Sexo, drogas y sociolog¨ªa

En Placeres desconocidos, texto que ejerce de pr¨®logo y que llega firmado por Pablo Schanton, se nombra a Baudrillard, Barthes, Derrida y, claro, Lacan (la traducci¨®n y edici¨®n, como habr¨¢n supuesto por la presencia del psicoanalista franc¨¦s, es argentina). En una de las piezas seleccionadas aparece Delmore Schwartz. En otra, Lautr¨¦mont y Artaud. En la entrevista con el autor que cierra la edici¨®n aparecen Nietzsche, Bataille o Kristeva.

Manejar con precauci¨®n. Se recomienda el consumo moderado. No lo intenten en casa. Cualquiera de estas frases podr¨ªan haber servido para presentar la primera colecci¨®n de art¨ªculos del periodista musical ingl¨¦s Simon Reynolds publicada en espa?ol y que, de alguna manera, ejerce como puente ante la pr¨®xima edici¨®n, tambi¨¦n por parte de Caja Negra, de Retromania, el m¨¢s reciente libro de este ex de Melody Maker o Wire y tal vez el principal responsable de que el a?o pasado fuera aqu¨¦l en que por primera vez nos paramos a recapitular sobre nuestra obsesi¨®n con el pasado y lo insalubre de la misma.

El artefacto contiene 14 piezas escritas por Reynolds desde finales de los ochenta hasta 2009, adem¨¢s de la ya nombrada entrevista que el mismo Schanton conduce con el autor. En estos escritos, el ingl¨¦s trata algunos de los temas recurrentes en lo configuraci¨®n de su perfil como uno de los m¨¢s agudos y menos previsibles analistas musicales de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Nos habla de Public Enemy e insiste en que el disco que vale la pena es el otro, de post rock -y nos obliga a olvidarnos de Tortoise y a recordar a Seefel-, de posfeminismo, de ruido como ente revolucionario, de Yoko Ono como portadora del Santo Grial del art rock, de la muerte del underground como concepto subversivo ¨Csi alguna vez fue algo m¨¢s que una forma de capitalismo alternativo, claro-, e incluso se atreve con un ensayo sobre la falta de innovaci¨®n en la m¨²sica de la pasada d¨¦cada en el que podemos ver un trailer de lo que m¨¢s tarde ser¨ªa Retromania. Pero sobre todo nos habla de marxismo, de situacionismo, de modernismo, de literatura, de teor¨ªa de g¨¦nero... En fin, de la m¨²sica como algo que va mucho m¨¢s all¨¢ de un sonido. No se trata de ver qui¨¦n la tiene m¨¢s larga (sabe m¨¢s), sino de ver qui¨¦n mea en la direcci¨®n correcta (entiende mejor).

Lo que hace especial a Reynolds es su total y absoluta negaci¨®n a recorrer el camino m¨¢s trillado y binario del periodismo musical. Solo en algunos momentos de Amor o confusi¨®n y Cosmic rock, sus dos piezas alrededor de la psicodelia, cae el autor en el an¨¢lisis cl¨¢sico de la canci¨®n rock, convirtiendo ambos textos en casi tan sopor¨ªferos como los temas que trata. En Los poderes del ruido, la otra pieza que rompe con el soberbio tono general, nos presenta a un joven Reynolds enamorado de su propia pluma, cr¨ªptico, ultrareferencial y tan irritante como entra?able.

Escrito en 1987, este texto es el testimonio que contiene el libro de la era dorada del periodismo musical, cuando el manifiesto, la arenga y el eslogan llenaban por ¨²ltima vez las p¨¢ginas de unos semanarios brit¨¢nicos que jam¨¢s volver¨ªan a verse con tantos lectores y tanta influencia sobre la industria. Hoy nos hemos instalado en el c¨®modo terreno de la necrol¨®gica, la hagiograf¨ªa nost¨¢lgica, el perfil wikipediesco y el abuelo y sus batallas (¡®y el Madrid, ?qu¨¦? ?campe¨®n de Europa?¡¯). Como reclama Reynolds en la entrevista que cierra este volumen, "la esencia de la cr¨ªtica de rock es hacer de la m¨²sica algo m¨¢s que m¨²sica".