La voz de la Primavera ?rabe
La cantautora tunecina Emel Mathlouthi se convirti¨® en inspiraci¨®n de la revoluci¨®n de los Jazmines
La m¨²sica y las revoluciones han ido siempre de la mano. Es un complemento, una herramienta y muchas veces una banda sonora que recuerda a un tiempo y el cambio social que lo marc¨®. La m¨²sica de la cantautora tunecina Emel Mathlouthi se convirti¨® sin ella quererlo en el hilo musical que inspir¨® la Revoluci¨®n de los Jazmines, y ahora vive en Francia donde se est¨¢ forjando una carrera musical imparable.
¡°Yo no sal¨ª a la calle para cantar, solo estaba en las protestas de T¨²nez para estar con mis compatriotas, exigir la libertad contra el r¨¦gimen injusto y tirano de Ben Ali. Mi amiga me cogi¨® de la mano y me pidi¨® que cantase Kelmti Horra (Mi palabra es libre), una canci¨®n que se conoc¨ªa en algunos sectores underground de mi ciudad¡±. Pronto se convirti¨® en el himno inspirador de la revoluci¨®n de su pa¨ªs. ¡°Todav¨ªa no soy conocida en muchos pa¨ªses ¨¢rabes, no hago actuaciones en Egipto ni en Libia, donde los artistas como yo no somos reconocidos, pero me gustar¨ªa luchar contra eso, dar la cara por la nueva generaci¨®n de gente que como yo no tenemos el espacio que merecemos. Creo que la gente necesita un nuevo discurso¡±.
Mathlouthi tiene 30 a?os, y desde muy joven encontr¨® en la m¨²sica una forma de libertad para expresarse: ¡°Cuando era peque?a en mi pa¨ªs las mujeres no ten¨ªamos espacio para crear, lo que me supon¨ªa un gran peso. La m¨²sica se convirti¨® en el aire de mis pulmones y en el discurso de mi voz¡±. Sus canciones han experimentado un importante giro desde que las escribi¨® entre 2005 y 2009. Las influencias musicales van desde el flamenco hasta el folk y el rock, pasando por la m¨²sica celta, el fado, o los ritmos latinos. ¡°Me despierta mucha curiosidad la m¨²sica de todo el mundo, creo que lleg¨® un momento en que todas se mezclaron en mi cabeza y derrepente apareci¨® mi propio estilo. Despu¨¦s estuve dos a?os pensando en c¨®mo dar a mis canciones un aire nuevo. Pienso en la m¨²sica como en una pel¨ªcula e intento darle ese color, ese ambiente que las haga universales¡±.
M¨¢s all¨¢ de las influencias culturales, la cantautora cree que en realidad su m¨²sica se inspira en sus emociones, mucha poes¨ªa y tambi¨¦n melancol¨ªa. ¡°La gente me dice que mi canci¨®n es muy importante en una ¨¦poca como esta¡±. Tanto es as¨ª que ella misma no era consciente de la trascendencia de su m¨²sica hasta que sufri¨® en sus carnes la censura. Su cuenta de Facebook contaba con m¨¢s de 30.000 fans, all¨ª colgaba sus v¨ªdeos y criticaba la situaci¨®n pol¨ªtica del r¨¦gimen de Ben Ali. En Internet encontr¨® su espacio libre, desde donde pod¨ªa hablar con los j¨®venes de su pa¨ªs, comunicarse con ellos y mostrar su arte. Las autoridades tunecinas la cerraron la p¨¢gina de un d¨ªa para otro: ¡°Por un lado fue un shock para m¨ª, y sin embargo me estimul¨® porque me di cuenta de la magnitud que ten¨ªa lo que hac¨ªa¡±.
?Pero qui¨¦n es Emel Mathlouthi, una cantante comprometida con la pol¨ªtica o una activista pol¨ªtica que canta? ¡°Hace tiempo estaba muy comprometida, entonces la m¨²sica se convirti¨® en la mejor manera de actuar: muestra el poder de manera m¨¢s eficaz, las letras de las canciones son eternas. Yo me considero una cantante, porque cuando la m¨²sica cuenta una historia, cuando tiene una causa, nunca muere¡±. La tunecina desprende ansia de libertad, asegura que siempre ha entendido la m¨²sica como un puente hacia la democracia: ¡°Cuando la melod¨ªa est¨¢ bien hecha y es lo suficientemente fuerte el mensaje puede llegar muy lejos traspasando las barreras de la censura y del lenguaje. Puede llegar a ser muy poderosa y llegarte al coraz¨®n e incluso tocar la fibra sensible aunque no entiendas la letra¡±.
Mathlouthi habla cinco idiomas, desde ni?a aprendi¨® a querer saber m¨¢s, siempre dese¨® salirse de una sociedad que le asfixiaba. ¡°En T¨²nez tienes que ser como las dem¨¢s ni?as, no mostrar tus emociones, no gritar, no expresarte. Este sentimiento de frustraci¨®n me acompa?¨® en mi infancia, hasta que fui al instituto y a la universidad, donde me di cuenta de que no hay problema si quieres gritar¡±. A pesar de su personalidad libre, no lo tuvo f¨¢cil en su casa. ¡°Mi madre no quer¨ªa que fuera una artista, ella es muy tradicional y cre¨ªa que, como mujer, ten¨ªa que estudiar, casarme y tener hijos, y si eleg¨ªa otra direcci¨®n iba a ser duro. No quer¨ªa que fuera diferente. Adem¨¢s yo era una buena estudiante y a ella le hubiera gustado que fuese ingeniero, doctora¡ Pero estudi¨¦ dise?o gr¨¢fico y no era o que esperaba para m¨ª. Mi padre en cambio es un tipo muy abierto. Fue ¨¦l quien me ense?¨® a ser yo misma y mostrar mis diferencias¡±.
Se muestra confiada en que algo est¨¢ pasando en la sociedad musulmana, especialmente en las mujeres: "En T¨²nez las chicas se empiezan a casar m¨¢s tarde; las mujeres se preocupan ahora por sus carreras; tienen la ambici¨®n de hacer algo por la sociedad". Pero Emel Mathlouthi cree que todav¨ªa no es suficiente, que esto no ha terminado aqu¨ª. "A las mujeres y a mi pa¨ªs todav¨ªa nos queda mucho camino por recorrer".
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