Little Spain florece en Manhattan
La comunidad espa?ola de Nueva York rescata el papel hist¨®rico de los emigrantes espa?oles en la Gran Manzana
Cuando el escritor cubano Reinaldo Arenas conoci¨® Manhattan en 1980, sinti¨® que estaba en una especie de Habana en todo su esplendor, con fabulosos teatros, restaurantes de todo tipo e inmensos mercadillos populares. La influencia del Nueva York hispano no ha parado de crecer, hasta engullir culturalmente al anglosaj¨®n. El investigador de la Columbia University, Claudio Iv¨¢n Remeseira lo corrobora en su obra Hispanic New York, cuya portada emula un mapa bromista pero significativo: al norte de la ciudad, Rep¨²blica Dominicana; al sur, M¨¦xico y Puerto Rico; al este, Ecuador y Colombia; al Oeste Cuba; y en pleno coraz¨®n de Manhatan, casi comprimida por el resto, Espa?a. La colonia espa?ola ha sobrevivido a los a?os a pesar de su peque?o tama?o y mantiene su identidad.
En realidad, el barrio espa?ol, conocido como Little Spain, abarca poco m¨¢s de una calle, la 14, entre la avenida s¨¦ptima y la octava, colindante con los reputados barrios de Chelsea y West Village. Una bandera espa?ola, junto a otra estadounidense coronan la fachada rojiza del Centro Espa?ol de Manhattan, un colectivo sin ¨¢nimo de lucro, cuyo restaurante, La Nacional, es el centro neur¨¢lgico del barrio y el punto de encuentro de todos los peninsulares que residen en la gran manzana. Desde el Centro Espa?ol de la 14 y, paralelamente, desde la Spanish Benevolent Society of New York, sociedad filantr¨®pica fundada en 2008 para recuperar la memoria hist¨®rica, los espa?oles est¨¢n tomando conciencia como colectivo y reivindicando la historia de sus predecesores en la ciudad.
Su objetivo es difundir el esp¨ªritu de fraternidad y solidaridad entre los residentes espa?oles de Estados Unidos. ¡°A trav¨¦s de la Spanish Benevolent Society of New York hemos impulsado el Premio Internacional Spanish-American (valorado en 58.785 euros), otorgado a artistas e intelectuales que contribuyan al conocimiento y divulgaci¨®n de la historia de los espa?oles en Nueva York. Este a?o ha sido galardonado con el premio el escritor Artur Balder (Alicante, 1974), por su documental Little Spain, que a¨²n no se ha estrenado. La investigadora brit¨¢nica Kirsty Hooper, ha recibido la menci¨®n por sus estudios sobre emigraci¨®n espa?ola y literatura galaica¡±, comenta en conversaci¨®n telef¨®nica el secretario de la sociedad, Dan Castaneda.
La inmigraci¨®n espa?ola a Manhattan comenz¨® a mediados del XIX, tom¨® impulso con la p¨¦rdida de Cuba en 1898 y en el siglo XX registr¨® otro influjo a ra¨ªz de la Guerra Civil y la posguerra. "En mi documental, contar¨¦ la historia, muy poco conocida, de los primeros conquistadores espa?oles de Manhattan", explica Balder. Como afirma, pocos saben que existi¨® un Little Spain, como el Little Italy retratado por el cine de gangsters, barrio del que hoy solo quedan las decenas de restaurantes italianos. Con el primer flujo de espa?oles llegaron muchos marinos mercantes a los muelles de Chelsea, controlados por irlandeses e italianos, que les dieron trabajo y con los que se integraron en perfecta armon¨ªa. Tras la Guerra Civil, otra oleada lleg¨® a la ciudad viciada de dilemas ideol¨®gicos: a los republicanos no les gustaba que los franquistas exhibieran abiertamente su ideolog¨ªa, y viceversa. En los a?os cincuenta y sesenta, la calle 14 de Manhattan ya estaba llena de negocios textiles, librer¨ªas, y restaurantes espa?oles, como El Coru?a, La Bilba¨ªna o Caf¨¦ Madrid .
Balder tard¨® un a?o y medio en recopilar el material fotogr¨¢fico y los testimonios y rastre¨® 18 archivos, muchos de ellos privados. Desde los a?os setenta la comunidad espa?ola sufri¨® varias reyertas internas. El impacto de las drogas fue nefasto y tuvo como consecuencia espectaculares redadas y tiroteos. Balder descubri¨® una serie de fotos que reflejan el estado en que qued¨® el restaurante El Coru?a (ubicado en 249 West 14th Street) en 1982, tras el tiroteo producido entre el FBI y los mafiosos espa?oles que guardaban un importante alijo de droga. Aquella d¨¦cada marc¨® el principio de la decadencia de Little Spain. ¡°Era como en El Padrino, pero con espa?oles como protagonistas¡±, afirma en conversaci¨®n telef¨®nica Dan Castaneda.
En los noventa, la identidad del barrio casi se desintegra. El aumento del precio de los inmuebles oblig¨® a muchos espa?oles a trasladarse a otras zonas m¨¢s baratas como Queens y el Bronx. En 2006 el m¨ªtico edificio de la 14, situado en el 239 oeste, se iba a vender y la poca uni¨®n que quedaba parec¨ªa condenada a la disoluci¨®n. Pero gracias al apoyo de abogados y gestores como Robert Sanfiz la extinci¨®n de la antigua sociedad no signific¨® el fin de la comunidad espa?ola. ¡°Su gesti¨®n salv¨® al edificio de la venta especulativa y reactiv¨® la existencia de Little Spain, a trav¨¦s del nuevo Centro Espa?ol, el Club Social y la nueva Spanish Benevolent Society of New York¡±, cuenta Castaneda. El edificio se recuper¨® como centro de inter¨¦s hist¨®rico y encuentro social, mientras que la sociedad comenz¨® a reclutar a intelectuales y artistas interesados en reivindicar la historia del barrio. ¡°Hoy la nueva sociedad ronda los 500 miembros y sigue creciendo¡±, cuenta Castaneda.
Robert de Niro viv¨ªa al lado de la calle 14 y guarda muy buen recuerdo de su convivencia con los espa?oles. Dan Castaneda
El director alicantino qued¨® fascinado con la historia del barrio y, gracias a la ayuda de Sanfiz, comenz¨® a vivir en el edificio de la 14, con el objetivo de recopilar materiales y realizar un documental. Cont¨® con la ayuda de productores y fil¨¢ntropos, como el valenciano Julio Mayordomo (actual director del Centro Espa?ol), que respaldaron el proyecto. ¡°Entre todos fuimos capaces de adquirir las fotos m¨¢s importantes del antiguo barrio y producir Little Spain: un siglo de historia¡±, comenta agradecido Balder, ¡°me di cuenta de que el verdadero esp¨ªritu del centro era la confraternidad de los emigrantes establecidos a los que nuevos que llegaban¡±.
Actualmente, el cineasta afirma que est¨¢ terminando Cuentos de la calle 14, la segunda parte de Little Spain, donde narra las d¨¦cadas de los sesenta, setenta y ochenta, una ¨¦poca marcada por las luchas entre las sociedades rivales. ¡°Robert de Niro viv¨ªa al lado, en el 219 oeste de la calle 14 y guarda muy buen recuerdo de su convivencia con los espa?oles. Nos prest¨® varias fotos de su infancia en las que sale el barrio¡±, comenta Dan Castaneda, secretario de la Spanish Benevolent Society. La sociedad tiene entre sus planes cerrar la trilog¨ªa con un tercer documental, pero de momento no disponen de fondos.
A partir de la crisis y a pesar de lo dif¨ªcil que es obtener el visado en Estados Unidos, muchos m¨¢s espa?oles est¨¢n llegando a Nueva York en busca de nuevas oportunidades laborales. La comunidad espa?ola crece y se alimenta de los reci¨¦n llegados. Mientras la nueva Little Spain resurge de las cenizas, el barrio lucha por recordar a las viejas generaciones y ayudar a las nuevas. ¡°Me encantar¨ªa que se rodase una pel¨ªcula como El Padrino, que contara esta historia¡±, comenta Castaneda.
Argumento y talento no faltan. La pregunta que ronda su cabeza es: ?Qui¨¦nes ser¨ªan los nuevos Coppola y De Niro que diesen vida a la saga espa?ola de Nueva York?
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