El S¨®nar mira por el retrovisor
La est¨¦tica retro, la recuperaci¨®n de lo anal¨®gico y el pantal¨®n corto marcan la primera jornada diurna del festival
Es pronto para asegurar nada, pero en la primera jornada diurna del S¨®nar se percibi¨® un cambio con respecto a ediciones anteriores. Esta variaci¨®n vino dada por la pr¨¢ctica desaparici¨®n de las propuestas ruidistas, ¨¢speras e inc¨®modas, anterior banda sonora central que el jueves s¨®lo defendi¨® Tyondai Braxton con un set abrasivo. Por contra ha emergido lo que podr¨ªa considerarse el discurso del instrumento; es decir la voluntad de redescubrir herramientas musicales para afrontar los nuevos tiempos. Lo curioso es que estos instrumentos se han buscado en el pasado y de momento los resultados conseguidos apenas han implicado cambios significativos. Vayamos por partes.
Los ejemplos m¨¢s palpables de esta renovaci¨®n lo dieron artistas como la Open Reel Ensemble, una formaci¨®n que trabaj¨® con cinco magnetofones Revox de cinta abierta (Enric Palau, codirector del S¨®nar dijo que una de las cosas que m¨¢s les ha costado este a?o ha sido localizar ¨¦stos a?ejos aparatos) para redefinir en clave anal¨®gica algo tan digital como el sampler. Manipulando los Revox, el septeto (cinco m¨²sicos y dos operadores de c¨¢mara digital, nobleza nipona obliga) se entreg¨® a un discurso musical panor¨¢mico e invertebrado en el que son¨® desde rock progresivo hasta 4 por 4, pasando por alto una especie de batucada marciana sustentada en caj¨®n que para los miembros de la Open Reel era un homenaje a Espa?a (el S¨®nar tambi¨¦n les tuvo que buscar el caj¨®n).
Result¨® gracioso, porque la manipulaci¨®n de un Revox, como la de un clarinete, una bater¨ªa o cualquier instrumento tradicional, establece una relaci¨®n directa entre gestualidad y emisi¨®n de sonido, algo que desaparece en el entorno digital, donde se toca sin parecerlo y nadie sabe a ciencia cierta quien o cuando genera el sonido que nos llega al o¨ªdo. El remate de la actuaci¨®n lleg¨® cuando uno de los m¨²sicos se sinti¨® Hendrix y destroz¨® la cinta de uno de los Revox (con lo que cuesta encontrarlos, quemarlos qued¨® descartado).
El otro ejemplo de este discurso sobre el instrumento lo dio la formaci¨®n The Brand Brauer Frick Ensemble, una orquesta que form¨® con metales, cuerda, timbales, bater¨ªa, piano, percusi¨®n, vibr¨¢fono... para hacer m¨²sica de inspiraci¨®n electr¨®nica. Es cierto que por debajo puede y debe haber un discurso articulado, no se come igual con palillos que con tenedor ya que cambia desde la ingesta y la digesti¨®n hasta la presentaci¨®n del alimento, pero dio un poco la sensaci¨®n de que para tal viaje no eran precisas semejantes alforjas. M¨¢s ejemplos: Dayto Manabe present¨® un artilugio que mediante diodos provocaba movimientos musculares en la cara de los m¨²sicos. Resultado: caras cruzadas por muecas y la evocaci¨®n de la teletienda, donde los diodos se ponen en el est¨®mago para conseguir adelgazar. Eso si alguien de Private no estaba por all¨ª tomando notas sobre otras aplicaciones.
Sea como fuere, ante la moment¨¢nea imposibilidad de que la electr¨®nica de finales del XX y comienzos del XXI descubra su propio instrumento, incluso los descubridores del React Table no otorgan a su hallazgo este rango, los m¨²sicos miran hacia atr¨¢s y redescubren el viol¨ªn, el Revox o la truculencia graciosa y visible. Eso podr¨ªamos vincularlo con el regusto retro de la jornada, en la que Toro y Moi, sensaci¨®n fashion del momento, sonaron a banda sonora de Starsky y Hutch y Nicolas Jaar prefiri¨® m¨²sculo anal¨®gico a elegancia digital mientras las chicas del lugar recuperaban el a?ejo short y ellos vest¨ªan tan desastrados como en Woodstock. S¨ª, sin duda la primera jornada diurna del S¨®nar 2011 mir¨® hacia atr¨¢s.
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