Sabina revienta el Sant Jordi
El cantante present¨® los temas de su ¨²ltimo disco, 'Vinagre y Rosas'
Con bomb¨ªn, chaqu¨¦ negro y la misma actitud de gamberro de siempre. As¨ª apareci¨® ayer Joaqu¨ªn Sabina en el escenario del Palau Sant Jordi. Present¨® los temas de su ¨²ltimo disco, Vinagre y Rosas, entre un p¨²blico entregado al que no defraud¨®. Llevaban mes y medio esper¨¢ndolo, ya que el concierto estaba programado para el 16 de septiembre pero se cancel¨® a ¨²ltima hora por un accidente casero del artista. "Es lo que tiene buscar libros a las dos de la madrugada con un whisky; es un deporte de mucho riesgo y a la edad que tiene uno...", se disculp¨® ayer Sabina, ya recuperado de las lesiones.
Sus fieles le excusaron. Llenaron las gradas del recinto y tambi¨¦n las sillas repartidas por la cancha. En la pista, la seguridad marcaba que deb¨ªan estar sentados, pero bastaron un par de canciones para que se pusieran en pie. El cl¨¢sico sombrero, se?a de identidad de Sabina, decor¨® muchas de las cabezas que llenaron el Palau. "Tengo todos sus discos y libros, y muchos recuerdos con sus canciones, Sabina abri¨® el baile de celebraci¨®n de mis bodas de plata", explicaba Jos¨¦ Manuel Guti¨¦rrez, otro de sus seguidores.
A lo largo de dos horas de concierto, el artista enton¨® temas recientes, como Tiramis¨² de Lim¨®n o Viudita de Clicquot, pero tambi¨¦n realiz¨® una retrospectiva de sus grandes ¨¦xitos. Toc¨® 19 y 500 noches, Y sin embargo, Pongamos que hablo de Madrid, Por el Bulevar de los sue?os locos, Y nos dieron las diez, Calle Melancol¨ªa o tambi¨¦n Nos sobran los motivos.
En el escenario, la ¨²nica escenograf¨ªa permitida fueron tres grandes tubos, que imitaban ca?er¨ªas, decorados con luces. No hac¨ªa falta m¨¢s, porque el espect¨¢culo se coc¨ªa entre las letras de las canciones que Sabina fue desgranando. Y a¨²n m¨¢s en las poes¨ªas y comentarios con los que fue agasajando a un p¨²blico deseoso de o¨ªrlo en estado puro. Es decir, fiel al humor urbano, melanc¨®lico e ir¨®nico que le caracteriza: "A veces los artistas se caricaturizan a ellos mismos, es como si yo digo que nunca he ido a un puticlub y que cada vez que veo unas luces de ne¨®n por la calle me quedo igual que Bel¨¦n Esteban delante del Prado". Y dicho y hecho, apareci¨® a un lado del escenario una barra de streaptease con una cantante de su coro contone¨¢ndose vestida con un provocativo cors¨¦ y una falda de plumas. Pero el cameo m¨¢s aplaudido fue el de Joan Eloi, guitarrista del programa Buenafuente. A Andreu Buenafuente, Pau Don¨¦s, Jordi ?vole (El Follonero) o a Manel Fuentes, dedic¨® alguno de sus temas.
Hace unos meses Sabina dijo que con esta gira se desped¨ªa de los grandes escenarios, de los conciertos multitudinarios. Ayer el efecto llamada cundi¨® entre sus seguidores. Algunos no terminan de cre¨¦rselo, y otros dicen que ir¨¢n a escucharlo donde sea. "En el a?o 81' fui a La Mandr¨¢gora, al bar de Madrid en el que empez¨® su carrera", explicaba Manuel Ortiz, unos de los fans que ayer se acerc¨® al Palau Sant Jordi. Que a partir de ahora se desplazar¨¢n al lugar haga falta con tal de escuchar su m¨²sica, agregaban los que le rodeaban. Sean peque?os bares de copas o grandes espacios. El lugar no les importa si van a encontrar la voz quebrada, la melancol¨ªa irreverente y el verbo malicioso de Joaqu¨ªn Sabina.
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