Poesía y tragedia de la inmigración
La galería Helga de Alvear obtiene el premio a la mejor muestra del circuito comercial de PhotoEspa?a con lo último del artista británico Isaac Julien
En febrero de 2004, 23 mariscadores chinos murieron en la bahía de Morecambe, una zona de marismas situada en el noroeste de Inglaterra. La tragedia destapó una red de explotación ilegal de inmigrantes chinos, que arriesgaban su vida a cambio de cobrar cinco libras esterlinas por cada 25 kilogramos de berberechos recogidos. El artista Isaac Julien (Londres, 1960), que ha explorado el fenómeno de la inmigración en diversos proyectos, empezó a tirar del hilo y descubrió que todos los fallecidos procedían de la misma aldea china.
Así nació Ten thousand waves, un proyecto cinematograáfico que se mostró por primera vez en Shanghai en 2010 y que ahora se puede ver en la galería Helga de Alvear, que se ha llevado el premio a la mejor exposición en el circuito no institucional del festival PhotoEspa?a. Se iba a titular Better life (mejor vida), pero Julien lo cambió cuando supo que el lema de la Expo de Shanghai era, precisamente, Better city, better life (Mejor ciudad, mejor vida). Con ello, quiso aludir al impulso que lanza a una persona a buscar una vida mejor lejos de su ciudad natal. En el caso de los mariscadores chinos, como en el muchos africanos que se lanzan al mar para llegar a Europa, el viaje acabó con la muerte. "En este trabajo Julien sigue explorando los temas de proyectos anteriores, el viaje y la inmigración, pero de una forma más compleja", explica Joaquín García, de la galería Helga de Alvear, que ha coproducido el proyecto. El viaje, en el universo del artista, no solo tiene que ver con el desplazamiento físico, sino con la transformación.
El espectador se embarca en un viaje que conecta el presente con el pasado de China. Para ello, Julien superpone varias narraciones y las proyecta en nueva pantallas, rompiendo la linealidad del relato y estimulando una reflexión más allá de la estética de las imágenes. El Shanghai moderno se mezcla con imágenes de la película The goddess, una muestra de la edad de oro de la industria cinematográfica china de los a?os treinta. Julien contó también con la colaboración de la actriz Maggie Cheung y de Yang Fudong, uno de los artistas chinos contemporáneos de referencia. Si la primera, reencarnada en la diosa Mazu, protectora de los navegantes, le sirve para establecer otro vínculo con el la tradición y el pasado de China, Yang Fudong evoca la transforamción que ha experimentado el gigante país asiático en las últimas décadas como consecuencia de su acelerado desarrollo económico.
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