Lois Bewley, polifac¨¦tica gran dama del ballet
Tambi¨¦n hizo carrera como escen¨®grafa y dise?adora
Poseedora de una car¨¢cter histri¨®nico, Lois Bewley (Louisville, EE UU, 1934) sustitu¨ªa las limitaciones t¨¦cnicas con una acusada personalidad en la escena. Su pelo oscuro y su agilidad la distingu¨ªan en el elenco y la reputada cr¨ªtica Anna Kisselgoff de The New York Times escribi¨® de ella: ¡°Sobre todo, Bewley podr¨ªa considerarse como uno de los mejores comediantes del ballet¡±.
Bewley, fallecida el 21 de noviembre, ocup¨® el centro de su larga y prol¨ªfica carrera como bailarina en el New York City Ballet bajo las ¨®rdenes de George Balanchine. Su actividad profesional se expandi¨® despu¨¦s hacia la creaci¨®n coreogr¨¢fica, el dise?o de escenograf¨ªas y vestuarios as¨ª como a la direcci¨®n esc¨¦nica de ¨®pera y los musicales.
Comenz¨® sus estudios de ballet con Lilias Courtney en su ciudad natal y todav¨ªa adolescente march¨® a Nueva York, donde estudi¨® con Muriel Stuart en la Scholl of American Ballet y se hizo disc¨ªpula del ruso Igor Schwezoff, que al poco tiempo la coloc¨® en las filas del Ballet Russe de Monte Carlo en su etapa norteamericana a mediados de los a?os cincuenta. Posteriormente se integr¨® en el American Ballet Theater para hacer su primera gira europea, donde visitaron Londres, Par¨ªs, N¨¢poles y Barcelona, entre otras ciudades. Poco despu¨¦s, el core¨®grafo Jerome Robbins la recluta para su ef¨ªmera compa?¨ªa, creada para el Festival de Spoleto USA de 1958; all¨ª Bewley baila en piezas como la novedosa Moves (sin m¨²sica) y New York Export: Opus Jazz (con m¨²sica de Robert Prince) hasta 1959, alternando con actuaciones junto al New York City Ballet. En una breve etapa intermedia, apareci¨® en los escenarios de Broadway en un musical basado en Orgullo y prejuicio.
En 1961 funda junto a otros tres artistas de ballet el Chamber Dance Quartet, al que se mantiene ligada durante casi 10 a?os; all¨ª crea Pi R Square sobre m¨²sica de Edgard Var¨¨se, que tuvo un notorio alcance en el p¨²blico de vanguardia y la cr¨ªtica de la ¨¦poca.
Una de las primeras obras del Chamber Dance Quartet fue una ¨¢cida parodia sobre el estilo de Balanchine que fue filmado y que todo el mundo quer¨ªa ver. El propio Balanchine hizo comentarios al respecto de esta caricatura estilizada de su manera de componer ballets y Allen Hughes escribi¨® en The Times: ¡°La pieza pasa por una sucesi¨®n ininterrumpida de trenzados, escalamientos, deslizados y gateo que apenas pod¨ªa creerse incluso cuando se ve en directo¡±. Sobre su capacidad teatral, una antigua compa?era de los Ballets Russes, Laila Robins sintetiz¨® que Lois ¡°tenia la capacidad de crear personajes c¨®micos sin tener que re¨ªrse de la bailarina¡±.
En 1972 Lois Bewley hizo su debut como directora de ¨®pera en una producci¨®n de la St. Paul Opera con Maskarade, del compositor dan¨¦s Carl Nielsen . Bewley bail¨® y se ocup¨® tambi¨¦n de la coreograf¨ªa y del dise?o del vestuario, y ese ¨¦xito le dio la posibilidad de dise?ar ese mismo a?o el vestuario para una memorable producci¨®n del Joffrey Ballet del ballet El bello Danubio de Leonidas Massine.
Su cat¨¢logo coreogr¨¢fico contiene, entre otros trabajos Visions Fugitives, unas escenas breves con m¨²sica de Prokofiev, y el m¨¢s serio Hijos de las tinieblas, ballet basado en Cumbres borrascosas, con dise?os propios creado en el Ballet de Pennsylvania en 1973. La escenograf¨ªa ideada por Bewley se basaba en telones fotogr¨¢ficos de los p¨¢ramos de Yorkshire a partir de im¨¢genes propias proyectadas, lo que era entonces toda una novedad; tambi¨¦n se reserv¨® para s¨ª misma el papel protagonista de Catherine.
Rese?a Bruce Weber en el diario The New York Times que a mediados de los a?os setenta del siglo pasado, Lois Bewley se empe?¨® en hacer un concierto de danza en solitario: ¡°El regreso de Lois Bewley¡±, con el que actu¨® en la sala de la calle 92 de Manhattan, donde usaba m¨²sicas variadas, desde el barroco como Arcangelo Corelli hasta compositores norteamericanos contempor¨¢neos como Frederick Jacobi y Leon Kirchner. Cuando le preguntaron en una entrevista posterior si el atrevimiento de aquel formato inusual pudiera ser un gesto de arrogancia o si ten¨ªa el peligro de acabar con la paciencia del p¨²blico, ella respondi¨®: ¡°Honestamente puedo decir que nunca he sido acusada de ser una artista aburrida¡±.
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