La oficina, por los suelos
La intersecci¨®n entre la vivienda y el lugar de trabajo se revela un atractivo nicho de mercado
En el tama?o de las ventanas y los respaldos de las sillas pod¨ªa leerse el organigrama de muchas empresas. Con los tacones que llevaba en el despacho y las deportivas con las que caminaba hacia el metro al final del d¨ªa, vistiendo el mismo traje de chaqueta azul, Melanie Griffith resum¨ªa el estricto protocolo de las oficinas norteamericanas en la pel¨ªcula de 1988 Armas de mujer. Algo ha cambiado en 24 a?os. La decoraci¨®n que hace visible la jerarqu¨ªa laboral en los despachos sigue estando m¨¢s marcada en Norteam¨¦rica que en Europa. Sin embargo, la intersecci¨®n entre la vida laboral y la dom¨¦stica es cada vez m¨¢s amplia. Por eso ese territorio fronterizo se ha convertido en el nuevo nicho de mercado para los fabricantes especializados.
As¨ª, la mayor productora del mundo de muebles de oficina, la norteamericana Steelcase, ha desembarcado en Europa para indagar en ese espacio indefinido entre las viviendas y los despachos con sillas, butacas y mesas fabricadas en Europa ¡ªsu presidente, Frank Merlotti, insiste en ese dato¡ª.
No lo tiene f¨¢cil. Aqu¨ª hace a?os que arquitectos, publicistas y empresarios se quitaron la corbata para ir a trabajar. Algo parecido sucedi¨® despu¨¦s con sus despachos: desaparecieron los tabiques y comenz¨® la escenificaci¨®n del trabajo en equipo (o la vigilancia colectiva, seg¨²n se mire). Dise?adores como Ronan y Erwan Bouroullec idearon sistemas para compartir la mesa de reuniones sin perder privacidad o sof¨¢s de respaldo alto para poder concentrarse sin aislarse. El desenfado estaba servido. Llegaba la oficina amiga, pero los precios no eran amistosos: el club de la decoraci¨®n casual parec¨ªa solo para ricos.
Los fabricantes hablan de la paulatina domesticaci¨®n de la oficina cuando, en realidad, hemos asistido a la progresiva oficinizaci¨®n de nuestras casas. Los tel¨¦fonos m¨®viles con dispositivo para correo electr¨®nico y las tabletas han aumentado la conexi¨®n con el mundo laboral ¡ªy la consecuente desconexi¨®n dom¨¦stica¡ª. Por eso, para decir algo nuevo en el ¨¢mbito escurridizo de la oficina sin fronteras es necesario ofrecer consuelo, comodidad y esa asignatura pendiente: el precio asequible. ¡°Ha llegado el momento de trabajar tirado por el suelo¡±, sentencia Patricia Urquiola. Su butaca Hosu, un h¨ªbrido entre sill¨®n y lounge chair desplegable en el que se puede recargar un m¨®vil es el producto estrella de Coalesse, la nueva marca de Steelcase. Con bolsillo para revistas y sin patas, la arquitecta ide¨® tambi¨¦n su tapicer¨ªa mullida y colorista. Un atril que se dobla para guardar bajo el sof¨¢ de Stephan Copeland o las mesas-estanter¨ªa de Emilia Borgthorsdottir forman parte de la misma colecci¨®n que busca redefinir los l¨ªmites evanescentes entre vida y trabajo.
Hemos asistido a la progresiva 'oficinizaci¨®n' de nuestras casas
¡°La vida y el trabajo se est¨¢n fusionando¡±, opina Frank Merlotti. Al contrario de lo que sucedi¨® en el mundo de la moda ¡ªdonde el sportswear lleg¨® de Norteam¨¦rica¡ª, Europa lidera el casual en el mundo laboral. La informalidad arraiga en las oficinas, que quieren parecerse a las casas, mientras, parad¨®jicamente, las viviendas se acercan a los despachos, colonizadas por el trabajo.
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