Espejos, p¨¢jaros, correspondencias
Obras de Maurice Ravel, Marco Stroppa, Olivier Messiaen, B¨¦la Bart¨®k y Ferenc Liszt. 15? Ciclo de grandes int¨¦rpretes. Fundaci¨®n Scherzo, con la colaboraci¨®n de El Pa¨ªs. Auditorio Nacional, 26 de octubre.
Cada visita a Madrid de Pierre-Laurent Aimard constituye un acontecimiento. El pianista franc¨¦s exhibe una fabulosa plenitud de recursos t¨¦cnicos pero, sobre todo, una inteligencia creadora que se manifiesta hasta en la elaboraci¨®n de sus programas. El del martes estuvo cargado de sugerencias y de asociaciones dial¨¦cticas. Todo funcion¨®, emulando a Bergman, "como en un espejo" y no solamente por la mirada hacia atr¨¢s, de los contenidos de las diferentes p¨¬ezas, desde Miroirs de Ravel. El compositor rom¨¢ntico Ferenc Liszt hizo de hilo conductor en las correspondencias, y los p¨¢jaros de compa?eros de viaje inevitables: la collalba rubia, el jilguero o la curruca mirlona del Cat¨¢logo de los p¨¢jaros, de Messiaen; San Francisco de As¨ªs y la predicaci¨®n a los p¨¢jaros de la mano de Liszt; los p¨¢jaros tristes de los Espejos de Ravel. En su ¨²ltima actuaci¨®n en Madrid Aimard hizo un Debussy insuperable que evocaba, en cierta forma, al de Benedetti Michelangeli. Esta vez ha sido el turno de Ravel. Qu¨¦ maravilla de interpretaci¨®n, de sutileza, de hermosura.
Tangata manu, una miniatura de Stroppa de 1995 abri¨® el fuego de un recital inolvidable. Liszt tom¨® el relevo con las alusiones ornitol¨®gicas y sirvi¨® en bandeja el discurso musical a Olivier Messiaen, donde Aimard volvi¨® a cautivar con una interpretaci¨®n de altos vuelos, nunca mejor dicho. En ese contexto la vuelta a Liszt con "Vall¨¦e d'Obermann", del primero de sus A?os de peregrinaje, fu¨¦, m¨¢s que un regalo, una bendici¨®n. En la segunda parte continuaron los juegos de vinculaciones musicales, hasta que, con Maurice Ravel, lleg¨® la apoteosis. La Alborada del gracioso pon¨ªa el punto final oficial, alargado en las propinas. Antes con Una barca sobre el oc¨¦ano Aimard hab¨ªa navegado con destreza y fantas¨ªa por lo m¨¢s profundo del mar musical. Todo al m¨¢s alto nivel de ejecuci¨®n, todo en las m¨¢s altas esferas de la insinuaci¨®n y el pensamiento. Esperemos que Pierre-Laurent-Aimard vuelva pronto. Madrid, y otras muchas ciudades, le necesitan.
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