Clases callejeras de arte
La Bienal del Milenio siembra por Granada instalaciones m¨¢s o menos visibles que mezclan el estilo contempor¨¢neo con el patrimonio tradicional de la ciudad
Se suele decir que el arte contempor¨¢neo es a menudo muy dif¨ªcil de entender. Las tres chicas sevillanas que, apoyadas en un murito del paseo de los Tristes, en Granada, miran hacia abajo, al r¨ªo Darro, seguramente estar¨ªan de acuerdo. "?Qu¨¦ hacen?", pregunta una a las dos amigas, refiri¨¦ndose a dos hombres que justo en la orilla del r¨ªo parecen sacar peque?as piedras de una fosa. A¨²n as¨ª y por si acaso fuera algo importante, las chicas acaban haci¨¦ndose una foto. "La llamaremos 'Nosotras con el arte", concluye una de ellas, antes de que se marchen.
Apenas unos metros a la izquierda de las tres, un cartel rojo resolver¨ªa todas sus dudas. La fosa es en realidad un horno de hoyo, a su lado se levanta una construcci¨®n de tapiales (el material usado para erigir la Alhambra) y lo que los dos hombres van sacando no son piedras sino cer¨¢micas reci¨¦n cocinadas en el horno. En una palabra es el proyecto Lo que no se ve existe y tiene cualidades creado por el Colectivo la joya. Arte y ecolog¨ªa, es uno de los 16 con los que la Bienal del Milenio de Arte est¨¢ llenando desde el pasado 6 de noviembre y hasta el 18 de diciembre calles y edificios de Granada.
Bastante escondida est¨¢ 'Estructura vol¨¢til', cuatro enormes cojines rojos que Gerardo Zamproni ha instalado en el Museo de la Memoria
"Queremos sacar al arte contempor¨¢neo de los museos y mezclarlo con el patrimonio art¨ªstico, inmaterial y natural de Granada", explica Ana Garc¨ªa L¨®pez, directora de la Bienal. Valorizar la ciudad andaluza, sus monumentos y tradiciones era el requisito fundamental de una convocatoria que por lo dem¨¢s dejaba a los creadores seleccionados (de Espa?a, Argentina, M¨¦xico, Reino Unido y China) libres para escoger el veh¨ªculo art¨ªstico que les apeteciera: sonidos y m¨²sicas, arquitectura, v¨ªdeos, artesan¨ªa, nuevas tecnolog¨ªas...
As¨ª, paseando por la c¨¦ntrica plaza de la Acera del Casino, es posible encontrarse con la instalaci¨®n Granada Metadata, una suerte de gran cubo blanco y negro, o m¨¢s bien cubierto de c¨®digos QR (los que leen los m¨®viles para bajase alguna aplicaci¨®n). As¨ª, los m¨¢s modernos pueden aprovechar su tel¨¦fono de ¨²ltima generaci¨®n para recibir informaci¨®n sobre la bienal. Podr¨ªan descubrir, por ejemplo, que esta es la tercera edici¨®n del evento (aunque antes se llamaba Spora) y que su presupuesto es de algo m¨¢s de 100.000 euros, el 70% procedentes de fondos p¨²blicos.
Did¨¢ctico
"Nos interesa que el visitante comprenda lo que ve, que sea algo did¨¢ctico, incluso si al final no le gusta", aclara Garc¨ªa L¨®pez. "Buscamos llamar la atenci¨®n de la gente com¨²n, no solo de los estudiantes de Bellas Artes", contin¨²a la directora de la Bienal. De hecho, la participaci¨®n del p¨²blico es una de las estrellas polares de instalaciones como Lo que no se ve existe y tiene cualidades, cuyos creadores hab¨ªan pedido d¨ªas antes a los transe¨²ntes que modelaran las cer¨¢micas que luego pondr¨ªan en el horno. O como La herencia de Federico, el nombre que el artista Juan Ram¨®n Gim¨¦nez le ha dado, en memoria de Garc¨ªa Lorca, a los trozos de m¨¢rmol que ha pegado a las paredes de un hotel y sobre los que invita a la gente a escribir con un rotulador frases de amor.
Sin embargo, no todo es aprendizaje y visibilidad. Bastante escondida est¨¢ Estructura vol¨¢til, cuatro enormes cojines rojos que el brasile?o Gerardo Zamproni ha instalado en el patio interior del Museo de la Memoria.
Dif¨ªcilmente un transe¨²nte se tropezar¨¢ con B¨¦reng¨¦re de Crecy. Encerrada en el precioso edificio que acoge la sede de la fundaci¨®n Francisco Ayala, esta francesa rubia que viste una uniforme azul de obrero emplea unos tiral¨ªneas de alba?il cuya cuerda est¨¢ pintada para reproducir sobre unas tablas blancas los arabescos que pueblan el interior del edificio.
A pocos metros de donde trabaja De Crecy hay un patio con varios naranjos. Uno de los ¨¢rboles es, sin embargo, un limonero. Justo debajo descansan las cenizas del escritor Francisco Ayala. Una prueba m¨¢s de que a veces el arte est¨¢ muy bien escondido.
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