Mu?oz Molina narra el drama del exilio en 1.000 p¨¢ginas
La nueva novela del escritor andaluz, 'La noche de los tiempos', se publicar¨¢ en noviembre
El soplo de una idea para un novelista viene siempre de improviso. Por ejemplo atravesando un bosque. As¨ª es como a Antonio Mu?oz Molina se le ocurri¨® su ¨²ltima novela, La noche de los tiempos. Contemplando c¨®mo la extra?a placidez de los ¨¢rboles pod¨ªa verse quebrada de repente por algo imprevisto y horrible. "?Qu¨¦ hace una persona templada y pac¨ªfica cuando la normalidad se derrumba y no parece que haya otra alternativa que la matanza?". Tal vez la huida, el exilio, de eso precisamente trata su nueva obra de 1.000 p¨¢ginas en la que ha invertido un esfuerzo tit¨¢nico de tres a?os y que ser¨¢ publicada en noviembre por Seix Barral.
"Las primeras ideas las tuve viajando en tren por la orilla del r¨ªo Hudson entre Nueva York y una peque?a estaci¨®n dos horas al norte. Cuando me dirig¨ªa a Bard College, una peque?a universidad en la que el escritor Norman Manea me hab¨ªa invitado a dar unas clases". Las casualidades nunca vienen solas. "Norman es un excelente escritor rumano exiliado en Estados Unidos. Bien pod¨ªa haber sido un personaje de mi libro Sefarad". Aquella obra poblada de n¨®madas sin patria en la que se cruzaban exilios y vidas truncadas, tiene mucho que ver con la nueva novela del escritor andaluz. Solo que ahora Mu?oz Molina ha querido describir el drama del exilio espa?ol tras la Guerra Civil.
Al principio pens¨® centrarse en alg¨²n escritor. "Un personaje que siempre me inspir¨® curiosidad es Pedro Salinas. No es un exiliado del 39 sino del 36, que aprovech¨® un puesto precario de profesor invitado en Wellesley College para quitarse literalmente de en medio". Pero a medida que empezaba a narrar, desech¨® centrarse en un poeta. "No me apetec¨ªa escribir sobre literatos en la guerra, en parte porque ya lo hice en Beatus ille, y porque en general las vidas de los escritores no me parecen interesantes para la ficci¨®n". As¨ª que cambi¨® de gremio: "Se me ocurri¨® que el personaje principal fuese un arquitecto con una idea de modernidad comprometida a la manera de la Bauhaus y de sus importantes derivaciones espa?olas. Artistas como Sert, Lacasa o Sanchez Arcas". As¨ª es como su personaje, Ignacio Abel, se puso a trabajar en el gran proyecto moderno del final de la monarqu¨ªa y la Rep¨²blica: la Universidad Complutense de Madrid. "Pero tambi¨¦n lo hice autor de mercados y escuelas p¨²blicas. Deb¨ªa ser un socialista pragm¨¢tico y alguien que, como Salinas, reforzara su ascenso social a trav¨¦s del matrimonio". Un tipo con su lado oscuro: "Deb¨ªa tener mucho de otro trepador social de la ¨¦poca, siempre dividido entre su origen popular y su ascenso a la clase media". Aqu¨ª Mu?oz Molina se inspir¨® en Arturo Barea, uno de sus autores favoritos.
Tres a?os para una labor tit¨¢nica
La t¨¦cnica, el sistema de trabajo lo ha llevado a veces a callejones sin salida donde se ha sentido perdido. Sobre todo al principio. Escrib¨ªa borradores al tiempo que le¨ªa libros de la ¨¦poca. "Durante m¨¢s de un a?o lo hice bastante a ciegas. Todos los d¨ªas, con una mezcla de esperanza y obstinaci¨®n, abandonando muchas veces, buscando otras maneras de empezar, inseguro de todo". El material amenazaba con engullirlo. Ten¨ªa miedo de desplomarse. "Todo crec¨ªa monstruosamente. Escrib¨ªa e investigaba al mismo tiempo. La escritura guiaba la b¨²squeda documental y la documentaci¨®n me daba m¨¢s pistas narrativas". Tambi¨¦n le preocupaba no estar a la altura para narrar una ¨¦poca que no hab¨ªa vivido. "Me obsesionaba la dificultad de escribir con naturalidad. Ten¨ªa que contar no solo las cosas que les suced¨ªan a mis personajes sino tambi¨¦n mi propio deseo de tocar con las manos los objetos cotidianos que pertenecen a una ¨¦poca y desaparecen sin dejar casi rastro".
La historia avanzaba por caminos inesperados. El autor deambulaba por los escenarios como un poseso. "A veces me encontraba yendo un poco alucinado por la calle, buscando los lugares exactos donde hab¨ªan sucedido episodios reales o inventados". Pero poco a poco el c¨ªrculo fue cerr¨¢ndose. Al final, el autor de El jinete polaco ha construido una novela de amour fou propia de una ¨¦poca de desmoronamientos y huidas. Una narraci¨®n en la que aparecen exiliados de Espa?a que simplemente aspiraban a que se cumpliera la legalidad republicana. "Personas divididas por dentro como Salinas, Moreno Villa, Chaves Nogales o Barea. Los cuatro se negaron a dejarse arrastrar por el sectarismo o apartar los ojos de lo que estaba ocurriendo o a justificar ning¨²n crimen. Los cuatro se marcharon de Espa?a y no volvieron nunca".
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