El caminante Horacio Coppola
El C¨ªrculo de Bellas Artes dedica una gran exposici¨®n al fot¨®grafo que mejor ha retratado Buenos Aires
Nadie como Horacio Coppola (Buenos Aires, 1906) ha retratado la ciudad en la que naci¨® y en la sigue viviendo. Todos los rincones de la capital argentina ( la avenida de Mayo, la calle Corrientes, el cementerio de la Recoleta, el paseo de Col¨®n...) pasaron por el objetivo de su Leica y fueron difundidos por todo el mundo. Pero antes de convertirse en el fot¨®grafo oficial de Buenos Aires, Coppola viaj¨® por casi todas las grandes ciudades europeas y en ellas depur¨® su estilo y confirm¨® su amor por las grandes urbes. El resultado de esos a?os de formaci¨®n es la esencia de la exposici¨®n Horacio Coppola y los viajes, que se abri¨® ayer al p¨²blico en el C¨ªrculo de Bellas Artes. El centenar de obras que integran la exposici¨®n fueron tomadas durante los viajes de Coppola a Berl¨ªn, Budapest, Londres y Brasil.
Jorge Mara, director de la Galer¨ªa Jorge Mara-La Ruche, de Buenos Aires, comisario de la exposici¨®n, explica que la mayor parte de este material fue tomado por puro gusto, como el viajero que quiere guardar un recuerdo de sus visitas m¨¢s emocionantes.
Autodidacta de formaci¨®n, con la calle y los viajes como toda Universidad, Coppola contempla todo lo que a comienzos de la d¨¦cada de los treinta se hace en Europa y no duda en experimentar con su c¨¢mara.
Mara explica que Coppola fue siempre un caminante que disfrutaba contemplando todo lo que pasaba ante sus ojos. Uno de sus compa?eros de largos paseos fue su amigo Jorge Luis Borges. La mayor parte de las im¨¢genes que ahora se exponen proceden de los archivos del artista. "Hemos positivado los contactos y negativos de las cintas y el propio Coppola ha aprobado personalmente cada una de las obras que se exhiben". A?ade Mara que el fot¨®grafo argentino nunca fotografi¨® nada al azar, y que lejos de eso, le gustaba buscar puntos de vista inusuales, con picados y contrapicados y siempre con sorprendentes encuadres. El protagonismo de la pura ciudad sobre los habitantes y la no manipulaci¨®n de las im¨¢genes son constantes en toda su obra, ya presentes tambi¨¦n en estos primeros a?os.
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