Mireia Sent¨ªs, la curiosidad como herramienta
La artista catalana presenta hasta siete series fotogr¨¢ficas en Arts Santa M¨®nica
Irreverente, canalla, ir¨®nica, perversa... rigurosa, perfeccionista, obsesiva,... Hay un orden cierto en el incierto desorden de la obra de Mireia Sent¨ªs (Barcelona, 1947), un ejercicio poli¨¦drico cuyo ¨²nico hilo conductor parece ser el uso de la c¨¢mara fotogr¨¢fica -y no siempre, y no s¨®lo? que ahora se expone en Arts Santa M¨°nica. Siete series fotogr¨¢ficas; desde la provocadora Joyas, de 1985, donde ¨®rganos sexuales masculinos y femeninos se adornan de orfebrer¨ªa, hasta la m¨¢s reciente, Corners, grandes cuadros de detalles esquinas con una historia especial, pasando por la extraordinaria Black Suite, un gran mural compuesto de 540 fotograf¨ªas sobre la cultura negra en los Estados Unidos.
No es una retrospectiva, pero se le acerca, porque, paralelamente, Sent¨ªs ha instalado un montaje sobre las entrevistas que realiz¨® para el programa de TVE Dos en raya durante la d¨¦cada de 1980 y otros materiales y series que acaban por dibujar una biograf¨ªa sorprendente, que explica por s¨ª misma la obra de esta artista tan especial, caracterizada por una curiosidad sin l¨ªmites, propia de un periodista, combinada con la meticulosidad y el rigor de un maestro artesano.
Utiliza, por ejemplo, la c¨¢mara anal¨®gica, la pel¨ªcula y el revelado. "Con una digital", asegura, no habr¨ªa conseguido el efecto de grano grueso, casi como de pintura, que utilizo en la serie Corners; habr¨ªan salido peque?os cuadraditos en vez de puntos redondos". Lo cual no quiere decir que no manipule. Las im¨¢genes finales son parte o trozos de otras mayores que, a su vez, han sido fotografiadas total o parcialmente. La impresi¨®n tambi¨¦n transforma la imagen, sea utilizando una tela de algod¨®n o las piedras litogr¨¢ficas con las que ha querido rendir homenaje a sus maestros en la serie Huellas.
Si se le pregunta si se considera miembro de una generaci¨®n, lo niega, pero lo autobiogr¨¢fico de su trabajo acaba por desmentirla. Miembro de este grupo de espa?oles que desembarc¨® en el Nueva York de la d¨¦cada de 1970 y, para siempre, qued¨® atrapado por el aroma de la Gran Manzana, Sent¨ªs recoge de manera implacable la esencia, la forma y el contenido, de los tiempos que le ha tocado vivir. Su obra responde a inquietudes vitales m¨¢s que a impulsos formales. Su mirada, entre ir¨®nica y po¨¦tica, que su c¨¢mara fija, es una permanente reflexi¨®n.
Su ¨²ltimo trabajo, Corners, re¨²ne todas las caracter¨ªsticas antes enunciadas. El espectador se enfrenta a una imagen de gran formato que muestra un trozo de acera con restos de nieve en un t¨ªpico d¨ªa soleado del invierno neoyorquino. En la parte superior queda el panel de la entrada de la estaci¨®n de metro de High Street en el Brooklin Bridge. Es una tela emulsionada y la textura no cuadra con la de una fotograf¨ªa, aunque en realidad lo es, pero el grano de la imagen redondea los contornos muy geom¨¦tricos de la composici¨®n que parece sostenerse en un aire denso, como el podr¨ªa encontrarse en una pintura. En el caso de Claustrofobia, se trata de detalles aparentemente morbosos tomados de viejas fotograf¨ªas de ¨¢lbumes familiares que toman identidad propia en forma de miniaturas.
Pero todo esto no tiene importancia. Porque lo importante no es -no s¨®lo es- la imagen, sino el texto de unas cien palabras que puede leerse en un cart¨®n oscuro colocado en el suelo, bajo el cuadro. "Para evadirse de sus 11 hermanos el t¨ªmido Floyd Patterson se refugiaba en una caseta de herramientas de la estaci¨®n de metro de High Street. A lo largo de toda su carrera, el campe¨®n del mundo de los pesos pesados se vio devorado por el miedo a perder. Seguramente no fue el primer boxeador en sentirlo, pero s¨ª en filosofar sobre ¨¦l: Cuantos m¨¢s placeres te de la vida m¨¢s temer¨¢s a la muerte", repet¨ªa. Cuando era derrotado se encerraba en casa a oscuras y guardaba luto por su muerte como campe¨®n; o cog¨ªa un vuelo al azar (en 1962, por ejemplo, aterriz¨® con sus fantasmas en Madrid). Sus peleas contra Sonny Liston fueron las m¨¢s esperadas de una trayectoria que concluy¨® frente a un joven Cassius Clay, quien le deslumbr¨® por su arrogancia m¨¢s aun que por su rapidez".
"Tuve que calcular el tiempo que uno resiste de pie, leyendo algo escrito en el suelo, y adaptar los textos a esta medida", explica Sent¨ªs. El espectador, explica, tiene as¨ª de entrada una mirada sobre la pieza y una segunda muy distinta despu¨¦s de leer el texto. La selecci¨®n no es aleatoria. Su parte de periodista se pone en evidencia cuando uno sigue el hilo de la composici¨®n global, como una especie de reportaje oculto que a modo de l¨ªnea roja ofreciera una tercera o cuarta lectura. Porque si de pronto sabemos que Patterson aterriz¨® en Madrid con sus fantasmas, tambi¨¦n descubrimos una extraordinaria minibiograf¨ªa de Frank Yerby bajo la imagen de una piscina medio destruida y comida por la maleza, precisamente en Madrid, donde este escritor, tambi¨¦n negro como Patterson, encontr¨® su morada en pleno franquismo, o la extraordinaria historia de la esquina de la avenida Kosciusko y la calle Marcy, en Brooklin, para enterarnos que Arthur Schomburg, que fuera conservador de la biblioteca de Harlem, hab¨ªa encontrado documentos que probaban que Jos¨¦ Campeche, Juan de Pareja y Sebasti¨¢n G¨®mez, tres pintores sevillanos, eran negros.
El tema de la cultura afroamericana es uno de los que m¨¢s y mejor atraviesan la obra de Sent¨ªs. Un inter¨¦s que viene de lejos y qued¨® plasmado en el excelente libro de entrevistas El pico del ¨¢guila (1999). La exposici¨®n de Santa M¨®nica incluye Black Suite, un mural sorprendente que recoge todos los mitos e hitos de la cultura negra en estados Unidos. Un espacio en el que sentarse sin prisas e intentar adivinar uno por uno quien es quien en cada imagen. Como la propia Mireia explica relatando su experiencia cuando la pieza se expuso por primera vez en 1998 en Nueva York. "Hab¨ªa dos grandes tipos sentados en el suelo, embelesados, fum¨¢ndose un porro y jugando a adivinar qui¨¦n era qui¨¦n".
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