¡°No habr¨¢ una guerra civil mientras haya algo interesante en televisi¨®n¡±
Duomo publica ¡®Las cataratas¡¯, selecci¨®n de los vanguardistas ensayos de Eliot Weinberger La habitual distinci¨®n entre progresistas y conservadores ya no puede aplicarse a Estados Unidos
No todo el mundo puede decir que es creador de un g¨¦nero literario. Eliot Weinberger (Nueva York, 1949), s¨ª. Lo suyo es una especie de ensayo escrito bajo el influjo de la poes¨ªa, muchas veces rozando el aforismo, de una erudici¨®n espeluznante de la que el lector no se da apenas cuenta por lo liviano de las frases y el halo fant¨¢stico, la aventura, el dato m¨¢s inveros¨ªmil y extra?o que lo envuelve, aunque todo es siempre comprobable.
¡°Trato de escribir mis ensayos como poemas, buscando una sucesi¨®n de im¨¢genes y escuchando la m¨²sica de la frase¡±, dice, casi con un punto de timidez quien ha traducido a Paz, Huidobro o Bei Dao. Pero la metodolog¨ªa a¨²n es m¨¢s extra?a. ¡°Mis investigaciones son como una cacer¨ªa: sigo el rastro de la pieza sin que sepa nunca por qu¨¦ senderos me conducir¨¢. El tema a menudo se desarrolla a partir de una pregunta m¨ªnima. Por ejemplo: cuando Wiliam Blake escribi¨® ¡°Tyger, tyger, burning bright¡±, ?hab¨ªa visto un tigre de verdad?¡±.
Estados Unidos y Europa hoy
Weinberger rechaza hablar de pol¨ªtica, pero a las puertas de las elecciones presidenciales en su pa¨ªs, el martes 6 de noviembre, es inevitable y m¨¢s cuando es un reconocido analista en ese campo, muy cr¨ªtico con el proceso de derechizaci¨®n que vive unos EEUU del que escritores como Paul Auster hablan ya de un peligro real de confrontaci¨®n entre progresistas y conservadores. "Mi viejo amigo Paul exagera un poco: nunca estallar¨¢ una guerra civil mientras haya algo interesante que ver por televisi¨®n", bromea quiz¨¢ para suavizar la gravedad de su discurso de fondo. "La habitual distinci¨®n entre progresistas y conservadores ya no puede aplicarse a Estados Unidos. Los dem¨®cratas se han convertido en los aut¨¦nticos conservadores, pues intentan mantener el statuo quo en lo fundamental; en cambio, los ide¨®logos radicales se han apoderado de los republicanos, que quieren desmantelar la ya lastimosa asistencia social que tenemos para eliminar toda funci¨®n del gobierno salvo la militar. S¨ª, el antiguo prototipo de republicano, el de George Bush padre, ha desaparecido casi por completo". ?Ganar¨¢ Obama? "F¨¢cilmente, entre otras razones porque Rommey es el candidato presidencial m¨¢s inepto que se recuerde. Y esa derrota obligar¨¢ a los republicanos a reinventarse: se han convertido en el partido de los ancianos blancos, y el tiempo y la demograf¨ªa no los favorecen".
El autor de Rastros k¨¢rmicos y Algo elemental pas¨® por Barcelona coincidiendo con la manifestaci¨®n proindependentista del 11 de septiembre. ?l parece el ¨²nico europeo que queda. "Mi visi¨®n ut¨®pica es la de una Uni¨®n Europea con una moneda ¨²nica y un banco central fuerte, un solo ej¨¦rcito y gobernada por representantes electos. En el seno de esa Uni¨®n, las naciones tendr¨ªan autonom¨ªa sobre sus asuntos internos. Me parece que, en ese tipo de federaci¨®n, una Catalu?a independiente ser¨ªa posible¡ No s¨¦. Cuando se cre¨® la UE cre¨ª que se convertir¨ªa en una fuerza diplom¨¢tica que sustituir¨ªa a los EEUU mediante la exportaci¨®n de una democracia de estilo europeo al Tercer Mundo, la intermediaci¨®n de conflictos¡ En cambio, se ha convertido en una burocracia paralizada, muy parecida a las Naciones Unidas".
De una cuesti¨®n as¨ª nace una larga historia sobre los tigres y su iconograf¨ªa que va saltando por la naturaleza, la literatura y el arte fruto del ¡°azar objetivo¡±, que dir¨ªa Andr¨¦ Breton, t¨¦cnica ¡°que no uso al escribir pero s¨ª cuando investigo¡±, aclara. El resultado es uno de los m¨¢s bellos de los 11 ensayos escogidos por el compilador y traductor Aurelio Major de entre los que aqu¨¦l escribi¨® entre 1984 y 2011 y que ahora conforman Las cataratas (Duomo), un buena pista para seguir, a su vez, el rastro de este particular cazador.
Si el rastreador es raro, tambi¨¦n lo es la presa. Junto a los rugidos reales o literarios de un tigre est¨¢ una reflexi¨®n sobre los recuerdos y el poder de los objetos de recordarnos que arranca en un taxi al que antes de llegar a destino ya se han subido Apollinarie, Proust, Eliot, Borges¡ O una reflexi¨®n de lo m¨¢s erudita sobre el racismo que va desde los hijos de No¨¦ a las matanzas de Ruanda; o una teor¨ªa sobre el vorticismo, con Ezra Pound como punto de arranque para las conexiones m¨¢s insospechadas¡
¡°Nunca hay ficci¨®n en mis ensayos; nunca invento nada, no tengo por qu¨¦ hacerlo porque la realidad ya es tan extra?a¡; por eso no entiendo a los novelistas, teniendo como tienen esta realidad¡¡±, bromea. Pero es un verdadero enigma c¨®mo puede acordarse de todo y enlazar un libro con un segundo y un tercero y un cuarto o con un cuadro o con una teor¨ªa cient¨ªfica¡ ¡°Soy muy perezoso. No tomo notas ni llevo un diario, entre otras cosas porque ni entiendo mi propia letra. Tampoco uso bibliotecas para investigar: utilizo s¨®lo los libros que tengo en casa, que son muchos, la verdad¡±, admite. ?Ordenados? ¡°S¨ª, en eso s¨ª soy riguroso: me sirven de herramienta mnemot¨¦cnica, algo as¨ª como de disco duro externo. Cuando necesito recordar d¨®nde le¨ª algo por lo general me basta echarle un vistazo a los lomos¡±.
Mis investigaciones son como una cacer¨ªa: sigo el rastro de la pieza sin que sepa nunca por qu¨¦ senderos me conducir¨¢. El tema a menudo se desarrolla a partir de una pregunta m¨ªnima.
Weinberger, que cambi¨® la universidad por el graduado que supuestamente otorga la decena de lecturas que Ezra Pound propuso en su d¨ªa sobre lo que hace falta saber para ser poeta, est¨¢ en una posici¨®n sin parang¨®n en las letras mundiales, fruto de esa extra?a combinaci¨®n de poes¨ªa y ensayo que le lleva a cazar animales raros, quiz¨¢ centauros. ?Un vanguardista en un ensayo muy poco evolucionado como g¨¦nero? ¡°Es cierto que el ensayo, a diferencia de la narrativa o la poes¨ªa, nunca ha tenido una vanguardia. La prueba de su naturaleza est¨¢tica es que, como ensayista, casi siempre me preguntan mi relaci¨®n con Montaigne. Si fuera poeta, nadie me preguntar¨ªa sobre mi relaci¨®n con Shakespeare. El ensayo es todav¨ªa un territorio inexplorado en su mayor parte. Yo he seguido algunos cauces r¨ªo arriba, pero m¨¢s all¨¢ hay una selva inmensa¡±.
Las referencias exploradoras no son casualidad. Weinberger es hombre muy viajado (¡°mi para¨ªso no es una biblioteca; no soy muy biblioc¨¦ntrico; paso mucho tiempo viajando y cuando estoy de viaje nunca leo un libro¡±) y eso explica la infinidad de referencias a las culturas asi¨¢ticas, ¨¢rabes, de Ocean¨ªa, que pueblan sus textos. Algo muy poco yankee. ¡°No soy estadounidense sino un patriota neoyorquino; la mayor parte de la mitad de los habitantes de Nueva York, yo entre ellos, son hijos de inmigrantes. El residente de esa urbe es un ciudadano del mundo. Nuestra ¨²nica cultura es la multiculturalidad, por eso entiendo que nuestro fant¨¢stico es el realismo de otros; me interesa el realismo de diversos puntos del planeta¡±. Tambi¨¦n hay razones lejanas, de la infancia: ¡°De peque?o me obsesionaban los pa¨ªses extranjeros y las civilizaciones antiguas; entonces las naciones africanas estaban alcanzando la independencia y me parec¨ªa de los m¨¢s emocionante; quiz¨¢ yo tambi¨¦n quer¨ªa independizarme¡¡±, subraya el hijo de un padre que le¨ªa el peri¨®dico de cabo a rabo pero nunca cog¨ªa un libro y de una madre muy lectora ¡°de esas novelas que ganan premios¡±, ironiza un Weinberger siempre dispuesto al humor.
Weinberger es un ensayista cr¨ªtico norteamericano de manual: sus libros se venden m¨¢s en el extranjero que en su pa¨ªs. ¡°Sin duda porque mi prosa es mucho mejor en traducci¨®n¡±, vuelve a ironizar para sacar hierro. Internet le ayuda a medias. ¡°S¨®lo mis ensayos pol¨ªticos circulan ampliamente en la red. Es justo lo contrario de la edici¨®n literaria, en la que el manuscrito se publica al cabo de un par de a?os y de vez en cuando te vas encontrando con alguien que te ha le¨ªdo. En Internet, una hora despu¨¦s de haber sido redactado el texto ya est¨¢ disponible ya los cinco minutos se disparan los tweets, incluso un domingo por la tarde, puesto que ya nadie tiene vida propia. Es pasmoso¡±.
La habitual distinci¨®n entre progresistas y conservadores ya no puede aplicarse a Estados Unidos. Los dem¨®cratas se han convertido en los aut¨¦nticos conservadores, pues intentan mantener el statuo quo en lo fundamental; en cambio, los ide¨®logos radicales se han apoderado de los republicanos,
Tiene mucho respeto a Internet, a pesar de que equipara sus textos a los cientos de miles de una banalidad lacerante. ¡°Es cierto que el 95% de Internet es basura, pero tambi¨¦n es basura el 95% de todo lo dem¨¢s. Lo que abruma es cu¨¢ntas maravillas se pueden leer, mirar y o¨ªr en la red. Ha sido un milagro para el Tercer Mundo y muy saludable desde lo pol¨ªtico porque la informaci¨®n ya no est¨¢ bajo la reserva de gobiernos o corporaciones monol¨ªticas; hay millones de periodistas no profesionales destapando esc¨¢ndalos que exigen a los pol¨ªticos que rindan cuentas por la palabra empe?ada. Hay mucha m¨¢s vivacidad en la red que todo lo que est¨¢ ¨Co haya estado nunca¡ªen The New Yorker¡±. No, Weinberger no caza centauros: ¨¦l es el centauro.
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