"Flamenco por las calles, y todo eso"
C¨®rdoba celebra la tercera edici¨®n de La Noche Blanca del Flamenco con una 'madrug¨¢' que acab¨® en juerga
Hay frases, cazadas al vuelo al poner la oreja en una conversaci¨®n telef¨®nica, que pueden resumir lo que se vivi¨® en C¨®rdoba durante las ocho horas de madrugada del s¨¢bado pasado: "Hay flamenco por las calles, y todo eso". Lo primero queda claro. El todo eso se traduce en 250.000 personas a la caza del duende del flamenco y del insomnio por las plazas y las calles del centro de C¨®rdoba, una ciudad que se desped¨ªa de una primavera rara para ponerse la manga corta y las sandalias, y donde te puedes enamorar cada tres segundos en cualquier esquina. M¨¢s de 40 actuaciones hasta las cinco de la madrugada, momentos estelares del flamenco, sorpresas escondidas en callejones. De todo eso, y m¨¢s, hubo en la tercera edici¨®n de La Noche Blanca del Flamenco, que inaugur¨® el cantaor Enrique Morente en cuanto el reloj dio las 22.30 horas en punto.
No hace falta ser un entendido para apreciar la incre¨ªble voz del granadino ante una repleta plaza de las Tendillas, en el centro justo de la ciudad. Tampoco hace falta ser Einstein para comprobar que, en este tipo de conciertos para todos los p¨²blicos, los gustos musicales de un octogenario y un treinta?ero, en el fondo, no son tan distintos.
Morente, de 67 a?os, se mueve entre lo tradional y lo nuevo. Entre una rueda con sus m¨²sicos cant¨¢ndole a capela a ?frica y a Nelson Mandela y lo m¨¢s jondo. No es de extra?ar que el cantaor, minutos antes de su actuaci¨®n, se riese con cara de p¨ªcaro cuando un periodista le preguntaba por el futuro del flamenco. "Eso no se puede saber", dec¨ªa. El futuro sigue siendo ¨¦l. ?l no sabe lo que va a hacer ma?ana por la ma?ana.
Mientras cantaba Morente, en el escenario instalado en la Avenida de Rep¨²blica Argentina, sonaba la cantante israel¨ª Yasmine Levy. Y a escasos metros de all¨ª, se hac¨ªa magia en los camerinos: Raimundo Amador, con sombrero de bluesman y gafas graduadas, masajeaba su guitarra -una reluciente Hohner del 50- y al mismo tiempo zapateaba bajo la atenta mirada del estadounidense Howe Gelb, con quien compartir¨ªa escenario minutos despu¨¦s. Deteng¨¢monos un segundo en la historia de Howe. Ex Giant Sand, nacido en Tucson, Arizona, hace 54 a?os, Gelb ha sufrido un flechazo con C¨®rdoba. Hace tres a?os vino a tocar a la ciudad y fue tan bien recibido por el m¨²sico Fernando Vacas, de Flow y productor de Russian Red, que aqu¨ª grab¨® su disco Alegr¨ªas: una joya, inspirada en un cuadro de Julio Romero de Torres, que mezcla el blues cadencioso de Howe con la guitarra flamenca de Raimundo Amador, la sensibilidad pop de Vacas, coros a lo Grecas y sillas de mimbre.
La conexi¨®n entre Raimundo y Howe ha traspasado la m¨²sica. A los dos les gusta perderse de copas Madrid: se emborrachan, se r¨ªen, se abrazan... y sin necesidad de hablar el mismo idioma. ("Trad¨²ceme", pide Raimundo, cuando es necesario).
La noche blanca ofrec¨ªa espect¨¢culos diversos. Mientras sonaba Pitingo y su Killing me softly, hab¨ªa interesantes experimentos en marcha. Como los de Ay Marikr¨², una raverbena flamenca donde tres dj de aires punk tienen la destreza (y el morro) de mezclar el Ritmo Cal¨® del Fary con bases de pop gal¨¢ctico o Mar¨ªa de la O, de Marif¨¦ de Triana con electro Dub. Juegos tan extra?os como ver dos horas despu¨¦s, en la Plaza del Potro, a los Flamencos del Sol naciente: una cuadrilla de cantaoras y bailaores japoneses darle con (mucho) arte a esto del flamenco. Cierto es que les faltaba s¨®lo un puntito para ser sobresalientes, quiz¨¢ el mismo que le falte a un espa?ol intentado cantar blues del Delta del Misissippi.
Pero no todo eran experimentos. El cantaor cordob¨¦s Manuel Moreno, El Pele, llen¨® la Plaza de la Corredera con un concierto intenso y emotivo, lo mismo que hizo Dorantes en la Plaza de los Naranjos, mientras el gran Jorge Pardo se un¨ªa al m¨²sico de Tetu¨¢n Tarik Banzi para dotar de magia la noche que acab¨® a las 5.00 de la madrugada con una juerga por todo lo alto en el Triunfo de San Rafael. Los que aguantaron hasta las 7.00 brindaron con churros y chocolate.
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