Gaud¨ª resucita en Vietnam
La hija de un ex presidente comunista construye una 'casa loca' con la mirada puesta en el arquitecto catal¨¢n
Ah¨ª est¨¢n las formas org¨¢nicas imposibles, los detalles de un neog¨®tico llevado al exceso, y los espacios incoherentes: desde una pasarela claustrof¨®bica hasta una estancia colosal. Tampoco faltan los grises y los ocres suaves salpicados de algunas notas de color. La obra sin duda est¨¢ inspirada en la naturaleza: aqu¨ª se asemeja a un gigantesco ¨¢rbol con ramas que sirven de barandilla; all¨¢ es una cueva con sus estalactitas y estalagmitas; y por todas partes cuelgan grandes telara?as -artificiales y reales-, setas funcionales, y monstruos con brillantes ojos rojos.
De hecho, algunos de sus rincones provocan un escalofr¨ªo: de noche las puertas a¨²llan y las ventanas miran fijamente desde los rostros que dibujan las fachadas. S¨ª, con imaginaci¨®n podr¨ªa ser una obra de Antoni Gaud¨ª, aunque algunos elementos de esta crazy house (casa loca) son m¨¢s propios de los relojes blandos del surrealista Salvador Dal¨ª. Claro que, seguramente, ninguno de los dos artistas catalanes oy¨® jam¨¢s el nombre de la ciudad que acoge a este edificio que rompe bruscamente con la dualidad que imponen la arquitectura colonial europea y la sobria delineaci¨®n comunista: es Dalat, en Vietnam.
No extra?a que el hostal Hang Nga, Hermana de la Luna, se haya convertido en uno de los principales atractivos tur¨ªsticos de esta inusual ciudad, antiguo retiro en la monta?a de los colonos franceses. Inaugurado en 1990, el establecimiento dise?ado por Dang Viet Nga (Vietnam, 1940), hija del presidente del Consejo de Estado entre 1981 y 1988, Truong Chinh y doctorada en arquitectura por la Universidad de Mosc¨², sigue los pasos de la Sagrada Familia y contin¨²a construy¨¦ndose, aunque Dang espera tener terminada su obra cumbre en un plazo m¨¢s modesto que el de la catedral barcelonesa: un par de a?os.
Y todo el proceso constructivo es tambi¨¦n poco convencional. Dang no dibuja planos, sino bocetos e ideas que luego ocho artesanos locales, ninguno experimentado en arquitectura, llevan a la pr¨¢ctica supervisados por un ingeniero encargado de que el sue?o no se desmorone. Todo est¨¢ hecho a mano, incluidos los muebles que tienen que encajar en las siempre asim¨¦tricas formas de las habitaciones.
Para el diario oficial chino People's Daily, el hostal es uno de los 10 edificios m¨¢s extra?os del mundo. No en vano, es dif¨ªcil incluso determinar cu¨¢ntos pisos tiene. Para Dang, que reconoce sin pesta?ear la inspiraci¨®n que le ha llegado del "gran Gaud¨ª", es solo "la uni¨®n entre t¨¦cnica y arte". No obstante, la creadora reconoce que muchos de los funcionarios del Comit¨¦ del Pueblo de Dalat, antiguos colegas suyos, no aprueban su obra.
"Ha habido problemas y no han faltado los que me han tachado de loca, pero, afortunadamente, en Hanoi hay quienes entienden lo que quiero conseguir", cuenta. Gracias a estos ¨²ltimos, que decidieron derogar la prohibici¨®n de las autoridades locales, consigui¨® los permisos para iniciar la construcci¨®n, eso s¨ª, 18 a?os despu¨¦s de haberlos pedido. Ahora, el edificio es un buen im¨¢n para atraer divisas.
Por una modesta suma (entre 20 y 60 euros), algunos pernoctan en sus habitaciones, "que se asemejan a casas en un ¨¢rbol y tienen caracteres diferentes". Est¨¢n la del tigre, pensada para los chinos que adoran lo kitsch, la del ¨¢guila, m¨¢s espaciosa para acoger los cuerpos voluminosos de los estadounidenses, y la de las hormigas, en honor al laborioso trabajo que ha hecho de los vietnamitas la pesadilla del imperialismo.
La suite est¨¢ dedicada a la abeja, que simboliza la uni¨®n de los seres para colaborar, y cuenta hasta con una peque?a cascada. "Hay abejas en todos los pa¨ªses, as¨ª que esta habitaci¨®n no tiene nacionalidad. Representa la uni¨®n del mundo para construir un mundo mejor". Y de todos los rincones del globo, los visitantes que s¨®lo quieren echar un vistazo pueden acceder a ¨¦l tras abonar los 30.000 dong (1,1 euros) de la entrada.
No son pocos. La crazy house es ya parada obligada para todos los viajeros que buscan aire fresco en Dalat. "No esperaba encontrar algo as¨ª en Vietnam, y mucho menos en Dalat", escribe Miguel Saavedra, un turista espa?ol, en el libro de visitas. "Este edificio es como un sue?o fuera de lugar, y admiro la valent¨ªa de su arquitecta". Pero no todos comparten este entusiasmo. La locura de cemento de Dang ha provocado un encontrado debate. Algunos compa?eros de profesi¨®n han criticado abiertamente en la prensa vietnamita la inexistencia de una cohesi¨®n est¨¦tica y la falta de funcionalidad. No en vano, una construcci¨®n as¨ª ser¨ªa r¨¢pidamente desechada en nuestro pa¨ªs porque no cumplir¨ªa ninguno de los requisitos de seguridad. Dos copas de m¨¢s pueden resultar f¨¢cilmente las ¨²ltimas.
Pero con recursos casi ilimitados, este cuento de hadas, que para muchos anglosajones tiene tambi¨¦n similitudes con las representaciones de Walt Disney, contin¨²a su transformaci¨®n. El n¨²mero de habitaciones crece a pesar de que el lugar no tiene muy buena fama entre quienes pasan all¨ª la noche. "La mayor¨ªa se queja de que las camas son excesivamente duras y de que los visitantes hacen mucho ruido desde primera hora de la ma?ana", cuenta Trang Hung, un gu¨ªa tur¨ªstico local. "Y tambi¨¦n hay quienes dicen que han pasado miedo", r¨ªe.
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