La Mostra afila sus cuchillos
'Machete', delirio de serie B de Robert Rodriguez, abre una edici¨®n volcada con el cine italiano y de autor.- El r¨¦gimen iran¨ª impide a Jafar Panahi acudir a la cita
Cuando uno pone a Quentin Tarantino a presidir un jurado se intuye que -utilizando un s¨ªmil deportivo- la emoci¨®n estar¨¢ tanto en las gradas como en el campo de juego. De momento el realizador sigue en la sombra, pero en una Mostra m¨¢s italiana que nunca parece claro que el director de Pulp fiction va a dar mucho que hablar en un festival que este mi¨¦rcoles present¨® sus primeros llenazos gracias a las pel¨ªculas de inauguraci¨®n: Black swan y Machete.
El director de la segunda se llama Robert Rodriguez y es casi un gemelo de Tarantino. Luce sombrero ajustado, botas camperas, pantalones vaqueros y una camiseta con la inscripci¨®n Machete. Con solo echarle un vistazo se entiende mucho mejor lo que ha pretendido hacer con su pel¨ªcula, un delirio de acci¨®n con hombreras de serie B con la que el tejano considera inaugurado un nuevo g¨¦nero: "Lo llamo mexplotation; ya sabes, las pel¨ªculas de hacer volar cosas por los aires protagonizadas por mexicanos", suelta Rodriguez sobre este western desfigurado donde lo mejor es saber qui¨¦n (y c¨®mo) ser¨¢ el pr¨®ximo en morder el polvo.
Machete es una de esas pel¨ªculas ¨²nicamente disfrutables bajo el paraguas de la diversi¨®n, una amalgama de rostros y temas conocidos unidos con el -risible- pretexto de ofrecer al p¨²blico una lectura pol¨ªtica de la situaci¨®n de la inmigraci¨®n de Estados Unidos, y en realidad un filme de desparrame que desborda su propio envase. Su protagonista es Danny Trejo, una cara habitual en la industria. "Steven Seagal me ha matado dos veces... De hecho casi todos los h¨¦roes de acci¨®n me han liquidado alguna vez, as¨ª que ya me iba tocando a m¨ª vengarme". Trejo, un hombre que empez¨® en la gran pantalla casi por casualidad, es un tipo tatuado de arriba abajo y con la sonrisa perenne. Su Machete es una especie de superh¨¦roe que reparte cuchilladas a diestro y siniestro: "Esto de matar y hacerlo cada vez de forma distinta no tiene nada de f¨¢cil. Por suerte con un buen cuchillo se puede ser m¨¢s imaginativo que con un mont¨®n de balas".
Sobriedad
El gamberrismo del mejor amigo de Quentin Tarantino ha contrastado con la sobriedad de Black swan, de Darren Aronofsky, cuya rueda de prensa ha corrido con preguntas de todo tipo y pelaje, incluyendo una sobre la innegable maldad del color rosa. A pesar de ello, ni Vincent Cassel ni Natalie Portman ni Darren Aronofsky han perdido la compostura.
Tampoco han dejado de sonre¨ªr los cineastas italianos que copan el festival en todas sus secciones, incluyendo cuatro pel¨ªculas a competici¨®n (entre ellos La soledad de los n¨²meros primos, adaptaci¨®n del best seller de Paolo Giordano). El director del certamen, Marco Muller, lo justificaba con un cl¨¢sico: "Es muy importante mostrar muchos filmes italianos para que nuestro cine pueda hacer frente a la crisis". Y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria.
Por ¨²ltimo, el gran ausente de la Mostra ha sido -como ya pas¨® en Cannes- Jafar Panahi. El director iran¨ª ha tenido que quedarse sin Venecia por culpa de la pen¨²ltima acusaci¨®n del r¨¦gimen de Mahmud Ahmadineyad, que le echa en cara el estar rodando una pel¨ªcula sobre la Revoluci¨®n Verde. Una vez m¨¢s una obra suya (en esta ocasi¨®n un corto llamado El acorde¨®n) se presenta en un certamen cinematogr¨¢fico hu¨¦rfana de padre y madre. "Cuando a un cineasta le proh¨ªben filmar le encierran en su propia mente. No es como estar confinado en una peque?a celda, es como vivir en una prisi¨®n mucho m¨¢s grande", declaraba un apesadumbrado Panahi desde Ir¨¢n.
Babelia
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