Otra forma distinta de desorden
A veces los hechos tardan en llegar pero se producen en el momento m¨¢s oportuno para todos aquellos que lo esperan. As¨ª, el Premio Cervantes a Caballero Bonald, tan dilatado en su concesi¨®n, parece que aguardaba el instante preciso para que una sociedad en plena crisis de valores sociales, pol¨ªticos y econ¨®micos reconociera el ejemplo de un escritor que con su vida y obra ha representado la insumisi¨®n civil y literaria a los poderes que tratan de imponer un ¨²nico patr¨®n de estilo y pensamiento sin otra alternativa que aquella que conduce a la marginaci¨®n.
Desde sus primeros pasos po¨¦ticos, Caballero Bonald se ha manifestado como un doble heterodoxo, en cuanto su oposici¨®n a las ideas cerriles impuestas por la dictadura franquista como a las corrientes est¨¦ticas sugeridas por la oposici¨®n organizada. De hecho, su figura y producci¨®n literaria siempre se ha situado en un plano transversal de la iconograf¨ªa grupal de su generaci¨®n, aunque su actitud civil siempre estuvo en consonancia con la reivindicaci¨®n de independencia y libertad generada por su propia escritura, coincidente en la marcha de sus compa?eros de viaje, pero divergente con la uniformidad del coro. Por eso, me atrever¨ªa a apuntar que el escritor premiado es tambi¨¦n un disidente, en la medida que no aguanta el gregarismo ni las conveniencias, ni siquiera el molde natural que conforma su peculiar manera de abordar el lenguaje: es decir, discrepante continuo de su estilo inherente. De alguna forma es el Cervantes que nos toca cuando no sabemos ni siquiera por donde tirar o, mejor dicho, no nos dejan tomar un camino distinto al se?alizado por la ignorancia o los intereses. Caballero Bonald es un infractor nato, como lo constat¨® en su Manual de infractores, dando un golpe de ira sobre la mesa, pero tambi¨¦n alertando con su sonido a las conciencias dormidas. Sin embargo toda esa rebeli¨®n huye del discurso f¨¢cil y lineal, de la an¨¦cdota descriptiva y la amonestaci¨®n moral, yendo al encuentro de una escritura lo suficientemente abierta y fragmentada como para expresar la complejidad del hombre contempor¨¢neo que en su tiempo presente observa c¨®mo se derrumba su futuro inmediato y no le basta ya el lenguaje de ayer o la convecci¨®n de la sintaxis para representar su incertidumbre. No es extra?o pues que en este mismo a?o nuestro autor publicara Entreguerras, uno de los libros de poemas m¨¢s arriesgados y valientes que se han escrito en las ¨²ltimas d¨¦cadas, donde la autobiograf¨ªa, la experiencia vivida, la memoria, la invenci¨®n y el contacto de lo ancestral con lo a¨²n no vivido con sustancia un modo resistente de estar en el mundo muy parecido a su persona.
Es curioso que a Caballero Bonald le incomode hablar de literatura cuando est¨¢ rodeado de gente, y yo creo que en verdad lo que no le gusta es hablar de s¨ª mismo, porque no he encontrado un caso m¨¢s inseparable entre texto y experiencia, aunque ante la resonancia casi sacral de sus escritos y la sencillez de su conversaci¨®n parezca lo contrario. Y es que el poeta sabe extraer las palabras m¨¢s coloquiales, administrativas, lugare?as, gremiales y tabernarias de su contexto habitual para otorgarle una categor¨ªa diferente en su nuevo fluir (palastro, valetudinario, ep¨ªtomes, acopios¡), y en un ejercicio de antropolog¨ªa ling¨¹¨ªstica construir un mundo paralelo, un espejo donde la realidad y el propio poeta se reflejan en sus respectivas soledades. La escritura es, pues, el sentido de una existencia y el motor de la rebeld¨ªa que da cuerpo a ese existir. La fidelidad que el poeta mantiene con su palabra se traduce en un continuado ejercicio de compromiso ¨¦tico y libertad creativa, bien lejos de populismos y demagogias rentables a corto plazo, pues aunque siempre ha manifestado que no podr¨ªa escribir si no se siente en la inminente necesidad de defenderse de algo con lo que est¨¢ en radical desacuerdo, la ¨²nica forma activa de entrar en ese debate es utilizando una lengua disconforme en s¨ª misma, renovadora e in¨¦dita, capaz de mostrar la disensi¨®n humana desde todos los prismas posibles. ¡°Mientras m¨¢s se ahonde en los insospechados registros de la realidad, m¨¢s se ahondar¨¢ en la eficacia art¨ªstica y social de la literatura¡±, escribi¨® nuestro autor hace muchos a?os.
Ahora ese ahondamiento se ha convertido en un reclamo moral que nos invita a todos a cincelar la chata realidad que, como un muro indestructible, se levanta ante nuestros ojos y nos impide mirar cuanto hay detr¨¢s de ¨¦l. M¨¢s como rezan unos versos de Entreguerras, ¡°un escritor conjura desaloja los cong¨¦nitos miedos que lo hostigan / y un d¨ªa de improviso decide sin otro sustent¨¢culo que la perplejidad / una aproximaci¨®n vehemente a las premisas m¨¢s residuales de la evocaci¨®n / una forma distinta de desorden frente al temor final al extrav¨ªo¡¡±. Seguro que este premio nos subraya, como lo hicieran Caballero y Cervantes, otra forma distinta de desorden.
Jos¨¦ Ram¨®n Ripoll es poeta y director de Revista Atl¨¢ntica de Poes¨ªa.
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