John Lennon: una biograf¨ªa en cartas
La correspondencia del fundador de los Beatles reconstruye las memorias que no tuvo tiempo de escribir Hunter Davies, amigo del m¨²sico, ha escogido las 250 misivas
Como Mozart, John Lennon era bastante p¨ªcaro, adem¨¢s de escatol¨®gico. Y, por supuesto, al igual que el ni?o prodigio de Salzburgo, un genio¡
As¨ª se deduce de sus cartas. Si algo hac¨ªa compulsivamente John Lennon era escribir. Desde ni?o tom¨® ese h¨¢bito en gran medida impuesto por su t¨ªa Mimi, que en realidad fue su madre y su padre. Lo educ¨®, y quiso convertir a John en un chico serio y en un caballerete agradecido.
Gracias a que mantuvo la costumbre, hoy podemos conocer grandes rasgos de su car¨¢cter y detalles de su atribulada biograf¨ªa ¡ªdesde las gracias que le daba a sus t¨ªas por los regalos de Navidad a las m¨¢s que agresivas pullas que dirigi¨® a Paul y Linda McCartney tras la separaci¨®n de The Beatles¡ª por medio de las ep¨ªstolas, postales y notas que envi¨® a sus ¨ªntimos. Su amigo el escritor Hunter Davies las ha reunido por primera vez en Las cartas de John Lennon (Libros C¨²pula).
Davies pas¨® muchas horas al lado de John Lennon. Gozaba de su confianza y fue autor de una biograf¨ªa autorizada de The Beatles. Hace poco tiempo, en previsi¨®n del 50? aniversario del grupo en 2012, convenci¨® a Yoko Ono de que hab¨ªa llegado el momento de retratar a su marido por medio de sus cartas. Lo ha hecho en 250 misivas. Recorren desde la infancia en Liverpool hasta los d¨ªas previos a su asesinato en Nueva York y arrojan un fiel retrato del personaje que Davies conoci¨®. ¡°Un genio, loco, amable, guarro, tremendo, lleno de talento, eterno buscador, infeliz, feliz, incansable buscador¡¡±, afirma el escritor.
Su soledad, su tristeza, su rabia, su inocencia, su romanticismo, su infantilismo, sus inmadureces, sus rencores, sus amores, sus ligues, sus sue?os, su verdad, su escaso apego por el dinero, su enorme generosidad, sus miserias, su ego¡ Todo eso se deduce de las cartas.
Lennon descarado y Lennon desafiante. Lennon miedoso hasta en su etapa de pleno ¨¦xito y Lennon enormemente autocr¨ªtico. Lennon impaciente y Lennon sereno. Lennon ap¨®stol y Lennon con los pies en la tierra al tiempo que toca el cielo. Lennon idealista y Lennon realista. Lennon harto, traumatizado, paranoico con las cr¨ªticas y, finalmente, Lennon en paz consigo mismo.
En estas cartas se revela el empe?o en arreglar sus cosas con un padre que vio desaparecer en la infancia, marino errante, fracasado, al que luego su hijo no tuvo inconveniente en mantener junto a su novia de 19 a?os tras el reencuentro. Pero, eso s¨ª, sin que se enterara su t¨ªa Mimi, que lo detestaba. ¡°S¨¦ que va a ser un poco inc¨®modo la primera vez que nos veamos y puede que durante unas cuantas veces, pero creo que todav¨ªa hay esperanza para nosotros¡¡±, escribe John el 1 de septiembre de 1967. ¡°No lo divulgues. No quiero que Mimi se vuelva loca. A la prensa quiero decir¡±.
Despu¨¦s llegar¨ªa la reconciliaci¨®n en toda regla. Pese a que la idea no le hac¨ªa la menor gracia tampoco a Dot Jarlett, su ama de llaves, tuvo que ver c¨®mo el viejo Alfred, que entonces trabajaba en la cocina de un hotel, se instalaba un mes despu¨¦s en el ¨¢tico de su casa con su novia, Pauline.
El concepto paternidad en John Lennon siempre fue un arma de doble filo. La historia se volvi¨® a repetir con su hijo Julian, quien al aparecer Yoko Ono se sinti¨® abandonado: ¡°Fue lo mismo, las relaciones nunca volvieron a mejorar. John lo rechaz¨®, lo lament¨® con el tiempo, pero nunca hizo nada para arreglarlo, sobre todo despu¨¦s de que naciera Sean \[su segundo hijo, junto a Yoko\]¡±, comenta Davies.
Yoko Ono fue la causa de varias rupturas y de nuevas uniones. Aquella enigm¨¢tica mujer que llegaba del lejano oriente pero hab¨ªa estudiado en EE UU, artista underground, casi 10 a?os mayor que ¨¦l, ni?a pija y criada en una casa donde lleg¨® a haber 30 sirvientes, le rob¨® el coraz¨®n y la cabeza a la manera de una Gala. Que la criticaran, que la despreciaran, como sinti¨® que hicieron los McCartney, le sulfuraba.
A Linda y Paul, por ejemplo, hacia 1971, les dice: ¡°Espero que te des cuenta de toda la mierda que t¨² y el resto de mis amables y desinteresados amigos hab¨¦is lanzado contra Yoko y contra m¨ª desde que estamos juntos. Puede que a veces hay¨¢is sido un poco m¨¢s sutiles o deber¨ªa decir ¡®clase media¡¯, pero no muchas¡±.
La carta es conocida por los expertos como La bronca de John y surge a ra¨ªz de las pullas que McCartney le lanza en su ¨¢lbum Ram. Para muchos supone la ruptura total y, en ella, Lennon trata de bajar los humos a su compa?ero sobre el legado y las haza?as del grupo: ¡°No me averg¨¹enzo de los Beatles (fui yo quien lo empez¨®), excepto de la mierda que aceptamos para hacernos tan grandes. (¡) ?De verdad crees que la mayor parte del arte actual ha surgido debido a los Beatles? No creo que est¨¦s tan loco, Paul. Por supuesto que cambiamos el mundo, pero trata de llegar hasta el fondo¡±.
A Linda no le muestra el m¨¢s m¨ªnimo afecto cuando recuerda c¨®mo le sugiri¨® que guardara silencio respecto al rumor de su separaci¨®n: ¡°Con tu mezquina y peque?a mente perversa, se?ora McCartney, tuviste el cuajo de pedirme que guardara silencio. Por supuesto, el aspecto del dinero es importante (para todos nosotros) sobre todo despu¨¦s de toda la mierda que vino de tu loca familia pol¨ªtica¡±.
Y el dinero fue importante, desde luego. Esa y otras cartas se subastan hoy por decenas de miles de euros en el mercado. La de la famosa bronca sali¨® por primera vez en Christie¡¯s en 2001 y 10 a?os despu¨¦s volvi¨® a aparecer en California. En cuanto a la amistad, el tiempo lo cura todo. Ahora, seg¨²n el propio Davies y seg¨²n la misma Yoko Ono confesaba en una entrevista a El Pa¨ªs Semanal, la viuda de Lennon y McCartney se llevan mucho mejor, aunque no sean ¨ªntimos. ¡°Me hart¨¦ de ser la bruja¡±, dec¨ªa ella.
Babelia
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