Haneke y Vinterberg concursan con dos duros y sobresalientes dramas
Ma?ana de contundente cine europeo de autor con ¡®Amor y ¡®The hunt¡¯ en Cannes
Ma?ana de retornos en Cannes. Primero, Amor, de Michael Haneke, austroalem¨¢n con tres galardones a sus espaldas en este festival (incluida la Palma de Oro por La cinta blanca). Segundo, The hunt, de Thomas Vinterberg, dan¨¦s que con su segunda pel¨ªcula, Celebraci¨®n, se llev¨® el Premio del Jurado en 1998. Vinterberg, cocreador del movimiento Dogma, junto a Lars von Trier¡ Y ya sabemos c¨®mo acab¨® el a?o pasado la aventura de Von Trier en Cannes. Von Trier copreside la productora Zentropa, empresa que tambi¨¦n arropa el cine de Vinterberg, as¨ª que la todopoderosa firma danesa ha vuelto este a?o al concurso sin que el jaleo de la pasada edici¨®n parezca haber afectado a nadie: ni a la organizaci¨®n ni a los daneses. Morbo para cin¨¦filos.
Michael Haneke ha hecho su pel¨ªcula m¨¢s sutil y tierna ¨Chasta donde puede llegar Haneke en ternura, claro- con Amor, el drama de un anciano matrimonio que de repente ve como a ella se le escapa la salud y la enfermedad le devora. La pel¨ªcula casi no sale del apartamento ¨Cparisiense, refinado, de acorde a los gustos de una pareja dedicada toda su vida a la m¨²sica-, un lugar que Haneke transforma en un escenario opresivo, y que permite centrarse en el lucimiento de los dos protagonistas. Y qu¨¦ dos. Por un lado, Jean-Louis Trintignant, leyenda vida del cine franc¨¦s, 81 a?os, y que no hab¨ªa hecho un papel largo en la gran pantalla desde Los que me quieren coger¨¢n el tren en 1998. ¡°Dije que dejaba el cine para centrarme en el teatro, que me encanta, pero Haneke vino con este texto, con un extraordinario papel, una oportunidad excepcional¡ que visto ahora, no volver¨¦ a hacer¡±, bromeaba esta ma?ana. ¡°El teatro tiene la ventaja de que no te ves. Tras 100 pel¨ªculas, esta es la primera vez que he quedado contento, y s¨¦ que va a sonar pretencioso, pero es as¨ª¡±. Del otro lado, Emmanuelle Riva, otra leyenda, 85 a?os mejor llevados que Trintignant. Nunca ha dejado de trabajar -el a?o pasado estren¨® Le Skylab, de Julie Delpy- y est¨¢ en el cine desde que en 1959 protagoniz¨® Hiroshima, mon amour. En medio, Isabelle Huppert como la hija (en la rueda de prensa record¨® que hab¨ªa hecho una Medea con Riva en el festival de Avi?¨®n, y en la pantalla encarnado a la esposa de Trintignant en una pel¨ªcula). Huppert, que repite con Haneke, le defini¨® como ¡°un director exigente, pero que a la vez receptivo¡±. ¡°Es gratificante trabajar con ¨¦l y me gusta verme en sus pel¨ªculas¡±. Trintignant record¨® los dos d¨ªas que necesitaron para rodar una secuencia en la que su personaje caza con una manta una paloma que se les cuela en casa. ¡°Fue muy dif¨ªcil por torpeza m¨ªa, y porque Michael quer¨ªa dirigir a la paloma [risas]. Usamos dos porque la primera se rindi¨®¡±, dijo antes de agradecer que el rodaje se hiciera en orden cronol¨®gico, ¡°y eso ayud¨® a la interpretaci¨®n¡±.
El director o¨ªa estos comentarios con la sonrisa pegada a la cara, mientras cada uno de los tres actores le defin¨ªa de formas m¨¢s o menos cari?osas. Riva cont¨® una extra?a sensaci¨®n que vivi¨® con Haneke. ¡°Tuve la impresi¨®n de que me espiaba a mis espaldas, que miraba c¨®mo me mov¨ªa. Y eso acabo alterando mi forma de caminar. He de decir que estaba ansiosa por encarnar el personaje. Me identifico con Anna, aunque al principio me parec¨ªa muy muy lejana. Haneke me ha guiado en el viaje hacia ella. En anteriores pel¨ªculas, la forma de trabajar era como a mordiscos, porque entras y sales del rodaje. Aqu¨ª no, aqu¨ª he podido construir un todo¡±. Finalmente, Huppert aclar¨® una duda: ?sufren los actores durante el rodaje de un filme de Haneke? ¡°?Nooo. Sufren los espectadores, no los actores!¡±.
Thomas Vinterberg tambi¨¦n retorna a Cannes. Su The hunt es el sabio reflejo de c¨®mo la vida de un profesor de guarder¨ªa se desmorona cuando la hija peque?a de su mejor amigo le acusa de abusos sexuales. Desarrollada tambi¨¦n en un espacio muy acotado, en esta ocasi¨®n un peque?o pueblo, en el que todo el mundo se conocen y son amigos hasta que los rumores arrasan con las amistades, The hunt es, seg¨²n Vinterberg, el resultado de una ¡°larga investigaci¨®n sobre un mont¨®n de casos¡±. ¡°Y me parece importante recalcar que en estos casos las v¨ªctimas son siempre los ni?os¡±. ?Incluso cuando mienten? ¡°La ni?a miente, pero es por una reacci¨®n a otro hecho. Me parece una convenci¨®n decir eso de que los ni?os siempre dicen la verdad. No es as¨ª, la gente miente a cualquier edad, aunque en los cr¨ªos tan peque?os sea por consecuencia de otra cosa¡±. Tambi¨¦n apunt¨®, obvio, que ¡°la pel¨ªcula habla sobre el final de la inocencia¡±. Una inocencia que cada d¨ªa se encuentra en menos sitios. ¡°Yo crec¨ª en una comuna hippie, vi mucha gente desnuda y aun as¨ª crec¨ª puro. Ahora todo ha cambiado¡±. A su lado, todo el reparto asent¨ªa, incluido el protagonista, Mads Mikkelsen, soberbio int¨¦rprete que en The hunt est¨¢ de premio. Mikkelsen dio m¨¢s explicaciones: ¡°El amor es muy poderoso. F¨ªjate aqu¨ª c¨®mo influye, como mueve a todo el mundo, que estalla defendiendo cada uno a sus seres queridos¡±. Vinterberg interrumpi¨®: ¡°Puedo defender a todos mis personajes y sus movimientos. No he traicionado a ninguno de ellos¡±. Y ah¨ª encontr¨® el apoyo de Susse Wold, gran dama de la actuaci¨®n danesa, que en The hunt encarna a la directora de la guarder¨ªa: ¡°Lo tr¨¢gico es que todos creen hacer lo correcto. Donde hay humo hay fuego, dice el refr¨¢n [en espa?ol el equivalente es Cuando el r¨ªo suena, agua lleva]. Y no. Aqu¨ª hay mucho humo y ning¨²n fuego. De alguna forma, son todos inocentes¡±.
Del resto de su carrera, el director record¨® por qu¨¦ dej¨® el movimiento Dogma. ¡°Film¨¦ Celebraci¨®n, y cuando volv¨ª a buscar fruta en aquel ¨¢rbol ya no hab¨ªa, y cambi¨¦ de direcci¨®n¡±. No hubo tiempo para m¨¢s, salvo para un mensaje de Vinterberg en pro del certamen que, si sirve como declaraci¨®n de alguien que trabaja para Zentropa, parec¨ªa la pipa verbal de la paz: ¡°Este festival es el ¨²nico que protege el coraz¨®n del cine, incluso a las pel¨ªculas m¨¢s peque?as, y no por eso pierde ning¨²n glamur¡±.
Babelia
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