es as¨ª de sencillo". Para Gen¨ªs "el rock est¨¢ igual, incluso m¨¢s esclerotizado porque los Stones llevan en el estrellato toda la vida. No encuentro extra?o que las estrellas de la electr¨®nica pertenezcan a la quinta que explot¨® a mediados de los noventa". Es Angel Molina quien resume el estado de las cosas al afirmar que "Kubrick imagin¨® un siglo XXI con escafandras y yo a¨²n no me me puesto ninguna estando casi en 2010. Y no pasa nada".
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