Imponente corrida de Adolfo Mart¨ªn
Jos¨¦ Calvo no termina de aprovechar el mejor lote de la primera corrida de Fallas
De los seis toros de Adolfo Mart¨ªn, cuatro fueron una pel¨ªcula de suspense y dos de filme de amor. Estos ¨²ltimos entraron en el lote de Jos¨¦ Calvo; los otros se los repartieron El Califa y Jos¨¦ Luis Moreno. E imponentes de presencia los seis. Cuerpos musculosos, arm¨®nicos y con cabezas de impresi¨®n. El quinto, por ejemplo, luci¨® una guada?a por pit¨®n izquierdo de ponerse a temblar. Todos cinque?os bien cumplidos y el sexto camino de los seis. Arrancaron el aplauso de salida y fueran como fueran, recibieron el respeto y reconocimiento a estampa tan seria.
Tercero y sexto se salieron del gui¨®n impuesto por el resto y se pusieron de parte del torero. Nobles, colaboradores, aunque un punto cortos de viaje. Con ellos, Calvo se qued¨® a mitad camino y no los termin¨® de aprovechar. Apunt¨® pero no dispar¨®. M¨¢s centrado en el segundo, al que tore¨® con cierto gusto sobre la derecha. Pareci¨® faena solvente, pero tambi¨¦n dej¨® la impresi¨®n del s¨ª pero no: m¨¢s de acompa?ar que de torear. El sexto, a s¨®lo un semestre de cumplir los seis a?os, fue igual de bonach¨®n que el anterior. Los doblones de inicio prometieron, pero la cosa no termin¨® de arrancar. De nuevo la ficci¨®n super¨® a la realidad. A esos dos toros los arrastraron con las orejas puestas.
MART?N / CALIFA, MORENO, CALVO
Toros de Adolfo Mart¨ªn, de imponente presencia y exigentes.
El Califa: bajonazo y descabello (silencio); media (silencio). Jos¨¦ Luis Moreno: pinchazo y entera (saludos); entera y ocho descabellos (silencio). Jos¨¦ Calvo: cuatro pinchazos -aviso- y entera (saludos); dos pinchazos, casi entera -aviso-, m¨¢s de media, cinco descabellos -segundo aviso- y ocho m¨¢s (divisi¨®n).
Plaza de Valencia, 12 de marzo. 2? de Feria. Media.
Otra historia fueron los otros cuatro toros. Dif¨ªciles, con peligro, pendientes del torero y de revolverse sin avisar, encontraron respuesta desigual. Jos¨¦ Luis Moreno atac¨® a bayoneta calada en el segundo. En la corta distancia. Arranc¨® los muletazos de uno en uno, con mucho m¨¦rito. El quinto nunca quiso pasar y Moreno se top¨®, adem¨¢s, con respuesta fr¨ªa de la gente. Primero y cuarto, mirones e inciertos, contagiaron a un Califa que nunca se puso en sitio. Sin confianza, mosqueado, se los pas¨® por la cara sin disimulo y sin ninguna intenci¨®n de compromiso. Un dato: los seis toros, muy cumplidores en varas, murieron con la boca cerrada.
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