Lord Foster mira a Oriente
En su lecci¨®n de investidura como doctor 'honoris causa' por la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, el arquitecto lanza una oda a China
Entre los 470 reconocimientos -entre galardones, medallas de oro y premios- que atesora el arquitecto Norman Foster (Manchester, 1935) un doctorado honoris causa no es un laurel m¨¢s. Aunque el premio Pr¨ªncipe de Asturias no quepa en la relaci¨®n de m¨¦ritos que presenta al autor del mayor aeropuerto del mundo (el de Pek¨ªn) en su p¨¢gina web, el ritual de la academia mantiene toda la solemnidad para un proyectista que decidi¨® prescindir del ornamento, reconciliando arquitectura e ingenier¨ªa. Tambi¨¦n para un arquitecto tan importante como tard¨ªo: Foster dej¨® pasar la vida durante tres a?os desde su puesto de bedel en el Ayuntamiento de Manchester antes de hincarle el diente. Luego ya no solt¨® el hueso. Y de ambicionar una arquitectura industrial ha pasado a idear ciudades, como la que levanta en Masdar (Abu Dhabi), libres de coches y que miran hacia el futuro conociendo el valor de las urbes compactas del pasado.
Tal vez por eso, por haber logrado estudiar en una familia en la que nadie lo hab¨ªa hecho antes o quiz¨¢ por conseguir hacerlo en un pa¨ªs en el que la educaci¨®n superior estaba reservaba a unos pocos privilegiados, Norman Foster luc¨ªa esta ma?ana en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid su birrete con flecos, su muceta de color bronce y hasta sus pu?etas de encaje con ilusi¨®n. Y agarraba con fuerza toda la parafernalia de guantes, anillo, sello y libro con la que la academia reconoce m¨¦ritos, deposita confianza e imprime responsabilidad en sus estudiosos m¨¢s notables. As¨ª, con su limpia calva coronada por el birrete, Foster escuch¨® al coro interpretar el Veni, Creator Spiritus: Cuando le toc¨® hablar, decidi¨® viajar hasta China.
Hoy ni siquiera nos suenan los nombres de las que ser¨¢n las ciudades m¨¢s importantes del futuro
Norman Foster
¡°Si en 2007 m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial pas¨® a vivir en ciudades, eso fue posible porque en China se urbaniz¨® en 22 a?os lo que en Europa cost¨® 120 y lo que en Estados Unidos tard¨® 80¡±. El arquitecto hablaba de las ciudades contempor¨¢neas e insist¨ªa en que hoy ni siquiera nos suenan los nombres de las que ser¨¢n las ciudades m¨¢s importantes del futuro.
Norman Foster ha sido un profesional de mayor acci¨®n que investigaci¨®n. Tal vez por eso, para desmitificar la imagen que tenemos de lo chino y de China ¨Cdonde ¨¦l ha realizado un aeropuerto en terreno ganado al mar (Hong Kong) y otro, el mayor del mundo, en el plazo de cinco a?os (Pek¨ªn)- recurri¨® a las cifras. Asegur¨® que, en 2009, el gigante asi¨¢tico se convirti¨® en el mayor consumidor de coches, en el mayor consumidor de acero (empleando dos veces el utilizado por EE UU, Europa y Jap¨®n juntos), en 2010, y, finalmente, en el mayor fabricante del mundo el a?o pasado. Asegur¨® que China no era sin¨®nimo de baratija sino de inversi¨®n. ?l mismo conoc¨ªa esa realidad de primera mano: solo all¨ª pudo realizar la gigantesca maqueta de la ciudad que hoy construye en Masdar. Puso m¨¢s ejemplos: ¡°El aeropuerto que levant¨¦ en Pek¨ªn hubiera costado 20 a?os levantarlo en Europa. Esos plazos son una inversi¨®n de futuro. Y no tienen nada que ver con la democracia¡±, apostill¨®.
China representa los grandes retos, los que le interesan a Foster. Por eso record¨® que entre los h¨¦roes del pasado est¨¢n quienes supieron ver m¨¢s all¨¢ de las urgencias, como Joseph Bazalgette, que dise?¨® las cloacas de la capital para curar una epidemia de c¨®lera pero lo hizo con el doble del tama?o necesario en previsi¨®n de futuro.
As¨ª, el arquitecto concluy¨® reconociendo que la universidad era s¨ªmbolo de prosperidad urbana y valores c¨ªvicos. Pero asegurando tambi¨¦n que a la obligaci¨®n de transmitir el conocimiento deb¨ªa a?adirse la ¡°responsabilidad moral de transmitir la energ¨ªa¡± a las nuevas ciudades del mundo.
Puede que a Norman Foster le guste ser recordado como uno de esos h¨¦roes del XIX que se preocuparon por lo que no se ve¨ªa pero resultaba crucial para la vida de las ciudades. A ¨¦l, sin embargo, se le ha visto bastante. Con oficinas en 20 pa¨ªses, un centenar de proyectos por todo el mundo, con dise?os para rascacielos, mesas o autobuses, con una biograf¨ªa autorizada firmada por uno de los cr¨ªticos m¨¢s respetados del Reino Unido y con una pel¨ªcula sobre su vida estrenada en los cines comerciales, Lord Foster of Thames Bank debe de ser el doctor m¨¢s famoso de la UPM. Aunque abogue por un mundo sostenible y justo, su propia empresa como imparable arquitecto global se antoja hoy como una irrepetible haza?a del siglo XX. El XXI dir¨¢ adem¨¢s c¨®mo se cuadra en China el c¨ªrculo del comunismo y el capitalismo, la justicia y la sostenibilidad.
Babelia
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