Muere a los 96 a?os Sori Yanagi, el dise?ador del taburete Butterfly
Dirigi¨® el Museo de Artesan¨ªa y Arte Popular de Tokio.- En su obra abog¨® siempre por la uni¨®n entre la industria y artesan¨ªa
Una sola obra puede hacer que un dise?ador pase a la historia. Los anaqueles del dise?o industrial son rotundos, la competencia para entrar en ellos, poco piadosa, y la l¨ªnea entre lo que se desvanece en el tiempo y lo que permanece como pionero, dolorosamente sutil. Lograr esa obra le cost¨® a Sori Yanagi (Tokio, 1915-2011) cuarenta a?os. Tras el inolvidable taburete Butterfly, el dise?ador japon¨¦s vivi¨® cincuenta a?os m¨¢s, pero ni sus motocicletas, ni sus juguetes, ni sus estaciones de metro, ni siquiera sus magn¨ªficas colecciones de utensilios de cocina -que s¨ª conquistaron el favor de la industria- rozaron el halo que su m¨ªtico taburete alcanz¨® en 1954.
Yanagi muri¨® ayer domingo de una pulmon¨ªa en un hospital de la capital japonesa. Hasta el final acumul¨® galardones Good Design Award, uno de los term¨®metros para medir la calidad del dise?o internacional. Ten¨ªa 83 a?os cuando se hizo con el ¨²ltimo de su colecci¨®n por las pinzas Niigata de acero inoxidable, simples y funcionales, situadas fuera del tiempo. Hasta el final tambi¨¦n dirigi¨® el Museo de Artesan¨ªa y Arte Popular de Tokio, que hab¨ªa fundado su padre, Soetsu Yanagi. Pero hoy, en las colecciones permanentes del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York o del Louvre de Par¨ªs, lo que queda es su caligr¨¢fico taburete de madera curva y contrachapada.
Puede parecer injusto que de un tipo como ¨¦l, que allan¨® el camino del dise?o tradicional japon¨¦s para alcanzar la producci¨®n industrial del siglo XX, solo quede hoy un asiento singular, pero fue una conquista conocer la suerte del Butterfly convertido en historia. El logro habla de algo por lo que Yanagi abog¨® a lo largo de toda su vida: la uni¨®n entre industria y artesan¨ªa. Las curvas del asiento tambi¨¦n remiten a la defensa que hizo del dise?o org¨¢nico, esto es, de la naturaleza como inigualable fuente de belleza y verdad. Lo crey¨® hasta el final cuando, dibujando cazuelas y sartenes, continu¨® relacionando funci¨®n, sencillez y belleza, tal y como hab¨ªa hecho con el famoso taburete en los a?os cincuenta, una ¨¦poca de reconquista y escasez en la que los dise?adores se preocupaban poco por la expresi¨®n personal, nada por tener un estilo propio y mucho por acercarse a la verdad. As¨ª llamaban ellos al gran enigma, y esa era la ambici¨®n de algunos dise?adores dedicados a hacer cucharas, sartenes y taburetes.
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