Forsythe salva del precipicio la nueva etapa de la CND
Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez debuta con la Compa?¨ªa Nacional de Danza en el madrile?o Teatro de la Zarzuela
Si Maya Pliseyskaia, que dirigi¨® esta compa?¨ªa (y a la que se oculta en un v¨ªdeo conmemorativo de los 30 a?os del conjunto) dijo aquello de que ¡°la danza salvar¨¢ el mundo¡±, se puede aseverar que Forsythe salv¨® la velada de anoche, la hizo tolerable. Una obra maestra bailada aceptablemente y tres rellenos prescindibles, donde brilla la obsecuencia imitativa, el envejecimiento prematuro y los recursos de estandarizaci¨®n al uso en las modas globales: ropa civil preferiblemente negra, paneles m¨®viles, contraluces directos, mezclas musicales gratuitas y sin conciencia de los estilos que se trocean.
Gillo Dorfles, en 2010 y a prop¨®sito de la entrada de Artifact suite en el repertorio del Teatro alla Scala de Mil¨¢n escrib¨ªa que era importante mantenerlo visible y actualizado porque Forsythe era uno de los m¨¢ximos cultores de la tradici¨®n ballet¨ªstica junto a ser, a la vez, su m¨¢s poderoso inversor, cuya primera acepci¨®n es alterar, trastocar las cosas o el orden de ellas. Incontestable y definitorio, la poderosa s¨ªntesis del an¨¢lisis est¨¦tico de Dorfles se aliaba a la impronta del core¨®grafo neoyorkino.
En Forsythe el efecto de progresi¨®n que se atomiza y revierte crea un efecto de desorden habitable, reconocible pero a la vez dotado de una aspereza en el estilo, un esfuerzo de abatir con la respiraci¨®n y el dibujo el aire que circunda al bailar¨ªn o a la pareja e incluso al conjunto del cuerpo de baile lineal, que en este caso evoca la formaci¨®n acad¨¦mica. El s¨ªmbolo del tel¨®n que cae abruptamente en repetidas ocasiones, si es que queremos que tenga un significado espec¨ªfico, se tratar¨ªa de que las ¨²ltimas barreras formales tambi¨¦n abaten, desechadas sobre la escena para insistir en una progresi¨®n de decontrucci¨®n rival. Hay un di¨¢logo entre las dos parejas, que se espeja y hace canon, o por defecto, yuxtapone en la retina del espectador el fraseo.
Lo ¨²nico sensato que puede decirse de la plantilla es que tiene una actitud ejemplar
Se reafirma la idea que tanto la pieza de Inger (un remedo barato del genial estilo de Mats Ek y un atropello a la partitura del Bolero de Ravel) como la de Cerrudo (a la que cuesta calificar como obra m¨¢s all¨¢ del ejercicio de taller de un debutante) estar¨ªan mejor en la CND2, mientras la de Forsythe es un regreso bienaventurado que abre una senda de recuperaci¨®n. La obra de Preljocaj, incalificable en su pedanter¨ªa casi escolar, sencillamente nunca debi¨® venir a visitarnos. Ofende a la cor¨¦utica y a Fokin, a Carl Maria Von Weber y a cualquiera que le gusten los toros, pero todo esto probablemente le crea un trasnochado regusto contestatario al core¨®grafo, que, hombre de talento, tiene piezas bell¨ªsimas. Este Espectro de la rosa es un dec¨¢logo de todo lo que no debe hacer jam¨¢s en el versionado de un gran cl¨¢sico, sea en la tendencia que se quiera.
Lo ¨²nico sensato que puede decirse de la plantilla es que tiene una actitud ejemplar, solidaria y entregada; no puede saberse cuan a gusto est¨¢n en esa balsa de mercurio. A¨²n sin haber fuertes cambios de registro, no se oculta el esfuerzo que ha sido levantar este programa en medio de un proceso, si se quiere natural, de cambios, tensiones y probablemente, dudas que tienen que ver con el destino art¨ªstico del conjunto y de las personas. No se trata sola y puerilmente de zapatillas de punta s¨ª, o tut¨²s no.
Mart¨ªnez necesita tiempo para exponer sus planes que a¨²n no se revelan con la debida claridad. Es ciertamente cr¨ªptico en esta oferta, por momentos desconcertante, en cuanto hacia d¨®nde vamos y quienes seremos en un futuro que no debe ser lejano. Es la urgencia de unos tiempos que, tambi¨¦n en el arte, se apuran y comprimen. Uno de los retos ahora puede ser, hipot¨¦ticamente hablando, esa so?ada noche ¨ªntegra Forsythe, ya hoy atemporal con su gr¨¢fica poderosa, planteada como un puente a medio construir, a partir de tantos diversos m¨®dulos de actuaci¨®n como de recursos disponga. As¨ª las cosas, demos la bienvenida a Mart¨ªnez como una oportunidad.
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