Leopoldo N¨®voa, el artista mat¨¦rico que conquist¨® Par¨ªs
Nacido en Galicia, vivi¨® sus ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas en Francia
Leopoldo N¨®voa nos acaba de dejar en Par¨ªs a sus 92 a?os, tras una vida plena de experiencias creativas, tanto como pintor, escultor y muralista como intelectual. Hijo de un diplom¨¢tico uruguayo y una gallega, naci¨® en Salcedo, Pontevedra, pero vivi¨® una di¨¢spora de muchos a?os en Montevideo, Buenos Aires y Par¨ªs, donde habitaba desde hac¨ªa cuatro d¨¦cadas, trabajando las primaveras y veranos en su taller-vivienda de Armenteira, una aldea de Pontevedra. En todos esos lugares consigui¨® atraer a muchos admiradores de su obra y grandes amigos al ser, adem¨¢s de un gran y original artista, una persona atractiva, culta y de interesante conversaci¨®n.
En sus a?os de Montevideo, fund¨® la revista de cultura Apex, con Carlos Maggi y otros artistas e intelectuales uruguayos. En ella participaron Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa, Juan Carlos Onetti, Juana Ibarborou, Julio Mar¨ªa Sanguinetti y Martha Canessa, trabando asimismo una estrecha amistad con Jorge Oteiza, que lleg¨® a prologarle su exposici¨®n en el Centro de Artes y Letras. En Buenos Aires, donde vivi¨® entre 1948 y 1957, fue muy amigo de Lucio Fontana que tuvo mucha influencia en su obra, as¨ª como de otros gallegos exiliados como Rafael Dieste y Luis Seoane.
Lleg¨® a Par¨ªs en 1965 de la mano de Michel Tapi¨¦, quien qued¨® impresionado con su gigantesco Muro del Cerro, en Montevideo. All¨ª impresion¨® a Julio Cort¨¢zar, que escribi¨® un relato sobre su obra y al pintor asturiano exiliado Orlando Pelayo, amigo de Andr¨¦ Camus desde su etapa en Or¨¢n. N¨®voa fund¨® con varios pintores importantes uruguayos y argentinos el Espacio Latinoamericano. En 1974 hace su primera exposici¨®n en la galer¨ªa Edouard Loeb, que ser¨ªa su galerista durante muchos a?os.
Incorpor¨® la ceniza a su obra tras el incendio de su buhardilla
En 1979, su buhardilla-taller en la Rue du Faubourg Saint Antoine sufri¨® un incendio que la destruye totalmente, perdiendo, adem¨¢s de toda su obra, su ya importante colecci¨®n de cuadros de otros artistas amigos. Sin embargo, observando su taller calcinado, le vino la gran idea de a?adir las cenizas negras y grises y los pedazos de carb¨®n a la gran variedad de materias que compon¨ªan sus cuadros, como los pigmentos blancos, ocres, negros y rojos con los que formaba peque?as colinas, cr¨¢teres y agujeros que parec¨ªan paisajes volc¨¢nicos. M¨¢s tarde, utiliz¨® cordeles y cuerdas (mecates), as¨ª como clavos y objetos varios que encajaban perfectamente con aquellos paisajes mat¨¦ricos lunares.
El Gobierno franc¨¦s le cedi¨® una vivienda-taller en Nogent- sur-Marne donde sigui¨® trabajado sin descanso a medias con su obradoiro de Armenteira. All¨ª recib¨ªa a muchos escritores, pintores, escultores y amigos a los que preparaba un maravilloso asado uruguayo al estilo gaucho, con sobremesas largas en las que ¨¦l fumaba habanos. Su obra est¨¢ en muchos museos europeos y latinoamericanos, as¨ª como en colecciones privadas. Adem¨¢s de su gigantesco Mural del Cerro, destaca su monumental mural del parque de Santa Margarita en A Coru?a, as¨ª como su escultura de granito de m¨¢s de 10 toneladas en San Domingo de Bonaval en Santiago.
Mich¨¦le y yo le conocimos por casualidad en Johanesburgo (Sud¨¢frica) en 1974, en una exposici¨®n de living arts en la que cada pintor ten¨ªa un peque?o estudio en el que trabajaba mientras eran observados por los visitantes. Nos hicimos amigos de inmediato y de hecho se qued¨® m¨¢s de un mes a vivir all¨ª, donde tanto su obra como su persona tuvieron un gran ¨¦xito. Desde entonces, hemos mantenido una larga y estrecha amistad con Susana y con ¨¦l, vi¨¦ndonos peri¨®dicamente en Par¨ªs, Madrid y Armenteira. Leopoldo, te echaremos mucho de menos.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.