Darren Aronofsky inyecta terror en 'El lago de los cisnes'
Al ojear la programaci¨®n de una Mostra que lleva demasiado tiempo en irreparable declive, para¨ªso del cine de autor m¨¢s indigerible, descubres con progresivo escalofr¨ªo que no hay ni rastro de los directores que est¨¢n frenando con su genio la agon¨ªa del cine y cuya obra siempre despierta justificadas expectativas, independientemente de que a veces pierdan el estado de gracia o se equivoquen. En el ¨²ltimo y mediocre Festival de Cannes fall¨® la asistencia del venerado Terrence Malick, ya que se alarg¨® el montaje de su nueva pel¨ªcula. En consecuencia, esper¨¢bamos que su anhelada criatura fuera presentada cuatro meses m¨¢s tarde en el Festival de Venecia, pero tampoco aqu¨ª hay se?ales de ella.
Cuentan que sigue sin estar a punto para su bautizo p¨²blico. Sabemos que el art¨ªstico Malick no es un director prol¨ªfico, que solo ha rodado cuatro pel¨ªculas en 40 a?os, pero no es sorprendente si dedica tanto tiempo en la sala de montaje para ordenar con abrumador perfeccionismo las im¨¢genes que ha filmado. A falta de nombres consagrados y de cine inicialmente apetecible, esperamos con fervor que aparezcan los milagros en la Mostra, que directores desconocidos o de los que no esperas nada grato hayan realizado pel¨ªculas que nos dejen con la boca abierta. O al menos, visibles y audibles.
Ha inaugurado la secci¨®n oficial Black swan, dirigida por Darren Aronofsky , un hombre cuyo delirante cine me pon¨ªa siempre de los nervios, pero que hace dos a?os me provoc¨® algo cercano a la emoci¨®n con la tr¨¢gica El luchador, retrato veraz, sutil, realista y conmovedor de los angustiados intentos de supervivencia de un perdedor.
Si no apareciera la firma de Aronofsky en Black swan, podr¨ªas apostar a que esta pel¨ªcula la hab¨ªan dirigido a medias el Polanski de Repulsi¨®n y el Haneke de La pianista. Durante gran parte del metraje posee el estilo visual, la atm¨®sfera, las obsesiones, el tono enfermizo y perturbador, las perversiones mentales de esos dos cualificados buceadores del mal. En el desenlace aparece desgraciadamente lo peor de Aronofsky, su afici¨®n al desmadre, sus caprichosos delirios, su vocaci¨®n de epatar.
Antes ha narrado de forma mod¨¦lica los ensayos para una nueva versi¨®n del ballet El lago de los cisnes , la subterr¨¢nea y maquiav¨¦lica lucha entre las bailarinas para conseguir el protagonismo. Aronofsky combina el psicologismo, la intriga y el terror describiendo la esquizofr¨¦nica personalidad de una mujer vampirizada por su madre, deseada por el retorcido director de la obra, manipulada por sus feroces competidoras, alguien que encarna con naturalidad la pureza del cisne blanco pero que descubre su lado oscuro, su facilidad para transformarse en el tenebroso cisne negro.
Aronofsky cuenta esta temible historia con poderoso sentido visual, con suspense, con desasosiego. Da mucho miedo el infierno mental que vive esa mujer con anverso angelical y reverso demoniaco, sus automutilaciones, su problem¨¢tica sexualidad. El inquietante talento del director y la maravillosa interpretaci¨®n que realiza Natalie Portman de los fantasmas que acorralan a ese tr¨¢gico personaje, logran permanente hipnosis en el espectador. Por ello resulta a¨²n m¨¢s enervante que al final ese turbio universo se convierta en un esperpento barato, en efectismo hueco.
Machete, codirigida por el siempre previsible Robert Rodriguez y el antiguo director de v¨ªdeos musicales Ethan Maniquis, est¨¢ centrada en la venganza de un ex polic¨ªa contra el narcotraficante que intent¨® arruinarle la existencia. El argumento da igual en las pel¨ªculas de Rodriguez, solo es un pretexto para montar su eterno circo de violencia tan extrema como tonta. Los fans de su descerebrado cine seguir¨¢n disfrutando con el repetitivo men¨² de personajes caricaturescos, situaciones gratuitas y millones de tiros. Es m¨¢s de lo mismo. Pero esta f¨®rmula tan demencial todav¨ªa le sigue funcionando al autor de El mariachi. Seguro que su amigo Tarantino, que preside el jurado de la secci¨®n oficial, se ha divertido much¨ªsimo con ella. Los modernos son as¨ª.
Babelia
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