El mundo del ladrillo se queda con Miramax

Durante a?os la productora independiente Miramax revolucion¨® el mundo del cine y hasta las reglas de los Oscar. Su nombre fue sin¨®nimo de calidad y respeto entre el p¨²blico y la industria, un sello que sigue reescribiendo la historia ahora que su control y el de las m¨¢s de 700 pel¨ªculas producidas durante sus 17 a?os de vida ha quedado en manos ajenas a la industria de Hollywood. Los estudios Disney confirmaron hoy la venta de esta productora independiente fundada por los hermanos Weinstein y que operaba bajo la bandera de Mickey Mouse al grupo de inversores Filmyard Holdings LLC, que incluye al magnate de la construcci¨®n Ronald Tutor y su empresa Colony Capital LLC, que controla el rancho Neverland de Michael Jackson. La venta se cerr¨® por 505,5 millones de euros tras una larga y tortuosa negociaci¨®n que dice mucho del futuro de Hollywood.

Como afirm¨® al cierre de las negociaciones el presidente de los estudios Disney, Bob Iger, sin poner en duda los muchos logros de Miramax "la estrategia de los estudios Walt Disney est¨¢ en el desarrollo de grandes filmes bajo el sello de Disney, Pixar y Marvel". Una declaraci¨®n de principios que equivale a decir que los grandes estudios s¨®lo est¨¢n dispuestos a jugar a lo seguro como demuestra una cartelera de grandes secuelas, franquicias y superproducciones olvid¨¢ndose de un cine independiente y m¨¢s arriesgado como el que dio fruto a t¨ªtulos tipo Pulp Fiction y Shakespeare enamorado. Ambas pel¨ªculas son las m¨¢s conocidas de Miramax, sello que encontr¨® su denominaci¨®n fundiendo en una palabra los nombres de los padres de los hermanos Weinstein. Estos productores tan admirados como odiados en Hollywood supieron posicionarse en la industria con t¨ªtulos de calidad producidos con unos presupuestos entorno a los 30 millones de euros y cultivando su propia cantera de actores y directores donde Quentin Tarantino, Matt Demon, Ben Affleck y Kevin Smith fueron algunos de sus protegidos. Tambi¨¦n le ense?aron a la industria c¨®mo ganar un Oscar llevando a cabo campa?as tan agresivas en el campo de los galardones cinematogr¨¢ficos que la Academia rescribi¨® sus reglas para evitar lo que muchos consideraban abusivo, como esa victoria de Shakespeare enamorado como mejor pel¨ªcula por encima de la gran favorita de ese a?o, Salvando al soldado Ryan.

Desde que los Weinstein perdieron el control de su propia productora, que pas¨® a manos de los estudios Disney, los hermanos no cejaron en su empe?o de recuperar el sello aunque el pasado mayo qued¨® claro que hab¨ªan fracasado a la hora de obtener el dinero necesario en un Hollywood asediado por la crisis econ¨®mica, la pirater¨ªa y la incertidumbre ante el crecimiento de las diferentes plataformas medi¨¢ticas. De hecho la venta de Miramax es un claro ejemplo de esta incertidumbre donde Disney ha preferido deshacerse de un sello que durante a?os le garantiz¨® con muchos de sus estrenos el prestigio a favor de expandir su presencia en el mercado con inversiones como los m¨¢s de tres mil millones de euros que pag¨® por Marvel Entertainment, cuna de algunos de los t¨ªtulos m¨¢s populares en el campo del c¨®mic, el 28 por ciento invertido en el portal de contenido televisivo Hulu o su compra de la compa?¨ªa Playdom de juegos en red para Facebook por la que pag¨® 431 millones de euros.

El grupo del ladrillo Filmyard, virgen hasta la fecha en el campo del cine, pasar¨¢ a poseer todos los proyectos generados por Miramax durante estos 17 a?os, incluidos los derechos literarios comprados hasta este momento, as¨ª como el control de su biblioteca cinematogr¨¢fica, cuya explotaci¨®n permanecer¨¢ bajo el sello Disney durante el primer a?o. La compra qued¨® sellada el jueves con el pago de 30 millones de euros a fondo perdido y el resto del pago se ejecutar¨¢ entre septiembre y diciembre de este a?o a lo m¨¢s tardar. La compra se espera agilice el punto muerto en el que se encuentran otras compa?¨ªas cinematogr¨¢ficas que en la actualidad viven esta misma incertidumbre y que tiene franquicias como James Bond y El Hobbit en el limbo mientras los sellos que se encargaron de su producci¨®n intentan huir de la bancarrota.