La obra inacabada de Lorca vuelve al teatro de La Abad¨ªa
'Los sue?os de mi prima Aurelia', en la que trabajaba el poeta granadino en el verano de 1936, evoca su infancia
Una de las primas de Federico Garc¨ªa Lorca, Aurelia, ten¨ªa pavor a las tormentas. Cuando la lluvia, los rayos y truenos se desataban, Aurelia sufr¨ªa falsos desmayos. Tal era la diversi¨®n en la familia que Federico, entonces un ni?o, corr¨ªa fascinado a casa de su prima en cuanto intu¨ªa una tormenta para re¨ªrse de lo que all¨ª acontec¨ªa. Todo un espect¨¢culo que el poeta nunca olvidar¨ªa. Aurelia era una mujer enso?adora y gran lectora. Toda esta atm¨®sfera familiar, llena de magia y evocaciones po¨¦ticas, est¨¢ recogida en la obra Los sue?os de mi prima Aurelia que, dirigida por Miguel Cubero, se representa en el Teatro de La Abad¨ªa de Madrid desde hoy y hasta el pr¨®ximo d¨ªa 29. Los sue?os de mi prima Aurelia es la pieza en la que Lorca estaba trabajando en el verano de 1936 cuando fue asesinado por las tropas que se levantaron contra el Gobierno de la II Rep¨²blica. A Miguel Cubero, ligado a La Abad¨ªa desde sus or¨ªgenes y ahora ligado a la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, este proyecto le tiene loco. Lo que naci¨® como un Taller de Exploraci¨®n en torno a la figura de Lorca se ha convertido en una obra que ya subi¨® al escenario de La Abad¨ªa el a?o pasado durante cinco d¨ªas y que ahora, gracias al ¨¦xito de entonces, se vuelve a reponer en esta sala tan especial.
Los sue?os de mi prima Aurelia recorre con evocaciones la infancia de Federico, recupera esa mirada del ni?o que observa el mundo a su alrededor, se posiciona y protesta. Es un ni?o sensible pero descarado que pregunta sobre el sexo, que quiere saber de la vida y que es ya un enamorado de la m¨²sica. Aunque hay mucho de autobiogr¨¢fico, Cubero y los actores (Ernesto Arias, Cristina Bernal, Teresa Garc¨ªa, Ione Iraz¨¢bal y otros m¨¢s) han elaborado un montaje creativo y personal en torno al ¨²ltimo a?o de la vida de Lorca, desde que el 13 de julio de 1936 baja de un tren en la estaci¨®n de Atocha y viaja a la huerta de Granada para estar m¨¢s cerca de su familia en esos momentos tr¨¢gicos de la vida pol¨ªtica en Espa?a, hasta que fue fusilado el 18 de agosto de ese mismo verano. ¡°Se meti¨® en su casa de Granada y no volvi¨® a salir nada m¨¢s que para dirigirse a la casa de los Rosales y encontrar la muerte¡±, recuerda Cubero.
En el escenario, con una gran tela blanca al fondo donde se proyectan im¨¢genes diversas y aleg¨®ricas del mundo lorquiano, hay desde una cama donde descansa un Lorca adolescente, hasta un ata¨²d de madera oscura o un piano con m¨²sica en directo. Salones de baile, la huerta de Granada, un balc¨®n a la calle¡ todo es susceptible de estar representado en esta obra en la que se podr¨¢ asistir a varias escenas. Y en medio la prima Aurelia, leyendo en voz alta para su querido primo Federico.
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