Aprendizaje de supervivencia
La coreana Ounie Lecomte ¡ªque hab¨ªa sido puntual actriz a las ¨®rdenes de Olivier Assayas en sus a?os de aprendizaje en tierra francesa¡ª abre su ¨®pera prima a vista de ni?a, mostrando la jornada que pasa la protagonista en compa?¨ªa de un padre al que nunca vemos como figura completa. Un padre ausente que cerrar¨¢ ese pr¨®logo con un acto de traici¨®n tan inapelable como incomprensible a los ojos de la ni?a: tras comprar ropa y una tarta, el padre y su hija cenan juntos, recorren las calles de Se¨²l montados en una bicicleta y pasan la noche en la misma habitaci¨®n. Al d¨ªa siguiente, el padre acompa?a a su hija a las puertas de un orfanato cat¨®lico y se despide de ella. Es una despedida definitiva, un abandono sin vuelta atr¨¢s.
Co-producida ¡ªy tambi¨¦n algo co-escrita¡ª por Lee Changdong, el brillante y arriesgado director que se hizo cargo del ministerio de Cultura de su pa¨ªs en una etapa ciertamente benigna para la cinematograf¨ªa coreana, Una vida nueva se nutre de las experiencias personales de infancia de la Lecomte y, quiz¨¢, ah¨ª resida parte de la explicaci¨®n de la convincente ilusi¨®n de verdad, absolutamente limpia de poses e imposturas, que transmite esta valiosa miniatura. Pero no hay que olvidar las otras razones que sustentan los notables logros de una pel¨ªcula empe?ada en no subrayar ninguna de sus bondades: un preciso control del estilo que mantiene, en todo momento, la l¨®gica de la mirada que establece el relato desde el comienzo y que, en algunos tramos, logra, sin forzar el tono, que el espectador descifre l¨ªneas narrativas que la protagonista s¨®lo intuye.
Levantada sobre el gesto ensimismado y los silencios de Kim Sae-ron, actriz infantil sin atisbo de tics interpretativos, Una vida nueva pauta su narrativa a trav¨¦s de la repetici¨®n y el ritual: las ceremonias de despedida de las ni?as adoptadas marcan los sucesivos estadios de este poderoso y conmovedor aprendizaje en la supervivencia.
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