?D¨®nde est¨¢ el toro?
A pesar de elevado n¨²mero de ganader¨ªas que existe en este pa¨ªs, y de las miles de reses bravas que sobraron el a?o pasado a causa de la crisis, resulta que no hay toros en el campo. Ah¨ª va un dato: de los seis festejos que se han celebrado ya en la feria de San Isidro, cuatro de ellos han debido ser remendados con toros de otros hierros al ser devueltos los titulares por los veterinarios. Y surge la reflexi¨®n primera: si los supuestos ganaderos de post¨ªn que se anuncian a bombo y platillo en la primera plaza del mundo no tienen producto, ?d¨®nde esta el toro? Pero el asunto es m¨¢s grave, si cabe: en l¨ªneas generales, lo que ha salido al ruedo vente?o ha sido una farsa, pura miseria decadente de lo que un d¨ªa fue un animal deslumbrante por su belleza, fortaleza y bravura. As¨ª las cosas, otra reflexi¨®n: ?qu¨¦ es lo que cr¨ªa en el campo? Y una aclaraci¨®n importante: esta caricatura desvergonzada es la que imponen las figuras actuales y la que defiende y avala la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia. Y todos ello saben, aunque les importe un pimiento, que ese suced¨¢neo de toro feo, sin trap¨ªo, inv¨¢lido, enfermo o borracho, descastado y lisiado es el c¨¢ncer de una fiesta que amenaza seriamente con hacerla desaparecer. Y lo inconcebible es que nadie se da por enterado.
Ayer se vivi¨® otro espect¨¢culo sonrojante y bochornoso. Sobran los detalles: animaluchos destartalados, amuermados, moribundos y sin gota alguna de sangre brava en las venas. Hubo alguna protesta, pero nada del otro mundo. Ya se sabe que la afici¨®n no existe, y el espectador accidental est¨¢ m¨¢s pendiente del puro, la bebida y de ser localizado por un amigo que est¨¢ all¨ª enfrente que de lo que ocurra en el ruedo.
No hay toros. Pero, ?hay toreros? A la vista de los mediocres carteles de esta feria, es evidente que no. Ayer mismo no los hubo.
Confirm¨® la alternativa un mexicano que derram¨® su sangre en la pasada Feria de Abril. Vendr¨ªa con ilusi¨®n, y acompa?ado estuvo por muchos compatriotas que le animaron y aplaudieron con todas sus fuerzas. Pues, que no se enga?e Arturo Mac¨ªas. Es torero muy limitado, no conoce la t¨¦cnica y se coloca mal; torpe y con pocas ideas, estuvo a merced de sus dos toros y no dio un muletazo que mereciera la pena. No acab¨® en la enfermer¨ªa de purito milagro y su nota final es muy deficiente. ?Viva Aguascalientes!, de donde es natural, le gritaban sus compatriotas. Que viva, pero mucho tiene que mejorar Mac¨ªas para ser tenido en cuenta entre la torer¨ªa andante de este pa¨ªs.
Y le acompa?aban dos espa?oles, j¨®venes ambos, pero con cara de jubilados los dos. Abell¨¢n y Jim¨¦nez, insulsos ambos, tristes, apenados, vulgares, insulsos. No hay nada peor que provocar indiferencia. Qu¨¦ lastimosa actitud la suya...
Por si faltaba un perejil, una nota de ambiente: el piso del ruedo madrile?o es un patatal plagado de socavones de arena, y que produce un peligro cierto para todos los que trabajan en ¨¦l. A pesar de los resbalones y ca¨ªdas, ?creen que se le pondr¨¢ remedio? Anda ya...
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