Un dram¨¢tico cuento
La maravillosa ¨®pera de Bart¨®k, que ya fue abordada por la formaci¨®n valenciana en 2002, con J¨¢nos F¨¹rst a la batuta, mostr¨® de nuevo el s¨¢bado esa m¨²sica angustiosa y dram¨¢tica compuesta sobre el libreto de B¨¦la Bal¨¢sz. Dirigida esta vez por Josep Pons, se evidenci¨® que este le tiene bien tomado el pulso a la Orquesta de Valencia. Willard White, por su parte, convenci¨® totalmente con un Barbazul cuya serenidad oculta una oscura capa marcada por la repetici¨®n de la tragedia con cada una de sus esposas. Jane Irvin, como Judit, dio cuerpo a ese sentimiento de que la apremiante insistencia de su personaje va m¨¢s all¨¢ de la curiosidad, adentr¨¢ndose en la esfera del fatalismo y la predeterminaci¨®n. Y el contenido simb¨®lico, precisamente por los diferentes significados que pueden superponerse, trasciende una historia que est¨¢ incluida en los cuentos de Perrault, pero cuyos or¨ªgenes son muy anteriores, y que ha ido ti?¨¦ndose, despu¨¦s, con colores muy diversos. En la combinaci¨®n Bart¨®k-Bal¨¢sz, desde luego, predominan los sombr¨ªos. Los muy sombr¨ªos, se podr¨ªa decir, subrayados de forma incisiva y delicada por la batuta de Pons.
EL CASTILLO DEL DUQUE BARBAZUL (Versi¨®n concierto)
De B¨¦la Bart¨®k. Orquesta de Valencia. Director: Josep Pons. Solistas vocales: Sir William White y Jane Irwin. Palau de la M¨²sica. Valencia, 27 de marzo de 2010.
La orquesta, d¨²ctil y cuidadosa, luci¨® en todas sus secciones. Por la relevancia de su cometido, habr¨ªa que destacar, sin embargo, a los instrumentos de viento-madera, as¨ª como a las escalofriantes arpas que, junto a las flautas, acompa?an la apertura de la puerta de las l¨¢grimas. La amplia din¨¢mica estuvo siempre controlada, sin que el fortissimo se convirtiera jam¨¢s en estridencia. En el otro extremo de la gama, fue notable tambi¨¦n la capacidad expresiva con que se acompa?¨®, al final, la repetici¨®n de la palabra "oscuridad" (¨¦jjel en h¨²ngaro). L¨¢stima que unos ni?os, cuyos padres debieron pensar que los llevaban a una representaci¨®n infantil, junto a unas inoportunas toses, destrozaran esa impresionante ca¨ªda hacia la nada. Con crisis y todo, el Palau de la M¨²sica y el de les Arts debieran ponerse de acuerdo para editar y difundir un folleto acerca del comportamiento requerido en una sala de conciertos, con un apartado entero para el problema de las toses. Parece una boutade, pero la necesidad apremia. El pasado viernes, sin ir m¨¢s lejos, a Riccardo Muti se le vio muy alterado por el aluvi¨®n de carraspeos y murmullos entre los movimientos de la Heroica. No le faltaba raz¨®n.
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