264 maneras de decir gracias
Pedro ?lvarez de Miranda ingresa en la RAE con un comentario lleno de erudici¨®n y humor
Como a los individuos, tambi¨¦n a las instituciones les llega el momento de ponerse a la altura de las circunstancias. El 5 de junio de 1941, dos a?os despu¨¦s de terminada la Guerra Civil, la Real Academia Espa?ola recibi¨® una orden del Gobierno de Franco. En ella se daba de baja a los acad¨¦micos que hab¨ªan partido al exilio, entre los que estaban Niceto Alcal¨¢-Zamora, Tom¨¢s Navarro Tom¨¢s y Salvador de Madariaga. La RAE se dio por "enterada" pero se neg¨® a ejecutar la depuraci¨®n.
Fue la ¨²nica instituci¨®n del Estado que se atrevi¨® a hacer algo as¨ª, hasta el punto de que guard¨® su silla a los desterrados. Algunos murieron en el exilio y no pudieron volver a ocuparla. Otros, como Madariaga, elegido en mayo de 1936, tardar¨ªa 40 a?os en tomar posesi¨®n de su plaza. Lo hizo en abril de 1976. "Se cerraba as¨ª, definitivamente, una anomal¨ªa hist¨®rica que la Academia hab¨ªa atravesado con impar sentido de la decencia", ha dicho esta tarde el fil¨®logo Pedro ?lvarez de Miranda (Roma, 1953) en su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola, durante un acto presidido por el Ministro de Educaci¨®n, ?ngel Gabilondo.
La de los exiliados ha sido solo una m¨¢s de las muchas historias que ?lvarez de Miranda ha relatado durante una alocuci¨®n titulada En doscientas sesenta y tres ocasiones como esta en alusi¨®n a las veces en que los acad¨¦micos que le han precedido leyeron sus propios discursos. Aunque la instituci¨®n se fund¨® en 1713, solo en 1847 se instaur¨® la costumbre de que los nuevos miembros pronunciasen unas palabras durante una sesi¨®n abierta al p¨²blico. La costumbre ha generado toda una ret¨®rica y el mismo ?lvarez de Miranda se ha ce?ido a ella antes de analizarla.
As¨ª,ha dado las gracias, ha elogiado la figura de su predecesor en el sill¨®n Q (Carlos Castilla del Pino) y se ha lanzado a repasar una parte de la historia de su nueva casa. Con una mezcla de erudici¨®n y llaneza, emoci¨®n y sentido del humor, el catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y director de la nueva edici¨®n del diccionario de la RAE ha recordado c¨®mo el perfil conservador -en lo ideol¨®gico y en lo ling¨¹¨ªstico- de una academia decimon¨®nica llena de pr¨®ceres y pol¨ªticos dio paso en 1925, con Men¨¦ndez Pidal, a una mayor presencia de fil¨®logos y profesionales.
Adem¨¢s de analizar la continuidad de una historia de casi tres siglos, el nuevo acad¨¦mico ha calificado la colecci¨®n de alocuciones de ingreso como un "monumento de la prosa expositiva en lengua espa?ola" en la que, junto a obras maestras como la de Gald¨®s sobre el realismo, no faltan las extravagancias. As¨ª, si Zorrilla y Garc¨ªa Nieto escribieron sus discursos en verso, P¨¦rez de Ayala, Antonio Machado y Unamuno no llegaron a leer los suyos por desinter¨¦s o porque no terminaban de "verse acad¨¦micos". Si Benavente no lo hizo fue por superstici¨®n: pensaba que el ingreso en la RAE no tra¨ªa la inmortalidad sino la muerte.
Babelia
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