Matar la hero¨ªna dispar¨¢ndose a s¨ª misma
Cristina N¨²?ez publica un libro de m¨¢s de 20 a?os de autorretratos que le salvaron del pozo de las drogas. Ahora, ense?a esa 'terapia' en c¨¢rceles y centros de desintoxicaci¨®n
Cristina N¨²?ez era una ni?a bien y fue adolescente en los ochenta. Es la quinta de seis hermanas y ten¨ªa la rebeld¨ªa metida dentro. Fue modelo durante varios a?os en su juventud. M¨¢s tarde estudi¨® teatro con John Strasberg en varios seminarios en Par¨ªs en 1986. Otros dos a?os curs¨® literatura Inglesa en la Universidad de Cambridge. Pero sobre todo, como muchos j¨®venes acomodados de la Espa?a de los ochenta escuch¨® el canto de sirenas de la hero¨ªna.
La fotograf¨ªa ha sido su redenci¨®n. El autorretrato consigui¨® curarla y hacer de ella finalmente una artista. Ahora acaba de publicar un libro, Someone to love en el que cuenta sus experiencias y muestra m¨¢s de 20 a?os de fotograf¨ªas. Ella encontr¨® su propio m¨¦todo para enfrentarse a los demonios y lo comparte en c¨¢rceles y centros de desintoxicaci¨®n. Esta es su desgarradora historia llena de esperanza.
1.- La hero¨ªna. "Ver¨¦is c¨®mo voy a hacer algo importante".
No recuerdo exactamente la primera vez que me pinch¨¦. S¨ª, en general, las primeras veces. Era maravilloso. Una paz total y absoluta. Se me quitaba todo el dolor, f¨ªsico y emocional. Era como estar rodeada de algod¨®n. Como en un limbo, protegida por un calor estupendo dentro y fuera. No me importaba nada. No exist¨ªa ninguna preocupaci¨®n. Ning¨²n problema. No necesitaba nada. Ni comer, ni beber... Nada. Esa sensaci¨®n parece que vaya a durar para siempre. Querr¨ªas que durara para siempre. Entonces ten¨ªa un dolor existencial muy fuerte. Ten¨ªa much¨ªsima rabia hacia todo el mundo. Sobre todo, hacia m¨ª misma. Era muy nerviosa y sufr¨ªa mucho de baja autoestima. Ese limbo me iba de maravilla.
Ten¨ªa 15 a?os y ya sab¨ªa que quer¨ªa vivir esa experiencia. Quer¨ªa probar lo peor. Conocer mundos opuestos al ambiente burgu¨¦s en el que me cri¨¦. Llegar hasta el fondo de las cosas. Mi novio ya hab¨ªa probado la hero¨ªna cuando me la ofreci¨® en Ibiza. Era de clase obrera, guap¨ªsimo e incre¨ªblemente rabioso hacia el mundo, como yo. Quiz¨¢s todo significaba una manera de conocer mis propios l¨ªmites, de ver hasta d¨®nde pod¨ªa llegar. Hoy s¨¦ muy bien que tambi¨¦n era un proceso de autoconocimiento.
Pero la raz¨®n m¨¢s importante era llamar la atenci¨®n de mis padres y de mis hermanas. Recuerdo perfectamente mi pensamiento cuando empec¨¦ a pincharme: 'Ver¨¦is c¨®mo yo tambi¨¦n voy a hacer algo importante'. Quer¨ªa hacer mucho ruido. Mis hermanas eran creativas, guapas, revolucionarias y fuertes. Yo me hab¨ªa sentido siempre como la ni?a invisible y quer¨ªa ser como ellas. Despu¨¦s de la separaci¨®n de mis padres, todo empeor¨®. Me sent¨ª a¨²n m¨¢s invisible. Menos vista. Inferior.
2.- La adicci¨®n. "Cuanto m¨¢s consum¨ªa, peor era el s¨ªndrome"
Los primeros meses era todo muy divertido. Mi novio y yo goz¨¢bamos de la adrenalina que te proporciona saber que est¨¢s haciendo algo peligroso. ?ramos Bonnie y Clyde. Entonces todav¨ªa pod¨ªamos trabajar en bares de noche. Consegu¨ªamos ser organizados y portarnos bien mientras nos ¨ªbamos gastando todo lo que gan¨¢bamos en caballo. Fuimos aumentando las dosis y la cantidad poco a poco para evitar las consecuencias desagradables del mono. Naturalmente, cuanto m¨¢s consum¨ªamos, peor era el s¨ªndrome.
Me di cuenta de que era adicta en el primer mono fuerte. Te vuelves puro nervio, no te puedes estar quieto, sientes como una especie de vibraci¨®n nerviosa en todo el cuerpo. Sudor fr¨ªo, mucho fr¨ªo. No te interesa nada m¨¢s que conseguir una dosis. Har¨ªas lo que fuera. No te importa nada ni nadie. Est¨¢s desesperado y no sabes cuanto tiempo va a durar. Crees que no vas a soportar un momento m¨¢s en esa situaci¨®n horrible.
No ped¨ª ayuda hasta el final, despu¨¦s de 4 a?os de hero¨ªna, cuando hab¨ªamos llegado hasta el fondo. Mi padre me mand¨® un ultim¨¢tum: no quer¨ªa volver a verme si no dejaba de picarme. Entonces comprend¨ª que no quer¨ªa cortar con mi familia. No quer¨ªa perderles. Intent¨¦ dejarlo varias veces, con mi novio, pero no lo consegu¨ªa. Al cabo de un a?o supe que ten¨ªa que dejarle y pedir ayuda a mi familia. Ellos me ayudaron a entrar en un centro de rehabilitaci¨®n.
3.- La terapia. "Lo primero que hice fue dispararme una foto mir¨¢ndome al espejo"
Despu¨¦s de un a?o y medio en El Patriarca, en Espa?a, Francia y B¨¦lgica, volv¨ª a Barcelona, empec¨¦ una psicoterapia y acab¨¦ mis estudios, que hab¨ªa interrumpido. Al cabo de dos a?os conoc¨ª a un fot¨®grafo italiano. Nos enamoramos y me march¨¦ a Mil¨¢n con ¨¦l. All¨ª he pasado los ¨²ltimos 24 a?os de mi vida. Le ve¨ªa utilizar la c¨¢mara como un instrumento de conocimiento profundo. Su pasi¨®n era contagiosa. Cog¨ª la c¨¢mara y lo primero que hice fue dispararme una foto mir¨¢ndome al espejo. Y segu¨ª fotografi¨¢ndome siempre, intuitivamente, sin saber realmente lo que estaba haciendo.
Lo descubr¨ª yo misma. Al principio cre¨ªa que era cuesti¨®n de vanidad. Pero poco a poco se transform¨® en otra cosa. Aquellas fotograf¨ªas me hac¨ªan sentir muy bien, como en paz conmigo misma, orgullosa de ser quien soy. Al cabo de unos a?os comenc¨¦ a fotografiar a los dem¨¢s y a ganar premios, a publicar libros. Me hab¨ªa convertido en una artista.
Sin embargo, mi malestar interior y profundo continuaba. Me resultaba muy dif¨ªcil relacionarme con los dem¨¢s y mi autoestima todav¨ªa era casi inexistente. S¨®lo mi trabajo y mis autorretratos me hac¨ªan sentir bien. Necesitaba fotografiarme a menudo. Especialmente en las peores crisis: cuando me separ¨¦ de mi marido, cuando se muri¨® mi padre o cuando fracas¨® mi agencia de fot¨®grafos. En 2004 mi hija, que entonces ten¨ªa 3 a?os, me pidi¨® la c¨¢mara para sacarse un autorretrato. Hizo una serie maravillosa. Entonces supe que ten¨ªa un m¨¦todo muy potente y que pod¨ªa ser muy ¨²til tambi¨¦n para los dem¨¢s. De esta manera empec¨¦ a ense?ar autorretrato en 2005 y poco a poco el m¨¦todo ha ido perfeccion¨¢ndose, con mi experiencia con m¨¢s de 1.000 personas diferentes, de todas las edades.
4.- El proceso. "Esta es mi misi¨®n: convertir el dolor de las personas en arte"
El proceso cambia seg¨²n el estado de ¨¢nimo o seg¨²n la fase del proyecto art¨ªstico. He ido prob¨¢ndolo todo. Al principio, cualquier ocasi¨®n de mi vida era buena para sacar un autorretrato. Me gustaban las situaciones y la luz naturales, que contaban mi vida tal y como era. Ahora, ya me interesa menos esto. Los autorretratos m¨¢s recientes son m¨¢s cuidados, en estudio, por varias razones. Ahora me dedico a estudiar las emociones dif¨ªciles como la rabia, la desesperaci¨®n y el terror, y no quiero distracciones. Quiero descontextualizar la emoci¨®n, el dolor, para convertirlo, puro, en arte. El estudio se vuelve un lugar muy especial, fuera de la cotidianidad, donde se puede expresar todo. Es el lugar donde se desencadena el proceso creativo. Me he recreado aquel limbo en el que me dejaba un chute, pero esta vez es muy positivo. La luz del flash sorprende y saca una imagen donde nos reconocemos menos que con la luz natural. Y esto es importante, para explorar todos los aspectos de nuestra identidad que hasta ahora no conoc¨ªamos. Hay que tener en cuenta que estas im¨¢genes (y ninguna otra imagen) no nos definen, no nos encasillan. Simplemente muestran lo que tiene que salir. Si salen monstruos, mejor, porque han salido.
El proceso que estoy utilizando en los ¨²ltimos 3 a?os, en los autorretratos compartidos que m¨¢s de 1000 personas han realizado conmigo en mi estudio, es el mismo. Bueno, existen muchos ejercicios de autorretrato, pero el ejercicio m¨¢s importante es el de la expresi¨®n de emociones dif¨ªciles o sea, el convertir el dolor en arte. Esta es mi misi¨®n, convertir el dolor de la gente en obras de arte, para que se saquen ese peso de encima, para que comparti¨¦ndolo con los dem¨¢s adquiera un papel social. Cuando lo que m¨¢s te duele se vuelve una obra en la que los dem¨¢s pueden reflejarse, ese dolor pierde importancia en tu vida, con lo cual, puedes pasar a otra cosa, lo superas.
5.- El m¨¦todo. "Escoge una emoci¨®n entre la rabia, la desesperaci¨®n y el terror"
La persona entra en mi estudio. Yo le aconsejo que se desnude, si quiere, para dejar que el cuerpo tambi¨¦n exprese la emoci¨®n, porque es mucho m¨¢s liberador. Hacer algo que te vuelve m¨¢s vulnerable, te convierte en m¨¢s poderoso. Creo que hay que crear im¨¢genes de cuerpos que expresan emociones, para contrarrestar las monta?as de im¨¢genes de cuerpos vac¨ªos de humanidad. Coloco la persona, hago el encuadre, controlo la luz y le doy las siguientes instrucciones, antes de dejarla sola a sacarse fotos con el disparador. Les digo: "Hazte fotos en todo el proceso que ahora te voy a explicar. Escoge una emoci¨®n entre la rabia, la desesperaci¨®n y el terror. Act¨²a la emoci¨®n, pero no para la c¨¢mara, sino para ti mismo, para sentir cuando se vuelve real. No mires a la c¨¢mara, escucha en todo momento c¨®mo te sientes. Cuando notes que la emoci¨®n se ha vuelto real, intenta vaciarte completamente con un grito silencioso (porque el sonido le resta energ¨ªa a la foto), con el cuerpo en la m¨¢xima tensi¨®n, empujando con la barriga para sacar hasta la ¨²ltima gota de aire emocional. Entonces estar¨¢s hecho polvo.
As¨ª pasar¨¢s a la segunda fase: la escucha. ?Qu¨¦ emociones quedan ahora, despu¨¦s de todo esto? ?Qu¨¦ pensamientos te pasan por la mente? ?Qu¨¦ sensaciones f¨ªsicas sientes en el cuerpo? Escucha tu respiraci¨®n, visualiza el aire entrando y saliendo de tus pulmones." Cuando la persona acaba ?despu¨¦s de unos 10 minutos? le muestro a la persona en el ordenador las im¨¢genes que ha realizado. Al principio no nos gustamos nada. A veces, la persona incluso se asusta, porque no se reconoce, nunca se ha visto as¨ª. Ve otro dentro de s¨ª y mientras lo mira se va de nuevo apropiando de ¨¦l. En 5 minutos esa imagen ya no da miedo, incluso llega a gustar, porque yo le ayudo a ver la fuerza, la maravillosa humanidad, el aspecto ¨¦pico, heroico del personaje que sale en estas fotos...
La sensaci¨®n que te da el proceso creativo es maravillosa: no tienes ninguna preocupaci¨®n, sabes que est¨¢s en tu camino, y gozas de ¨¦l totalmente. Est¨¢s muy concentrado, en tensi¨®n creativa, pero sereno. Todo fluye, vas sintiendo lo que va pasando fuera de ti como si pasara tambi¨¦n dentro, como si fueses parte integrante del mundo externo. No siempre consigo crear obras magn¨ªficas, naturalmente, pero siempre puedo gozar del proceso creativo. ?ltimamente me fotograf¨ªo poco. A veces, aunque est¨¦ algo triste o enfadada, no me fotograf¨ªo, porque no quiero depender de nada. Quiero vivir la vida intensamente, con todo lo que me puede traer, y encontrar el sentido positivo de cada cosa que me pasa.
6.- El trabajo. "Las c¨¢rceles est¨¢n llenas de toxic¨®manos"
Yo quiero trabajar en todas partes. He trabajado en un centro para enfermos de Sida, y eran todos toxic¨®manos. Las c¨¢rceles est¨¢n llenas de toxic¨®manos... Estoy proponiendo mi m¨¦todo a varios centros de desintoxicaci¨®n, as¨ª que ya llegar¨¢. Tambi¨¦n lo hago en empresas: es un instrumento muy eficaz para el entrenamiento del l¨ªder, porque se trabaja sobre la propia imagen privada, interna, y cuando se comparte con el propio equipo se trabaja sobre la propia imagen p¨²blica. Los l¨ªderes est¨¢n muy expuestos, su imagen p¨²blica es muy delicada e importante, por lo cual benefician much¨ªsimo de este m¨¦todo.
Some one to love est¨¢ disponible online: The private space Barcelona. La edici¨®n en castellano se eiditar¨¢ hacia febrero o marzo.
![Durante m¨¢s de 20 a?os Cristina N¨²?ez ha estado autorretrat¨¢ndose como terapia para conocerse a s¨ª misma](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/E7BR5MFZN4U3I75RMU2QJAGUQY.jpg?auth=6c702299bd2b1878528f1509183e56b80be1e6f89d77735f4bf2137cd862625b&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.